Capítulo 2: Los Way

431 53 67
                                    

Llegué corriendo a casa cómo sí enserio sea lo menor de mi vida regresar con Linda (aunque ella trabaja todo el día y sólo llega a casa para dormir).

Aventé mi mochila a la cama mientras daba saltitos de alegría, nunca había tenido una cita y mucho menos creí que fuera con una preciosura pelirroja, pero hay que admitirlo, no era natural y tal vez sólo buscaba mi amistad, o más bien podría ser un chico homofóbico.

-Ñe...!!! -Dije para mi mismo encogiéndome de hombros, sí fuera homofóbico, no hubiera ligado conmigo.

"Me gustan tus tatuajes, se ven sexys."

Sus palabras resonaron en mi cabeza por segunda vez y un choque eléctrico subió por mi espinilla dorsal.

Comencé a quitarme las muñequeras, los pircings y mi anillo de castidad (no se burlen, sé que ustedes también lo traerían puesto si tuvieran uno), para después seguir con el resto de la ropa.

Entré al baño con una toalla en mano y abrí la regadera, por alguna razón, odio que el agua éste caliente, la prefiero helada, ese tipo de frío que hace que todo, sí, todo el cuerpo se te duerma. No lo sé soy extraño y eso me encanta.

Terminé de bañarme cuando caí en cuenta de que no tenía absolutamente nada que ponerme, y no era algo cualquiera, necesitaba algo que enserio llamara su atención pero sin asustarlo.

Tomé una playera de The Misfits jeans negros y converse de igual forma negros.

Después de ponerme todo lo que me acompleta, me vestí, me miré al espejo y...

Sólo puedo decir que vi a un Frankie sensual.

Con nerviosismo, marqué al número de Gerard implorando que me contestara y lo hizo, al tercer tono.

-¿Qué? -Sonó algo brusco, pero lo entiendo, yo no le dí mi número.

-Ammm... Hola, s-soy F-Frank -Malditos nervios, cabe admitir qué casi me doy una patada mental en la cara.

-¡Frank! Disculpa mi atrevimiento, no reconocí el número -Escuché como se rascó el cuello noté qué lo hacía cuando le preguntabas algo difícil o estaba nervioso.

-Sólo quería saber sí todavía estaba en pie lo de ir por un café...

-¿Lo dices enserio? Yo siempre voy a estar dispuesto por café, moriría por una taza de café, mataría por...

-Okay, okay entendí el punto -No soy paciente y eso es algo obvio.

-Te espero a las tres en el café de Lin-z -Lo dijo después de reír suavemente y colgó.

Faltan 30 minutos y tengo que admitir que fueron los más largos de mi triste existencia...
.
.
.
Encontré al chico pelirrojo y me senté frente a él, estaba haciendo un dibujo, pero no me dejó sí quiera mirarlo.

-¿Qué van a ordenar? -Era Lin-z, el café era de su tía, pero todos lo conocían por la pequeña zorra qué era Lin-z.

Les voy a explicar muy seriamente cómo es ella:
De mi altura, sí, mido 1.64.
Siempre se peina con dos colitas.
Y muy, muy, muy zorra.

-Quiero un café bien cargado y galletas -La voz de Gerard me trajo a la realidad.

-Yo quiero lo mismo -Contesté un poco distraído.

Cuando Lin-z se fue, Gerard estiró su mano hacía mi y comenzó a jugar con el aro de mi labio, reí un poco a causa de las cosquillas y retiró su mano con suavidad, pude notar como se estremeció.

-Así que... Frank... ¿Eres virgen? -Soltó la carcajada al ver que me sonrojaba y me quitaba mi anillo de castidad.

-¿Tú lo eres? -Le pregunté con una sonrisa arrogante marca Iero.

Tosió nervioso y eso me dio la respuesta.

Llegó Lin-z con nuestra orden y vi como le entregó a Gerard una servilleta con varios números escritos, cuando los vio, se limitó a romper en cachitos la servilleta.

Mi arrogante sonrisa sólo se extendió aún más.

-Gerard... -La voz ahora no me temblaba, sabía que él no estaba jugando conmigo.

-Frank... -Asintió.

-¿Por qué eres más grande que todos los demás y estás en mi curso? -Le pregunté sin rodeos.

-Lo q-que ocurre es que mis padres murieron en un accidente, sólo estábamos mi hermano Mikey y yo... Eso fue hace tres años, yo tenía 18 y Mikey 10, en el testamento, yo sería su tutor. Mis padres dejaron mucho dinero, lo suficiente para que terminemos los dos de estudiar, tengamos ropa, comida y casa, sin la necesidad de trabajar.

» Pero Mikey y yo no queríamos seguir en Nueva York, así que vendí la cada de allá y vinimos a Nueva Jersey ya que mi padre había comprado una casa aquí. Mikey siguió estudiando, así que el va en un curso de acuerdo a su edad, yo no, por eso estoy en tu curso.

Cuando terminó de narrar, noté que yo estaba llorando y él sólo miranda su café que iba por la mitad.

-Lo... siento -Mi voz se quebró y más lágrimas comenzaron a brotar.

-No llores Frankie, gracias por escucharme, supongo que hacía falta contarle a alguien -Con la manga de su suéter, limpió mis lágrimas.

Seguimos hablando sobre cosas sin sentido, nunca sacó el tema sobre Cheech, pero sentía que debía contarle, me abrazó cuando volví a llorar, pero ésta vez no me soltó.

Tal vez ese cosquilleo que siento es el amor que dejé de sentir hace años...

....

Holo!!! Amm... No lo sé, yo estaba escribiendo y llorando, pero creo que acabo de escribir algo decente :)
Amm... Mi vida se está haciendo complicada :/ entonces no esperen que algo bueno pase jeje no es cierto.

Los amo!

Guárdame un secreto (Frerard)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora