18| Una verdad a medias

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— ¿y si no me quiere de esa forma? — pregunté caminando de un lado a otro mientras me pellizcaba las uñas. ¡Estaba tan nerviosa! Solté un suspiro y lo miré esperando una respuesta. Mi amigo me observaba serio, pero podía ver la diversión en sus ojos. — Él no me presentó a su...— sacudo la mano tratando de encontrar una palabra de lo que sea Zack de Thom, pero no encontré. —, lo que sea Zack de él, como si tuviéramos "algo". ¿Me explico? — Thiago alzó su mano, pero me adelanté. — Encima el tipejo me invitó a salir ¡y él no dijo nada! ¡Ni siquiera una mueca, ni una queja, ni...ni nada!

— Creo que deberías de hablarlo con él.

— Ese es el problema. — suelto mediante un suspiro. — no me animo a hablarlo. No hemos pasado nada para darle un nombre a lo que somos. Y él no quiere acercarse a mí porque mis hermanos están en el medio. — me senté en la silla de mi escritorio y miré a mi amigo que estaba en silencio sin saber que decirme.

— Deberías de hablarlo con él. — repitió. Me quejé y negué con mi cabeza. — Te has quedado a dormir con él, Em. Eso ya dice mucho de lo que hay en su extraña relación. Él se vuelve loco por ti, tal vez...tal vez deberías de hablarlo o de darle una señal que ambos sienten lo mismo.

Un ruido en mi puerta nos sacó de nuestra conversación y luego esta se abrió y el rey de roma apareció con una mueca en su rostro. ¿Qué hace aquí?

— La cena está lista. — murmuró y entró a la habitación. — Necesito hablar contigo, Em. — ¿no más "bebé"? hice un mohín con mis labios y asentí.

— Nos vemos mañana. — palmeó el hombro de Thom, me tiró un beso y se marchó. El castaño apretó sus manos en forma de puño fulminando a mi amigo mientras este se marchaba. Se dio media vuelta y me observó serio.

— Necesito hablar contigo.

— Eso ya lo dijiste. — contesté seria. Él se asombró, pero siguió con su facha seria.

— No te quiero ver cerca de Zack. — dijo mientras caminaba hasta estar cerca de mi y acorralarme contra mi escritorio. Sonreí burlesca y tiré mi cabello hacia atrás mientras observaba sus ojos que brillaban de furia.

— ¿Porqué? Me invitó a salir y estoy pensando en su propuesta. Parece ser simpático. — apretó sus labios y se pegó aún más.

— No...— soltó un suspiro cansador. — no quiero perder el control, pero no es un buen tipo. Lo conozco y no es un buen tipo y menos para ti.

— ¿Y tu sí? — quise cortarme la lengua en ese momento. No pude retener lo que había dicho, joder. Mi boca va más rápido que mi cabeza. Se sorprendió y negó con su cabeza.

— No, pero yo te quiero. — miró a mis labios y relamió los suyos y luego su mirada se quedó fija en mis ojos. Diosss, que calor que estaba haciendo en la habitación. Miré hacia la puerta y vi que estaba cerrada, así que sonreí pícara y llevé mis manos a su cuello.

Thom rodeó mi cintura con sus manos e hizo que me sentara en mi escritorio, abrí mis piernas y él se adentró en ellas mientras hacía caricias en mi cintura.

— ¿Por qué has estado evitándome? — murmuró mientras besaba mi cuello, solté un suspiro y cerré mis ojos dejándome llevar por sus besos. — No quiero que me evites porque me vuelvo loco sin tus besos, bebé. — Sonreí sin que él se diera cuenta de lo tanto que me encantaba que me llamara así.

— Yo...— no podía hablar. Sus manos se dirigieron a mis pechos y empezó a hacer maravillas con sus manos. Tiré mi cabeza hacia atrás mientras Thom seguía haciendo de la suyas con mi cuello. — Estaba...— solté un gemido. — estaba enojada. — solté de repente sin poder contener nada en mi mente por el placer que me estaba dando Thomas en mi cuerpo. Su cintura empezó a moverse en mi entrepierna y empecé a sentir algo que no me había sentido nunca. — Joder, Thom...

— ¿Te gusta esto, bebé? — asentí y siguió besando mi cuello hasta bajar a mis pechos. — ¿Y porque estabas enojada? — ¿acaso estaba tratando de sacarme información dándome placer? — Porque no te he visto hace más de una semana y he extrañado besarte. — su boca ascendió hasta mis labios y se adentró en ellos mientras que su pelvis estaba dándome placer en mis partes sensibles.

