CAPÍTULO 2

519 35 0
                                    

La mayoría de los personajes le pertenecen a S. Meyer, algunos seran hijos míos, por lo demas . . . continúo jugando




CAPÍTULO 2

ISABELLA

Se apresuró a cerrar el paraguas mientras entraba en el edificio.  La lluvia constante que caía desde hacía cuatro días había hecho estragos en aquella pequeña ciudad sudamericana, que no estaba acostumbrada ni preparada para recibir  tal aguacero.   Pulso el botón del elevador y arreglo su cabello que, a pesar de todo,  se encontraba  apenas húmedo.  Mientras esperaba que la puerta se abriera frente a ella,  cayó en la cuenta que esta no era la primera vez que  visitaba la oficina del abogado de su padre, pero si era la primera vez que lo hacía sola.

  Los últimos veinte días habían supuesto para Isabella Swan una suerte de montaña rusa emocional, esta exhausta tanto física como emocionalmente.

A sus veintinueve años podría jactarse de tener una vida relativamente tranquila; tan  feliz y tan común como el resto de los mortales a los que conocía.   Llevaba un año trabajando como medica en uno de los principales hospitales de la ciudad luego de haber terminado con honores la carrera, completamente enamorada de su  perfecto novio quien,  el día en que le entregaron el titulo de Doctora en Medicina,  y en  medio de la cena en su honor,  había tenido la deferencia de pedir su mano. Charles y René-  sus padres-  habían tomado la noticia con sumo agrado.  Aun recordaba las lagrimas de René cuando Jacobo deslizo el anillo en su dedo

Su madre - ¡Dios la extrañaba tanto! - ella siempre sabia que decir y como reaccionar, sabría que era lo que tendría que hacer a continuación,  de encontrarse en su lugar.  El sonido del elevador llegando frente a ella la distrajo del recuerdo.  Entró y presionó en el número cinco y se dispuso a esperar.

-Hola,  Isabella querida – dijo la secretaria del señor Williams poniéndose de pie y yendo a abrazarla ni bien la vio cruzar el umbral de la oficina – lamento mucho todo lo sucedido, cariño

- Gracias Marta – dijo devolviendo el abrazo haciendo un esfuerzo por mantener la compostura -  tengo una cita con Arturo, podrías avisarle que ya estoy aquí.

- Pasa cielo, él te está esperando.

Isabella entro sin llamar, al fin a y al cabo , el hombre la conocía desde que nació.  Arturo Williams era el abogado de su padre y su amigo.  Tenía  sesenta y cinco años  y como hombre solitario que era – Isabella en su fuero interno sospechaba que era gay-  siempre se sintió a gusto en la casa Swan, ya que  allí  encontraba la familia y el calor de hogar  que no tenia.

Arturo observo entrar a Isabella con un nudo en el pecho, no tenía buenas noticias para ella.  Se encamino a recibirla con los brazos abiertos

- Hija

- Hola Arturo – contesto refugiándose en los brazos y soltando ahora sí, todo el caudal de angustia que tenía en su interior.

- Ya cariño – dijo el hombre acariciando su cabello- sácalo, déjalo fluir, sabes que no tienes que aparentar conmigo

-¡Dios! yo . . . lo lamento- dijo haciendo el intento de recomponerse, tomando el pañuelo que el hombre le ofrecía para secarse los ojos-  no quiero hacerte perder tu tiempo, se que estas ocupado

- Tonterías - respondió Arturo conduciéndola hacia la silla  frente a su escritorio - sabes que siempre tendré tiempo para ti, sobre todo, hoy Isabella. . . debes tomar decisiones linda, se nos acaba el tiempo

A DONDE TÚ ME LLEVESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora