Después de dar vueltas limpiando varias partes de la sala y la cocina, las mujeres que me hacían compañía subieron para tender las camas y James salió a atender una llamada al jardín. Era mi oportunidad. Calculaba que tenía 5 minutos aproximadamente antes de que alguien se diera cuenta de que yo no estaba, ni la llave de repuesto que conservaba la señora Perkings la cual abría la puerta de la oficina
Me acerqué de manera silenciosa y abrí la puerta lo más cuidadosamente posible. Una vez dentro, corrí a revisar los cajones en busca de alguna identificación que me permitiera saber su nombre. Después de rebuscar apresurada me rendí, ya que solo había documentos con cuentas y datos empresariales. Y su nombre no estaba en ninguno de ellos.
Abrí temblorosa y llena de adrenalina la portátil que estaba en el centro del escritorio y lo primero que saltó a la vista era una leyenda que decía "Bienvenido: Sr. Belikov."
Eso ya lo sabía.
Al ingresar entré rápidamente al icono de Internet. Digité su apellido y esperé impaciente a que cargara la página.
Lo primero que saltaba a la vista era una noticia donde el encabezado decía "Belikov's Energy Enterprises inaugura nuevo programa de ayuda para los desfavorecidos", abrí el enlace y en la foto principal aparecía un hombre de espaldas cortando un listón. Su cara no era visible.
Maldición.
Salí de esa página y entré a una galería de fotos. Las primeras dos eran similares a la anterior. En todas salía de espaldas o su rostro no era visible. ¿Era posible mi mala suerte?
Después de saltar varias fotos finalmente llegué a una donde se encontraba de frente, pero todo el contenido estaba pixelado. Intenté volver a cargar la página, pero no terminaba de completarse la imagen. Lo hice nuevamente, pero esta vez la pantalla se quedó con un fondo gris.
Sentí un escalofrió recorrerme.
Al levantar la mirada él estaba recargado en el umbral de la puerta sosteniendo un cable azul.
- ¿Te quedaste sin Internet bunny? - dijo con un tono que me heló la sangre.
Caminó hacia mí con pasos dolorosamente lentos mientras me miraba furioso. Miré hacia la puerta y rodeé el escritorio para alejarme de él. Al volver a mirarlo me quedé paralizada. Sus ojos me advertían que no me moviera, que no gritara, que no intentara nada. Cuando por fin mi cuerpo volvió a ser mío, su mano ya me tenía sujetada por la cadera. Poco a poco acercó su rostro al mío. Podía sentir su respiración en el oído y lo que me murmuró a continuación simplemente no lo pude digerir.
-Creo que necesitamos platicar un momento a solas.
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Forbbiden
RomanceCuando Daia despertó dentro de aquella lujosa habitación, después de ser secuestrada por un hombre adinerado, lo único que tenía claro era que debía salir de ese lugar sin importar lo que tuviera que dejar atrás. A pesar de sus esfuerzos por intent...