— Porque...porque...— joder, no quería decirlo, pero no podía pensar en nada más que el placer que me estaba dando Thomas. Sus dejos subieron de mi cintura a mis pechos y empezó a masajearlos. — Porque me presentaste como tu amiga y no dijiste nada con respecto a la invitación de Zack, solo...— solté un gemido y agradecí que mi habitación estuviera en la planta de arriba porque temía que mis hermanos escucharan lo que Thomas y yo estábamos haciendo. Mis piernas rodearon la cintura de Thomas y lo atrajeron aún más. — Joder, Thomas, sigue así.

— ¿Te gusta, bebé? Me vuelves loco, joder. — empezó a moverse más rápido y sus manos se metieron dentro de mis pantalones a acariciarme la zona que tanta atención necesitaba. Acaricié su cabello y besé su cuello mientras Thomas se movía más rápido. — No te enojes por algo estúpido, Zack no tiene que saber que eres mía, joder. — mi cuerpo se tensó y escondí mi cabeza en su cuello y Thomas apretó sus labios mientras maldecía.

— Joder, nena. Tengo que venir a verte más seguido si vas a recibirme así. — metió un dedo dentro de mí y aguanté un jadeo. — tan lista para mí. — sacó sus dedos y luego se los metió en su boca mientras me miraba y se los chupaba. — Confirmo, extrañaba besarte. — volvió a mis labios y luego se separó de mí. — ¿Así que estabas enojada y por eso me evitabas? — seguía estando atrapado por mis piernas y yo todavía estaba recuperándome de tanto placer inesperado. — Tienes que decirme lo que siente, bebé. — colocó un mechón de mi cabello detrás de mi oreja y me dio un beso que me dejó con más. — No puedo venir a sacarte información a la fuerza. — lo miré molesta y me solté de él.

— Eres un idiota. — sonrío y me tomó por las cinturas fijando su mirada en mí. — No...no puedes venir y...— giraba mis manos en todos lados y no encontraba palabras por la vergüenza que sentía en este momento. — y hacer eso como si nada importara.

— ¿No puedo venir a masturbarte y pedirte una explicación de tu enojo? — relamió sus labios y sonrío divertido. — joder, tenemos que bajar y mírame como estoy. — bajó su mirada a sus pantalones y algo sobresalía de ellos. Me ruboricé y miré hacia otro lado mientras él soltaba una carcajada.

— Con respecto a tu pregunta, no, no puedes engañarme de esa manera. ¡No tienes derecho!

— No ibas a decirme si no hacía eso. Además...— acomodó mi blusa y abrochó mis pantalones. — No lo tomes así, me salió esa pregunta, pero vine a avisarte que estaba la cena lista. Solo que hace una semana que no te veo, no te beso y cuando te vi con esos pantalones que vuelven loco, me descontrolé. Lo siento. — solté un suspiro e hice una mueca con mis labios.

— Igual...igual yo...me gustó. — mordió sus labios para evitar una sonrisa, pero podía notarlo en su rostro. Tomó mis caderas y me ayudó a bajar del escritorio. Acomodé mi cabello y mi ropa antes de salir a la cocina. — ¿Cómo me veo?

— Como que recién te han follado, pero no literalmente. Necesito una ducha y tú también, pero nos están esperando. — dijo burlesco, golpee su hombro y caminamos hasta la cocina. Cuando estábamos bajando por las escaleras, me arrinconó y besó mis labios. — Hablaremos sobre el tema de que seas mi amiga. Porque yo no quiero eso. — soltó de repente. Abrí mis ojos sorprendida y miré hacia la cocina y luego hacia él. — Realmente esta semana te extrañé mucho y no quiero que...—

— ¿Chicos? — Luke estaba mirándonos desde el inicio de las escaleras con una mirada que no pude explicar, bajó su vista hasta mi cintura, la cual, Thom estaba sujetando. Su semblante cambió y apretó sus manos en forma de puños.

— Luke, escucha...— me separé de Thomas y el negó con su cabeza mientras alzaba su mano al aire en señal de que me detuviera.

— La cena ya está lista. — dijo y se marchó. Bajamos en silencio y nos sentamos en la mesa. Sam ya estaba allí y mi otra yo no había aparecido en todo el día. Me senté en mi lugar y Thomas a mi lado, bajé mis manos para frotarlas por mis piernas debido a los nervios que tenía y sentí que alguien agarró una y le dio un suave apretón. Le sonreí y sentí la mirada de mi hermano, pero traté de ignorarlo.

Estábamos en silencio.

Todos en silencio.

Hasta que Luke se le ocurrió hablar y desatar la tormenta que venía dando vuelta hacía tiempo. 

Guerra de Gemelas ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora