Nos fuimos acercando cada vez más a la bola de chicos. Habían varias personas bebiendo, parejas besándose, bailando, escuchando música, en fin, lo que normalmente hay en una fiesta de playa de estudiantes de preparatoria.
—Hicks—escuché.
Entonces volteé, era Alec. Estaba en traje de baño y sus grandes pectorales se le marcaban a la perfección.
—¿Ir a una fiesta es lo que tenían tus amigos planeado para ti?—preguntó.
—Venir a la playa. La fiesta fue sólo una coincidencia-contesté.
—Una buena coincidencia después de todo—me dijo mirándome de pies a cabeza.—¿Dónde está tu traje de baño?
Mi traje de baño, como iba a traerlo si ni siquiera sabía que vendríamos. Además, no es como que esté cargando un traje de baño todo el tiempo.
—Lo olvidé—contesté al final.
—Tendrás que meterte desnuda al mar entonces—dijo con una sonrisa burlona.
—¿Qué pasó con el chico tímido que conocí hace menos de 5 horas?—pregunté tratando de cambiar de tema.
—Muere cada vez que entra en confianza—contestó.
Nos quedamos viendo varios segundos hasta que escuché que Emma se dirigía hacia mí.
—Rossie, olvidé darte tu traje de...—se calló y vio a Alec.—Hola—dijo con una voz que al parecer trató de hacer sensual.—Soy Emma, pero puedes llamarme chica de mis sueños. Le extendió la mano.
Conociendo a Emma no lo decía de broma. Traté de sacarnos de ese momento incómodo.
—Um, Alec, ella es Emma, es mi mejor amiga—dije.
—Un gusto, Emma—dijo Alec.
—Bueno, ¿qué querías decirme?—pregunté para que fuera menos incómodo y pudiera irse lo antes posible.
—Ah sí, ten—me dijo ofreciéndome un traje de baño que aún tenía la etiqueta.—Ya sabes que siempre vengo preparada—me dijo.
Alec y yo nos quedamos mirando unos segundos más.
—Bueno... Yo me voy—dijo Emma con un tono que parecía demostrar que sentía que estaba haciendo un mal tercio.—Disfruta tu cumpleaños Rossie. Y se fue.
—Voy a cambiarme—le dije a Alec—Enseguida regreso.
Había un pequeño baño público que se usaba más para tener sexo que para usarlo como baño. Esperaba no tener que pasar otro momento incómodo al abrir la puerta. La abrí, despejado. Entonces entré y me cambié, le arranqué la etiqueta al bikini azul con puntos blancos, doblé mi ropa y salí. Vi que Alec me esperaba. Al momento en que salí me vio de pies a cabeza con una mirada sensual. Me sentí un poco incómoda.
—Voy a guardar esta ropa en mi mochila—le dije.
—Te acompaño—me contestó.
Fui con Craig y le pedí las llaves de su coche, lo encontré ligando con una chica, pero apenas volteó para darme las llaves, la chica se fue rápido sin decir nada.
—Parece que tu chica se va—le dije mientras me entregaba las llaves.
Volteó desanimado.
—Algún día Rossie, algún día tendré novia—me dijo.
—Si algún día es nunca, entonces sí, algún día—dije lanzándole una sonrisa burlona y me fui.
Alec y yo íbamos caminando callados hacia el coche de Craig cuando el silencio se rompió.
—Y... ¿Quién era tu amigo?—me preguntó.
—Es mi mejor amigo, su nombre es Craig—contesté.
—¿Tiene alguna intención contigo o algo? Para de una vez dejar de intentarlo—dijo.
Sabía exactamente a lo que se refería con "intentarlo", pero quería que él lo dijera.
—¿Intentar qué?—pregunté.
—Todo. Contigo.—contestó.
Lo dijo con tanta seguridad que hizo que me pusiera nerviosa, era la primera vez que me ponía nerviosa con un chico, y no porque me gustara, sino porque nunca nadie me había dicho algo así. Lo más romántico que alguien había hecho por mí era mandarme una nota diciendo «me gustas». Eso fue en secundaria. No era de las chicas que le gustaban a muchos, me consideraba guapa, pero no del tipo de guapa que todos buscan hoy en día. Me gusta leer, me gusta ir a la escuela y me gusta ver películas de los años 90. No creo ser lo que todos buscan, pero me gusta como soy.
En todo el tiempo que estuve pensando en eso, me di cuenta de que Alec me hablaba.
