FALL IN MY GAME

9. ¿Dónde está el anillo?

POV LAURA

No sabía cuándo fue la última vez que me había relajado o que me había sentido paz sin tener que pensar en la manera de estafar a alguien.

Creo que había sido mucho tiempo. Y lo más extraño era el hecho de haberme relajado con alguien, un hombre al que le pensaba quitar todo.

Por un instante-mientras estábamos bajo el árbol-pensé que estaba mal seguir con ese absurdo juego. Que mejor debería marcharme. Pero había algo que no me dejaba hacerlo.

¿Qué era? Mi cerebro no me lo revelaba.

El trayecto de vuelta al hotel fue silencioso, creo que hasta se podía escuchar el zumbido del viento; la cara de Ross se volvió seria y cautelosa. Quizá fue por la pregunta que hice, sin embargo, su respuesta me dejó sin palabras.

Pensaba que el rompecabezas ya estaba completo, pero me di cuenta de que solamente había encontrado dos piezas. Una leve sensación de inquietud se apoderó de mis pensamientos. ¿Por qué me importaba que lo hubieran herido en el pasado?

Dejé que el chorro de agua se llevara todo de aquel día; me sequé y me puse unos shorts y blusa de seda.

Cuando salí del baño, Ross aún no se encontraba. Habían pasado unas horas desde que se había marchado de la habitación. Creo que había sido demasiado tiempo, o al menos los arrugados dedos de mis manos me delataban que tardé en la ducha.

Sentí la tentación de llamarle pero no sabría qué decir.

Ya en la cama y con la manta cubriéndome las piernas, cogí el celular. Su número estaba ahí, frente a mis ojos.

Lo ignoré y pulsé el número de mi mejor amiga.

Apenas eran las diez de la noche así que ella estaría viendo algún episodio de TWD.

Contestó al tercer tono. Algo raro en ella.

- ¿Hola?-su voz fue un murmuro bajo.

- ¿Acaso los zombis tomaron tu celular?-me burlé.

Raini rió.

-Deja a los zombis en paz. Y no estoy viendo TWD, tendré que ver la repetición.

Iba a preguntarle porqué-ella nunca se perdía ningún episodio nuevo-pero escuché una voz diferente a la de Raini. Una voz masculina. Y creo que estaba...besándola.

- ¡Jesús! No me digas que acabas tener relaciones con alguien.

Sentí las mejillas arder. Este seguro sería uno de los momentos más vergonzosos que nunca le contaríamos a nuestros hijos y nietos-eso si yo encontraba a alguien que pudiese amar claro-. Ella rió bajito.

-Lo dices como si fuera algo sucio-me reí-. No pensé que llamarías...Calum es Laura-murmuró.

Me imaginé a Calum poniéndose rojo, casi como un tomate humano.

-Esto sin duda no saldrá de nuestro baúl de recuerdos-dije.

-Estoy de acuerdo con ello-respondió ella-. En fin, ¿qué sucede?

Lo había olvidado, pero de pronto me sentí tímida al contarle lo que me estaba pasando.

-Yo solo...quería saber cómo está todo por allá-mentí-. Te llamo después ¿de acuerdo?

No tuvo oportunidad de responderme, ya había cortado la llamada.

Miré por última vez la hora en mi móvil.

Suspirando dejé el aparato sobre la mesita de noche; me acurruqué entre las sábanas y me rendí al sueño.