Me fui rápidamente de la feria, iba siguiendo las marcas de gis que había hecho cuando me encontré con Emma y Craig.
—¿Qué te dijo?—me preguntó Emma emocionada.
—Sólo me preguntó qué hacíamos ahí—le contesté.
—Creo que alguien te está siguiendo Rossie—me dijo Craig dándome un codazo muy leve.
Sonreí.
—No está siguiéndome. Si yo siguiera a alguien no llevaría a mis amigos conmigo.
—Le gustaas—dijo Emma en tono burlón.
—Cállate—le dije sonriendo.—Mejor vámonos ya, que me está dando un poco de hambre.
—¿Qué hora es?—preguntó Craig.
Emma sacó su celular de su mochila.
—2:40—le dijo.
Regresamos al auto y fuimos a comer a un McDonald's que nos encontramos en el trayecto.
—Oye Rossie, ¿no dijiste que tu mamá iba a salir de la ciudad?—me preguntó Emma.
—Es verdad, no lo recordaba. Supongo que al final hubo un cambio de planes—contesté.
Los tres pedimos una hamburguesa, Craig pidió una hamburguesa doble.
Terminando de comer regresamos al auto y continuamos con nuestro camino. Íbamos escuchando música del celular de Craig, sinceramente no conocía ninguna de las canciones que ponía pero no estaban nada mal. Emma había sugerido ir a comer un helado pero no estaba de humor, por lo que les dije que prefería quedarme en casa.
—Nos vemos luego—me dijo Emma mientras me bajaba del auto para irme a mi casa.
—Luego los llamo—les dije finalmente y me fui.
Entré a casa, nuevamente estaba sola. Subí a mi habitación y encendí la televisión, ya había acabado el libro que me había regalado mi madre al igual que todos los libros que tenía. Aún me dolía un poco la cabeza por lo de la noche anterior. Traté de recordar algunas cosas que habían sucedido en la fiesta pero no lo logré, por más que veía las fotos del Instagram de Matt no lograba recordar nada. Apagué la televisión ya que no estaba prestándole atención. Escuché que alguien tocaba a la puerta por lo que bajé las escaleras y abrí la puerta, era un chico.
—Hola—me dijo con una sonrisa.—¿Tú eres Rossie Hicks?
—Sí, soy yo—le contesté.
—Tengo un paquete para ti. ¿Podrías firmar aquí por favor?—me dijo señalando un papel que llevaba.
—Claro—le dije y firmé.
Me entregó el paquete, era una pequeña caja, dentro cabía una alcancía pequeña, no llevaba algún tipo de tarjeta o papel en el que dijera quién la enviaba, sólo la dirección de mi casa.
—Oye... ¿quieres salir algún día? Los martes es mi día libre y ya sabes, podríamos ir al cine o lo que tú quieras—me preguntó el chico bastante seguro, como si fuéramos conocidos desde hace años.
Volteé a verlo, no era muy alto que digamos, probablemente le llegaba a las cejas, apenas pude ver el color de sus ojos, eran una especie de entre verdes y cafés pero no estaba segura pues las gafas que usaba no me permitían verlos bien, tenía cabello castaño lacio el cual estaba cubierto por una gorra que al parecer era parte de su uniforme, se veía más o menos 1 ó 2 años mayor que yo y tenía cuerpo como si toda su vida hubiera cargado cajas.
—Ya véte—le dije después con cara de disgusto y cerré la puerta.
—Vaya, eso fue raro—me dije a mí misma.
Me dirigí hacia la sala, traté de abrir la caja con mis manos pero no pude, estaba bien sellada por lo que fui a la cocina por un cuchillo. Abrí el paquete, lo primero que vi fue una pequeña hoja color beige doblada por la mitad, la desdoblé y leí su contenido:"No existe falta de tiempo, existe falta de interés. Porque cuando la gente realmente quiere, la madrugada se vuelve día; el martes se vuelve sábado y un momento se vuelve oportunidad."
Después de leer lo que decía vi lo que traía dentro de la caja, un reloj de muñeca, era realmente lindo. Una combinación entre rosa y dorado. ¿Quién me mandó esto? pensé. Volví a guardarlo en la caja y subí a mi habitación. Dejé la nota en mi cama y agarré mi celular. Abrí WhatsApp y abrí la conversación con Emma.
–Hola, ¿qué haces?—le dije.
A los 5 minutos me contestó.
–Acabo de dejar a Craig en su casa, su mamá lo llamó y le dijo que tenía que ayudarle en algo. ¿Qué haces tú?
–Acaba de llegar un paquete para mí, es un reloj, traía una nota dentro pero no trae nombre ni nada para saber quién lo envió.
–Qué raro. Iría a tu casa para ayudarte a saber quién lo mandó pero mi padre acaba de pedirme que cuide a Arlet porque mis padres van a salir a ver una obra o algo así.
–No importa. Tengo que irme, suerte con tu hermana :).
Pasé todo el día en mi habitación escuchando música o buscando algo para entretenerme hasta que mis padres y Billy llegaron.
—¿Qué hiciste hoy cariño?—me preguntó mi madre.
—Emma, Craig y yo fuimos a una vieja feria, luego fuimos a comer y me trajeron—contesté.
—¿Cuánto tiempo dijiste que cancelaron las clases?—me preguntó mi padre.
—Una semana—dije.
—Pues aún te quedan jueves y viernes, aprovéchalos—me dijo mi padre.
Me quedé platicando con ellos hasta las 9, habríamos hablado hasta más tarde pero ambos se dormían temprano ya que al día siguiente tendrían que trabajar y Billy tenía que ir a la escuela. Toda mi familia subió a sus habitaciones y yo me quedé sola en la sala. No solía dormirme temprano pero esta vez sí que estaba cansada, estaba bastante cómoda acostada en el sofá y además tenía flojera de subir a mi habitación por lo que decidí dormir ahí sólo por esa noche.