3. "Si yo fuera tu...tendría cuidado"

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POV Laura

Ya llevaba casi cuatro horas trabajando en la empresa Lynch. Aguardaba el momento en que Lynch saliera de la empresa para comenzar con la primera fase del plan que es obtener la información adicional que no se encuentra en internet simplemente, por suerte me había asegurado que su oficina no había cámaras de seguridad.

Mientras el Sr. Lynch se encontraba en su oficina con un ejecutivo me centré en la computadora frente a mí, abrí un programa y comencé mi primera ronda de rastreo de información. Sabía de antemano que no encontraría mucho en un ordenador de secretaria pero lo intentaría.

Alguien carraspeó e inmediatamente cerré la página abierta y volvió al formulario del Sr. Lynch.

La rubia de ayer estaba frente a mí. Hoy vestía un vestido azul marino y tacones negros, su cabello estaba recogido en una coleta muy elegante. Me preguntaba si pasó de maniquí a ser humano. Forcé una sonrisa amable.

-Dile a Ross que estoy aquí-dijo la rubia.

Uno…dos…tres…Conté mentalmente…cuatro…cinco…

-¿Y usted…es?

-Allison Parker-respondió ella.

¿Creía que me podía intimidar con esa fachada? Ja.

-El Sr. Lynch está ocupado en este momento-le dije manteniendo la postura-. No tiene tiempo de atender citar inesperadas.

La chica frunció los labios. Creo que tendría unos veinticuatro.

-Escucha secretaria de quinta, le informas a Ross que estoy aquí.

Tuve que contener las ganas de golpearla porque si lo hacía, todo se vendría abajo.

-No, escúcheme usted a mí-dije con firmeza-. El Sr. Lynch no tiene tiempo que perder en niñas mimadas-continué.

La rubia quiso protestar pero la puerta de la oficina de Ross se abrió. El ejecutivo salió primero y posteriormente Ross.

POV Ross

Me despedí de Erik, uno de los tantos ejecutivos asociados con mi padre. Unas voces femeninas atrajeron mi atención.

Allison se encontraba “hablando” con la Srta. Marano.

No podía negarlo, era gracioso, pero tuve que detenerlas.

Carraspeé hasta que ambas me prestaron atención. Mi mirada viajó a la Srta. Marano y podría jurar que vi un pequeño rubor extenderse en sus mejillas.

-¡Ross!-exclamó Allison y tuve que mirarla.

-¿Allison? ¿Qué haces por aquí?-pregunté pero en el fondo sabía el motivo.

-Vine a buscarte ¿no es obvio?-dijo-. Pero ésta-señaló a la Srta. Marano-, no me lo permite.

-Y tenía razón cuando dije “niña mimada”-intervino Laura.

De nuevo discutieron. Pellizqué la punta de mi nariz para evitar reírme. Respiré hondo y dije:

-Basta las dos. Allison sabes que para cualquier cosa puedes llamarme al celular-miré a Laura-y usted debería atender bien a mis visitas.

-Soy su asistente no su secretaria-contestó con firmeza.

La chica tenía valentía. Quería contestarle pero eso me quitaría tiempo de hablar con Allison y poner las cosas claras.

-Tiene toda la razón.

Ella se sorprendió, creo que no lo esperaba.

-Puede instalarse de una vez en mi oficina.

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