Estúpido Haddock

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Le dedico el cap a @Vict64 por comentar siempre y hacerme feliz (?) 


 —¡Despierta Dan! ¡Despierta!

Entreabrí los ojos medio cegado por la repentina luz que había inundado mi habitación, mi madre, que justo acababa de descorrer las cortinas, me miraba con los brazos en jarra.

—Deja de hacer el vago y levántate. Un amigo tuyo ha venido a visitarte — Me incorporé en la cama y solté un bostezo mientras me frotaba los ojos con el dorso de las manos.

—¿Visitarme? — Pregunté con voz pastosa, aún demasiado grogui para pensar las cosas con claridad y alargué mi mano para mirar el reloj de mi mesilla —¿Qué hora es? — Fruncí el ceño al ver como los dígitos del aparato marcaban las 8:00 ¿A qué clase de loco se le ocurría visitarme a esas horas en vacaciones?

Una voz grave resonó en mi habitación y al girar la cabeza pude ver a un sonriente Haddock en mi puerta.

—¡Hora de levantarse y hacer ejercicio novato! Te prometí que te pondría en forma — Contemplé al chico alucinado uno segundos y luego, soltando un gemido más típico de un jamelgo que de un humano, volví a ocultarme con las sabanas dispuesto a atrincherarme ahí dentro —¡Oh vamos! No seas así. Madrugar siempre sienta bien.

A su lado pude escuchar la voz cantarina de mi madre, que seguía ahí.

—Dan, no seas maleducado. Tu amigo no se ha tomado las molestias de venir hasta aquí tan pronto solo para verte hacer el mono.

Soltando un gruñido me volví a destapar para fulminar a Haddock con la mirada.

—No es un amigo, es un torturador — Mi madre no pareció tomarse muy en serio mis palabras porque se echó a reír mientras salía de la habitación.

—No digas tonterías y levántate —"Mala madre"

Aunque lo que más me apetecía en aquellos momentos era inventar un arma destructiva que matase a todo el mundo y me permitiese seguir durmiendo plácidamente, hice un enorme esfuerzo por salir de la cama.

—De todas maneras ¿Cómo sabías donde vivo? —El chico se encogió de hombros sin apartar esa expresión sonriente de su cara.

—Martín me lo dijo — Tendría que hablar con Martín sombre eso de dar mi dirección a mis amigos kamikazes. Apremiado por Haddock para que me diese prisa me vestí con el primer chandal que pude encontrar (Hay que reconocer que me costó encontrar uno... ni era consciente de que lo tenía) y tras un rápido desayuno me encontraba en la calle, cegado por la luz y temiendo por mi integridad física. Haddock parecía estar más feliz que nunca. Dio una sonora palmada como si fuese un entrenador de rugby hablando con su querido equipo y me miró emocionado.

—¡Perfecto! Primero estiraremos un poco y luego daremos unas cuantas vueltas a la manzana— El chico se me quedó mirando unos segundos y luego añadió como si fuese necesario —, corriendo —No pude evitar sonreír, parecía haber aprendido la lección de especificar las cosas bien desde nuestro último entrenamiento —, ¡Así que empecemos!

Ambos nos quedamos unos instantes en completo silencio, mirándonos mutuamente hasta que me atreví a preguntar.

—Esto... ¿Cómo se estira? — El chico abrió mucho los ojos, como si hubiese dicho un sacrilegio.

—Dan — Adoptó un tono grave, confidencial —. Me estas tomando el pelo...¿verdad?

Intenté adoptar la sonrisa más beatifica que pude hacer.

La vida es AburridaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora