C.24

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Pequeña Isabella:

Hoy por la tarde conociste a tu madre, ella te tuvo por primera vez en sus manos, te veías tan pero tan pequeña entre sus brazos, claro que tu si que eres la mas pequeña de todos los bebes que habían allí, sabes. Pero ninguno tan hermoso como mi pequeña Isabella.

No olvidare nunca aquel momento, se repite como película vieja en mi mente cada cinco segundos, no creo que esta noche pueda dormir, pero no por pesadillas si no por el recuerdo mas hermosa de mi vida estará allí repitiéndose una y otra vez.

Los ojos de tu madre eran dos grandes esferas iluminadas y humedecidas por lagrimas de felicidad, así se veía cuando te vio por primera vez. Tu abriste eso pequeños ojos azules como ¿el mar o el cielo? No sabría decirte como, por que para mi son mucho mas hermosos que aquellas dos cosas es algo incomparable con cualquier cosa del planeta tierra.

-¡Tiene tus ojos!-dijo en un suspiro Amanda, y luego las lagrimas cayeron de sus ojos.

La enfermera se acerco a nosotros -Puedes agarrarla, si quieres

-¿Enserio?-pregunto con una hermosa sonrisa.
- Claro que si.-dijo la enfermera tomando a Isabella con cuidado para pasársela.

Sus lágrimas recorrían sus mejillas y su sprisa iluminaba toda la habitación, me acerque a ella, para verte pequeña isabella, tan hermosa y pequeñita.

-Tiene tus ojos...-volvio a repetir amanda, miro mis ojos.
-Podra tener mis ojos pero la belleza es tuya. -dije depositando un dulce beso en sus labios. -Hola Isabella-dije agarando tu pequeña mano. La cual apretó mi pulgar fuertemente.
No sabes lo que logre sentir con ese apreton, supe que debería de estar siempre a tu lado y nunca soltarte, acompañarte en los momentos más oscuros, y no dejar de quererte ni un segundo.

-Mi hermosa prinsesita que tengas dulces sueños-dije besando tu frente.

Tu madre no podía parar de llorar de la felicidad que tenia, pues era bastante....

Te dejamos allí, pero no queríamos. Queríamos que estés con nosotros.
A tu madre le dieron el alta, pero a ti todavía te faltaba. Ya quería que pronto saliesas para que veas lo hermoso que deje tu habitación.
Entramos a nuestra casa y rocco entro del patio hecho un loco. Amanda me miro con una mirada amenazadora.

-Te dije que te desistieras del perro-me dijobnientras yo me agache para acariciarlo.

-Pues no ves que es tan hermoso , no podría dejárselo a cualquiera.

-Y ahora tenemos dos cosas que cuidar...

Small Bump [Niall Horan] (Book III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora