25. No eres Nay

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Ufff Estoy agotada. Prácticamente he escrito todo este capítulo hoy a las tantas de la noche XD Ahora mismo son la una de la mañana, pero bueno... al menos mañana no madrugo. Este capítulo me gusto la verdad, no digo que sea mi preferido... pero tiene su cosilla XD Espero que os guste ^^

—Dan tranquilízate. Pronto llegaremos —Aparté la vista de la ventanilla del coche de mi amigo y me volví para observarle conducir con ese aura de tranquilidad que siempre le acompañaba. Después haber arrastrado a Martín fuera del bar sin apenas tiempo para disculparnos y despedirnos del resto de amigos ambos nos habíamos montado en su coche y con las indicaciones poco claras que Sara me había balbuceado por el teléfono iniciamos la marcha hacia el bar donde se suponía que estaban.

 Durante el camino había acabado por confesarle a mi amigo todo lo que había pasado realmente en verano. El rubio había permanecido en silencio escuchando atento mientras le contaba una historia de gente con pelos de colores, estaciones abandonadas, caravanas y festivales. Si se sorprendió por el hecho de que me pudiese sentir atraído por un chico no lo mostró, tampoco me reprochó el hecho de que le hubiese mentido durante todo este tiempo y, aunque en el fondo sabía que se sentía decepcionado con la poca confianza que había mostrado en él, no lo demostró, haciendo que me sintiese más culpable de lo que ya me sentía. Tras terminar mi monólogo de cómo mi vida pasó de ser normal a un completo caos el chico se permitió hablar.

—Entonces... Este chico al que vamos a recoger, Nay ¿Es alguien violento?

—¡No! ¡No lo es! —¿Por qué demonios saca esas conclusiones? Mi amigo frunció el ceño, confundido.

—Se ha metido en una pelea ¿No?

— ¡No, no!...Bueno no lo sé —¿Y por qué demonios tenía que preguntar esas cosas tan triviales en un momento como este? El móvil de Martín de vez en cuando hacía sonidos de mensajes, el chico no parecía hacerles caso, pero a mí aquel estridente pitido no hacía más que agobiarme. Volví la vista hacia la carretera buscando inútilmente el cartel del bar al que debíamos ir—. ¿Falta mucho?

Mi amigo suspiró. Pocas veces le veía tan serio, pero a pesar de ello tener a alguien tranquilo como él en situaciones como esta se agradecía.

—Faltaran unos quince minutos. No te alteres —Me mordí el labio con nerviosismo—. Nunca pensé que te vería así por una persona.

—¿A mí? ¿Por qué? —Mi amigo se encogió de hombros.

—No sé. Simplemente nunca pude imaginarme quién sería tu mujer ideal... supongo que porque resulta que esa mujer era un hombre —Estaba tan nervioso en ese momento que ni me molesté en decirle que se metiese sus bromas por donde yo me sabía.

—¿Podemos dejar esta conversación? —Mi amigo sacudió la cabeza.

—No tiene gracia tomarte el pelo si tú estás demasiado preocupado por tu novio como para molestarte —Noté un repentino calor invadiendo mi cara.

—No es exactamente mi novio —Mi amigo alzó una ceja inquisitivamente—. Es algo más bien como una relación sin compromisos —Martín debió notar el tono de duda en mis palabras porque me miró sorprendido, aunque su expresión cambió en cuestión de segundos de incredulidad a mosqueo. Antes de que pudiese intentar tranquilizarle o explicarlo de alguna manera el cartel brillante del bar asomó al fondo de la calle. Olvidando completamente el tema de conversación apremié a mi amigo para que se diese prisa y cuando estuvimos a la altura del local prácticamente me bajé del coche en marcha.

Sara nos estaba esperando en la calle, justo a la salida de el callejón situado al lado del establecimiento. Cuando nos vio suspiró de alivio. Al menos ahora parecía haber recobrado el aliento y no estaba al borde de un ataque de nervios.

La vida es AburridaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora