CAPÍTULO 12

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La mayoría de los personajes le pertenecen a S. Meyer aunque habrá algunos hijos míos. Por lo demás. . . continúo jugando

CAPÍTULO 12

AQUÍ ESTOY

Las arcadas convulsionaron su cuerpo por quinta vez en el día, trato de moverse lentamente al volver a apoyar su cabeza en la almohada, cerrando los ojos para que el mareo fuera el mejor posible, la vía en el brazo le escocía profundamente pero era necesaria.
— Eso es cariño, lentamente, en un momento terminara — le dijo su madre mientras observaba la bomba que conectada al catéter en su pecho dejaba pasar la medicación.

Hacia veinte días que estaba ingresado. Veinte días en los cuales su vida se había vuelto un total y completo infierno. . .

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La luz de la mañana los encontró abrazados, eran un manojo de piernas entrelazadas, la espalda de Isabella descansaba cómodamente apoyada sobre el pecho de Edward, mientras unos brazos delgados pero poderosos la mantenían bien sujeta a él. La primera en despertar fue Bella, una aplastante sensación de calor la envolvía. Intento moverse sin despertarlo, tratando de apartarse un poco, pero él gruño . . . y ella sonrió, en realidad se sentía tan bien despertar en brazos de un hombre como Edward, que aunque se sintiera un poco sofocada esperaría unos momentos más. Retazos de lo vivido la noche anterior acudieron a su mente cuando noto a la altura de su trasero la muy punzante erección. Los brazos se apretaron aun mas a su cuerpo y notó el vaivén que entre sueños él había comenzado, al tiempo que una de sus manos apresaba el pezón masajeando el seno y la otra se colaba hacia su entrepierna localizando el punto mas sensible de su ser. La boca caliente se poso en su cuello y dejó un reguero de besos hasta llegar a lóbulo de su oreja el cual mordió haciendo que un espasmo de placer y dolor la recorriera, la mano que masajeaba su clítoris, tomó su muslo interno y posicionó la pierna hacia atrás favoreciendo su entrada. La penetró empujando fuertemente mientras su mano volvía a estimularla y su boca volvía a morderla dejando un chupón en el cuello. Isabella se arqueó, moviéndose al compás, levantando sus senos para que el pudiera masajearlos, giro su cabeza para encontrar su boca —demasiado caliente — pensó de pronto cuando su lengua invadió su boca, Edward besaba como los dioses y en ese momento imitaba el movimiento que sus cuerpos realizaban más abajo mientras gemía. El movimiento se hizo mas rápido cuando él la tomo de la curva de su cadera y comandó el ritmo. Isabella deslizo la mano hacia atrás tomándolo de la nuca para acercarlo más, quería devorarlo, fundirse en él, que su cuerpo fuera su refugio y no soltarlo jamás

— Demonios nena, Dios te sientes tan bien— su voz ronca a causa del esfuerzo hizo que se humedeciera mas haciendo el roce increíblemente placentero

— Así, sigue así, no pares por favor. . .

El especial ángulo de penetración hacía que el glande llegara justamente a ese punto dulce que la enloquecía, ese lugar en la pared frontal de su vagina que ella misma había explorado ya que ninguno de sus amantes había logrado encontrar. Edward hundió sus dedos dejando marcas en la blanca piel de sus caderas mientras ella abría sus pliegues para facilitar la estimulación, el sonido de sus cuerpos mezclándose, el calor insoportable que la rodeaba, la presión que estaba instalándose allí, en su vientre, haciendo que su matriz comenzara a convulsionar llevando las oleadas de placer desde su centro hacia las ultimas partículas de su cuerpo, hicieron que se tensara en un punto máximo arrastrando en su éxtasis al hombre que se derramo en ella una vez mas.

Continuaron en la misma posición, espalda contra pecho mientras volvían a la calma en medio de caricias y besos húmedos. Esa sensación de humedad, fue precisamente lo que le llamo la atención, ella estaba cubierta de sudor. . . él no. Llevó repentinamente la mano hacia la frente de Edward, giro su cuerpo rompiendo el contacto notando que mientras ella ya se había recuperado, él continuaba agitado

A DONDE TÚ ME LLEVESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora