CAPÍTULO 16

368 35 5
                                    


La mayoría de los personajes le pertenecen a S. Meyer aunque habrá algunos hijos míos. Por lo demás. . . continúo jugando

CAPÍTULO 16

MEDIDAS Y PALABRAS

Agazapado entre las sombras esperaba el momento para atacar, vigilando. No le importaba el tiempo, ni sus millones, no le importaba lo que pudiera demandar. Cuando la había tenido a su lado, la había despreciado, era un objeto más que podía presumir: linda, educada, de buena familia, tan valiosa como un Rolex o una Ferrari, una cosita linda colgada de su brazo; tal vez no había dado en su momento con el valor de esa mujer, no le había importado simplemente porque estaba seguro de que siempre la tendría al alcance de su mano, pero, ahora que ya no le pertenecía y con su amor propio destrozado, solo lo guiaban las pulsiones de su corazón que, en el centro de su mente, golpeaban como un maldito tambor que lo único que repetía una y otra vez era: Ella pudo hacerlo sin ti

Si, estaba sufriendo, debía reconocerlo, pero no era por amor, era por la posesión que había perdido, por su orgullo de macho que puede desechar pero al que jamás nadie puede dejar, sufría por haber perdido.

Si, atacaría, lo haría justo, donde más dolía. . .

Rosalie y Emmet prepararon un día de campo en casa de Carslile y Esme para dejar allí a Amanda y Andy, la excusa, un almuerzo entre amigos para celebrar la buena etapa que estaba travesando Edward. Si Esme había sospechado algo, se cuidó muy bien de decirlo, aunque claramente le había llamado la atención lo precipitado del almuerzo, pero, como para los niños— ambos, ya que Andrew era considerado parte de la familia— la casa de los Hamptons siempre estaba disponible, no dudaron en recibirlos con gran cariño

—¿Está todo bien? — había preguntado disimuladamente Carslile a Emmet antes de que desapareciera en el interior de su camioneta

—Claro viejo, no te preocupes, hablamos al rato — dijo al tiempo que prendía el motor y se perdía en el camino de grava, mientras Rosaile saludaba con su mano por la ventanilla del copiloto

Pasaron por el departamento de Edward para evitar que este manejara, sabían que Alice y Jasper ya habían llegado y los estaban esperando.

Necesitaban hablar urgentemente para decidir qué hacer a continuación. Lo que los niños le habían dicho no podía ser en manera alguna tomado a la ligera. La inesperada aparición de Jacobo Black en la empresa, más el llamado telefónico a Isabella, aunado al comentario del "señor" que se había acercado a ellos en la escuela, habían disparado las alarmas en todos

— ¡Maldito hijo de puta, desgraciado pedazo de mierda! ¿Cómo pude estar tan ciega?
— No estabas ciega, estabas enamorada Bella, además, él nunca te dio razones para desconfiar— dijo Alice mientras le tomaba las manos por sobre la mesa
La reunión en la oficina de Emmet, llevaba apenas veinte minutos de comenzada e Isabella ya quería arrancarle los ojos a Jacobo
— Es verdad, él no; pero su padre. . . debí haberlo sabido, debí hacerle caso a la molesta voz que me decía que ese hombre no era una buena persona, papá ya me lo había dicho una vez
Edward, Jasper y Emmet se miraron e incorporaron cada uno en sus asientos respectivamente
— ¿Qué exactamente te dijo tu padre Bella?
Isabella miró a Emmet tratando de recordar, la charla que habían tenido en la terraza de su preciosa casa
— Bueno— dijo dejando escapar un suspiro, pensar en sus padres siempre le producía una inmensa nostalgia— me dijo que los hombres poderosos, con escasos sentimientos, suelen no tener escrúpulos y que el señor Black, era un hombre completamente vacío, que su vida estaba abocada solamente a producir dinero y a acumular poder, y que no le importaba de que forma lo lograra, ni a quien. debía. . . eliminar para ello.
A medida que hablaba la voz de Isabella fue bajando cada vez más hasta que un silencio casi sepulcral se apoderó de la habitación. Sintió sobre sí misma la penetrante mirada de Edward, quien acercándose a ella, le preguntó
—¿Cuántos días después de esa charla, murieron tus padres, cariño?"

A DONDE TÚ ME LLEVESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora