La mayoría de los personajes le pertenecen a S. Meyer aunque habrá algunos hijos míos. Por lo demás. . . continúo jugando
CAPÍTULO 3
INICIO
Acarició suavemente con su lengua el erguido pezón, sonrió satisfecho al ver los resultados de su ardua tarea, mientras tomaba ambos senos con las manos para juntarlos en el centro del pecho de la mujer presionando levemente sobre ellos. El gemido que escucho le dio la certeza que ella estaba disfrutando. Siguió bajando por su cuerpo, se detuvo en el ombligo jugueteando un momento en él mientras acariciaba apenas el contorno de la cintura con las yemas de sus dedos, continuó su camino por la línea del centro del vientre al tiempo que sus manos se acomodaban en las caderas apretando las mismas, mientras rozaba con los dientes el monte de Venus.
Acarició lentamente el interior de los muslos logrando que la chica se abriera ante el aún mas, envolvió con su lengua experta el clítoris hinchado, mojando, frotando, raspando una y otra vez para luego separarse y soplar sobre él, mientras que con sus dedos acariciaba los labios húmedos y la penetraba sin piedad.
Observó como la chica se retorcía a causa del placer que le estaba dando y una sonrisa autosuficiente se estampo en su rostro. Estaba cerca, podía sentirlo, noto como se comenzaba a poner tensa, le encantaba verlas así. A punto del orgasmo las mujeres adquirían esa semejanza con las cuerdas de un violín: tensas, hermosas, magníficas, esperando el toque justo que hiciera desprender de ellas la nota mágica.
Se hinco y levantó una de las piernas para apoyarla contra su hombro y la penetró de una estocada, profundo, abriéndose paso dentro de ella, comenzó a moverse, primero lento y luego adquiriendo mayor velocidad y certeza, llegando justo al lugar donde quería. Las manos de la chica se aferraban a las sabanas mientras se deshacía en gemidos. Sin avisarle, la giró dejándola en cuatro, dándole una fuerte nalgada que le dio a su muslo un encantador tono rosa.
No estaba a favor del castigo, no era un dominante ni un sádico, pero una nalgada en el momento justo le encantaba. . . y a las chicas también.
Volvió a enterrarse en ella sosteniéndola fuertemente de las caderas con una mano mientras que con la otra la tomaba del hombro. En cuatro estacadas más se vino gloriosamente dentro de ella. Ambos cayeron exhaustos sobre las sabanas revueltas.
- Mmmm . . . Dios. . . eres magnífico – dijo Kate con un mohín mientras disfrutaba de la agradable presión que le producía el cuerpo de Edward sobre el suyo
- Digamos que tengo una ligera idea de lo que hago nena- respondió él besando la base de su cuello y levantándose con ímpetu.
La chica sintió inmediatamente la falta del peso y el frio se apodero de su espalda
-¿Dónde vas?
- A ducharme, ya te dije que debo ir a casa de mis padres
- Aja. . . y yo no puedo acompañarte ¿verdad?
- Lo siento Kate, pero lo hago contemplando tu total bienestar. Créeme cuando te digo que solo estoy ahorrándote una tarde de mortal aburrimiento- contestó Edward guiñándole un ojo mientras se perdía en el baño.
Abrió la ducha y templó el agua mientras tomaba una de las toallas del impecablemente ordenado armario de su baño. Se observó un momento en el impresionante espejo iluminado por luces leds en su parte superior, a sus treinta y cinco años podía decir que su apariencia física estaba en su total apogeo. Sabia el efecto que provocaba en las mujeres y disfrutaba de esto. La semana sin ir al gimnasio debido al viaje no había dejado huellas pero, no podía dejarse estar. Mañana a primera hora, estaría en la cinta.
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A DONDE TÚ ME LLEVES
Fiksi PenggemarEl era un hombre que lo tenia todo, existoso,practico, con prioridades muy claras, viviendo su vida tal y como deseaba, hasta que esta dio un giro inesperado. Ella era una mujer que se habia quedado sin nada, sola y con grandes decisiones que tomar...