La molesta luz del sol me despertó. Mi cabeza palpitaba, sentía la boca demasiado seca y con un sabor extraño en ella. Sentía una gran necesidad de tomar agua.
Me levanté con los ojos entre cerrados pues la luz me provocaba más dolor y a tientas fui hacia el balcón para correr la cortina. Tallé mis ojos mientras caminaba hacia la mesita de noche. Había una jarra de agua junto con un vaso y una caja de pastillas para el dolor de cabeza. Tomé ambos y volví a la cama. La Señora Perkings era bastante previsora por suerte.
Al mirar mi cuerpo note algunos moretones en las rodillas y en los codos, por razones que no alcanzaba a comprender. Tenía una gran laguna mental y por más que forzaba a mi memoria por trabajar, todos los recuerdos que conseguía eran apenas flashes sin sentido.
Mierda, se me había pasado la mano con el alcohol.
No entendía cómo había personas que siempre les gustaba estar ebrias todo el tiempo, era algo demasiado doloroso.
El reloj marcaba las 8 am, justo cuando la señora P. entró a la habitación con el desayuno.
-Buenos días- dije sosteniéndome la cabeza mientras me sentaba en la cama. Siendo realista, cualquier mínimo ruido me lastimaba de sobremanera los oídos.
-Buenos días mi niña- dijo apenas entró.
-Lamento si ayer los desperté con mis risas- murmuré con pena
Un silencio incomodo se instaló entre nosotras.
-Me preguntaba si... en lo que llega el amo podría bajar contigo y acompañarte con las tareas del día.
Ella al fin me miró
- ¿Hablas en serio? - dijo, pero parecía que no hablaba de lo mismo que yo
-Bueno, sí. No me gusta estar todo el día encerrada en la habitación sin hacer nada, o peor, dormida todo el tiempo, y como él llega hasta más tarde podría aprovechar este tiempo.
Ella me miro como si no pudiera creerlo. Finalmente asintió y prometió que volvería por mi cuando acabara de desayunar.
Después de comerme los hotcakes y la malteada de chocolate que había traído, abrí la puerta. La señora P. se encontraba afuera haciendo una llamada.
-Si, estoy segura. - silencio- no lo creo, de cualquier forma, deberían hablarlo- silencio- como quieras - dijo finalmente y colgó
Cerré la puerta de la habitación con cautela y cuando ella fue por mí a la habitación, fingí que estaba entretenida viendo la tele.
-Vamos mi niña- dijo y yo me paré a su lado inmediatamente.
Me sentía emocionada por poder vagar por la casa con la tranquilidad de saber que él no estaría aquí.
Le ayude a la señora P. a sacar el polvo de los muebles, a ordenar algunas cosas de la sala, y ella me dejó juguetear con el piano un rato.
A decir verdad, pasé una tarde realmente agradable, pero no podía dejar de pensar en lo poco que recordaba de la noche anterior. Las mejillas se me sonrojaban de solo imaginar que la señora P. tuvo que encargarse de llevarme de regreso a la cama, pero a pesar de que esa era la explicación más fácil de entender, algo en mi pecho se sentía mal.
...
Mientras comíamos en la cocina, me sentí muy culpable por mi comportamiento, ya que yo nunca había actuado de esa manera. No recordaba cómo había llegado a la cama, me repetí varias veces que probablemente alguno de los chicos de seguridad me había cargado hasta la cama por órdenes de la ama de llaves. Sonaba lógico para mí, pero se sentía incorrecto.
Continuamos limpiando hasta que se puso el sol, y el amo no apareció. Me sentía nerviosa, ¿Qué me haría cuando se enterara de lo que había hecho la noche anterior?
Pues al parecer no tendría que esperar para descubrirlo ya que cuando me encontraba por subir las escaleras para ir a mi habitación un sujeto de seguridad me detuvo y me llevó a una oficina que se encontraba en la habitación contigua a la sala de entretenimiento. Finalmente me dijo que esperara allí.
Comencé a retorcer mis dedos entre mis manos, y mis pies se movían con nerviosismo. El sonido de la puerta abriéndose me hizo saltar de mi asiento.
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Forbbiden
Roman d'amourCuando Daia despertó dentro de aquella lujosa habitación, después de ser secuestrada por un hombre adinerado, lo único que tenía claro era que debía salir de ese lugar sin importar lo que tuviera que dejar atrás. A pesar de sus esfuerzos por intent...