—¿Rossie?—dijo.
—¿Qué dices?—pregunté distraída.
—Que si este es el coche—contestó.
—Ah, sí—dije confundida.
Abrí la puerta trasera que es donde había dejado mi mochila, guardé mi ropa y guardé mi mochila en la cajuela.
El coche estaba aparcado junto a un pequeño callejón al lado de una cafetería, sólo tenías que cruzar la calle y ahí estaba la playa.
—Bueno, hay que regresar—dije.
—Espera—dijo Alec. Me agarró del brazo y me estrelló rápidamente en una de las paredes del callejón.—No tan rápido Hicks. Tenía su brazo recargado en la pared, justo al lado de mi cara y la otra mano, estaba aferrada a mi cintura con mucha fuerza, había olvidado que ambos estábamos en traje de baño, entonces me puse más nerviosa de lo que debería haber estado.
—No nos iremos hasta que me digas qué hay en ti que me gusta tanto—continuó—Siento un infinito deseo por ti que nunca había sentido por nadie, Rossie Hicks.
Me quedé sorprendida un momento, mi corazón latía muy rápido y no sabía qué decir. Alguien como Alec, enamorado de alguien como yo, ni yo misma me lo creía. Pensaba que era sólo un juego suyo, sobretodo por ser el primer día de conocernos, pensaba que eso hacía con cualquier chica, porque era obvio que Alec era de esos chicos por las que todas babeaban, pero si eso era un juego, descubriría cuál era la trampa.
—Supongo que tendrás que descubrirlo con el tiempo—contesté al final.
Entonces volvimos a la playa, había llegado mucha más gente, estaba anocheciendo, me sorprendía lo rápido que había pasado el día, pude ver una bola de gente que se encontraba alrededor de alguien, una pelea. Alec y yo nos acercamos rápido a ver de quién se trataba, eran Craig y otro chico, no pude distinguir quien era el otro ya que tenía la cara completamente destrozada. Me acerqué rápido para evitar que Craig diera un puñetazo más y al momento en el que Craig levantó el brazo para golpearlo, lo sostuve del codo y lo jalé hacia atrás. Craig era mucho más fuerte que yo, entonces su intento de zafarse de mí no fue muy difícil, lo volví a agarrar y esta vez lo agarré con más fuerza, estaba apunto de darme un golpe en la cara.
—¡Craig!¡Soy yo, Rossie!—grité antes de que pudiera pegarme.
—¡Rossie! Lo lamento mucho—dijo apenado.
—¿¡Qué diablos está pasando!?—grité con más fuerza.
—Vámonos, te explico en el camino—dijo Craig.
Nos estábamos yendo cuando volteé rápido hacia atrás, vi la cara destrozada del chico, también vi a Emma acercarse a Craig y a mí, y vi a Alec, mirándome, parecía preocupado. Llegamos al coche, le di las llaves del Audi y arrancó el auto.
—¿¡Alguien puede decirme que pasó!?—pregunté preocupada.
—Un chico estaba molestándome, trató de besarme, yo le decía que se alejara pero estaba borracho y seguía. Craig vio lo que sucedía, enfureció y lo golpeó—explicó Emma.
—Cuéntale el resto Emma—dijo Craig.—Se le estaba encimando en exceso.
—¿Qué?—dije furiosa.
—Gracias—dijo Emma.—Ahora la preocupaste más.
—¡Emma, no creo que seas tan estúpida como para dejar que alguien te haga eso!—le dije, regañándola.
—Lo sé, pero no podía hacer nada, estaba borracho y era muy fuerte. Gracias Craig—dijo Emma. Su agradecimiento de verdad era sincero.
—¿Si quiera conocías a ese chico?—pregunté.
—Sí. Era Dean—dijo Emma.
—¿Dean?¿Dean Coleman?—dije.
—Sí—contestó ella.
—Idiota. Vaya forma de querer regresar contigo.—agregué.
—Ni me lo recuerdes—me contestó Emma.
—Lamento haber arruinado tu cumpleaños Rossie—dijo Craig.
—No te preocupes, no lo arruinaste—dije.—Gracias por el detalle.
—Bueno, la noche aún es joven, ¿qué quieren hacer?—dijo Craig para que olvidáramos lo sucedido.
—Hay que ir a Starbucks y ya—dije. Estaba muy cansada y un café me reanimaría un poco, primero la tensión por lo que había sucedido con Alec y luego con Craig.
—Vale—dijo Emma.