Puedas entrar, suertuda.

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No tenía otra opción, había intentado todo lo posible para hacer que mis padres entrarán en razón ¡Es un orfanato! Y yo tengo padres, mamá y papá, dos personas que han estado presentes mi vida entera pero después de días decidí darme por vencida, legalmente era propiedad del "Instituto.... para señoritas" que prácticamente era un orfanato escuela lleno de niñas viviendo la etapa más complicada de todas, la adolescencia.

Mi nombre es Lee Hyeri y cuento con tan sólo 16 años de edad, así es fui enviada al instituto por mis padres, un extraño caso si es que hablamos de un orfanato, en donde la mayoría de las personas llegan por propia voluntad y/o necesidad; la muchacha con rasgos atractivos y personalidad reluciente con un sedoso cabello corto fue obligada a asistir y por su agresiva actitud como castigo fue abandonada a las 3:20 de la madrugada frente a las gigantescas puertas del ahora su hogar, mis padres no eran las personas más agradables del planeta.

1.. 2 .. 3.. fueron las veces que toque la puerta con una fuerza inaudible, no estaba con el máximo entusiasmo en aquella situación pero al menos lo intentaba o eso es lo que yo creía, sin esperar mucho decidí tomar asiento en los escalones; no pasó si quiera un minuto para que la entrada se abriera frente a mis ojos.
Esperaba encontrarme una mujer de gran altura y llena de arrugas como en las películas y quizá vistiendo una pijama tan anticuada como el lugar lo era. Pero frente a mi estaba parada una muchacha de piel pálida y reluciente, con el cabello sujetado en una coleta larguísima dejando caer solamente por su cara el gran flequillo que por alguna razón parecía perfecto, tenía el cuerpo muy bien desarrollado, seguro era mayor, sin mencionar que era más alta que yo, vestía una pijama rosada en forma de vestido, realmente adorable.

Escuché como la mencionada anteriormente emitía sonidos con su garganta, sacándome de mis pensamientos, su mirada era realmente intensa para ser las 3 de la madrugada.

ㅡ Hey, si vas a entrar apúrate que no querrás que te coman los lobos. ㅡSusurró fuertemente clavándome la mirada para después regresar por detrás de la gran puerta.

Sin pensármelo dos veces accedí a su indirecta invitación y me adentré hacia el pasillo de la institución. ¿Quién es la persona que paga por todo esto? No pude evitar preguntármelo puesto que la mayoría de las residentes eran abandonadas por sus progenitores y más vale añadir, sin dinero alguno. El lugar era gigantesco por dentro y tenía un estilo medieval pero moderno, era realmente agradable, quizá logre divertirme por aquí.
Salí de mis pensamientos al sentir como alguien me sujetaba por la muñeca, y no sólo eso, estaba siendo arrastrada hacia un lugar sin luces.. sin iluminación.. sin claridad.. mhp..no iba conmigo, así que antes de llegar a ese tipo de pasillos, reaccioné.

ㅡ ¡Suéltame! ¿A dónde me llevas? Eres muy confiada. ¿Lo sabías? Soy una joven que llegó a las 3:00 de la madrugada sin previo aviso, podría ser una asesina en serie, traficante de órganos e incluso una espía. ¿No tienes miedo, ah? ㅡ Exclamé en un tono con volumen alto y una velocidad provocada por los nervios de ese momento consiguiendo de nuevo el tacto ajeno, recibiendo ahora una de sus manos sobre mis labios, con la intención de callarme, lográndolo sin problema alguno; ahora estaba preparada mentalmente para escucharla hablar de nuevo.

ㅡ ¿Yo? Soy una joven sin el deber de estar abriéndote la puerta para que no mueras congelada. A las 3 de la mañana. ¿Es normal que esté merodeando por los pasillos? Pregúntatelo, quizá yo sea la asesina secreta, si haz escuchado hablar de este lugar, deberías tener miedo tú. ㅡMurmuró con una sonrisa provocadora mientras sus pasos avanzaban cada vez más cerca de los pasillos llenos de oscuridad pero por alguna razón ahora me dejé llevar, acompañándola sin dificultad, la verdad es que soy muy curiosa.

바보 Babo...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora