Capítulo 14

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Maratón 1/14

Le mentí a Linda, le dije que iría a la biblioteca a hacer un extenso trabajo acerca de Leonardo Da Vinci, no se sentía bien mentirle, a pesar de que todos mis tatuajes los hice a sus espaldas a base de mentiras, se seguía sintiendo muy mal.

Hacía un frío paralizador, claro, ya casi era invierno y en Belleville era aún peor.

Tiritando de frío, extendí el papel ya arrugado donde venía la dirección, nadie estaba transitando las calles en sus autos, mucho menos a pie.

Me detuve en una gran mansión, la cual, tenía un jardín lleno de rosas blancas y grandes puertas. Después de verificar un millón de veces que esa era la casa correcta, me acerqué y toqué tres veces la puerta.

Una mucama de no más de cuarenta años salió, me inspeccionó un instante, asintió para sí y me dejó pasar.

Noté que al rededor de su boca tenía varias cicatrices como piquetes, ella seguía caminando por la casa, con una seña me pidió que la siguiera y así lo hice.

Llegamos a un despacho, ella abrió la puerta, cuando entré, la cerró de inmediato.

En el escritorio había varias carpetas amontonadas con distintas etiquetas escritas en diferentes idiomas.

-Por favor siéntate Frank -La voz del hombre... Esa voz, me recordaba a la de alguien más, pero ¿A quién?.

Me senté en silencio, levanté la mirada por primera vez y me topé con un hombre de ojos verdes, cabello canoso y los labios extremadamente delgados. Nunca lo había visto, de eso seguro.

-¿Quién es usted? -Intenté mantenerme sereno, pero los nervios me estaban carcomiendo vivo.

-Mi nombre es Donald, tú no me conoces, es la primera vez que te veo en persona, pero he estado vigilándote -Su voz era fría, no podía ver ninguna expresión en su rostro, ni siquiera en sus ojos.

-¿Por qué? -Nada de ésto tiene sentido, yo no soy para nada importante.

-Sabes Frank, en el negocio de la mafia y el narcotráfico uno tiene que ser bastante cauteloso con quien se mete y los demás no entienden que no pueden meterse en nuestros asuntos -Donald se levantó y comenzó a dar vueltas en la habitación, tomó una vasija, la sacudió un poco y volvió a dejarla en su lugar -cuando tienes hijos, Frank, no quieres que alguien los toque, te los quite o incluso los lastime ¿Me explico?

Donald tenía que ver gravemente con el narcotráfico, de eso seguro, pero ya no entendía lo demás ¿Qué diablos tengo qué ver yo en todo ésto?

-Entonces, cuando ellos entran en el negocio, tienes que asegurarte de que no cometan ningún error, ya que el más mínimo traspiés puede llevarte al fracaso o la ruina -Me miranda con seriedad, éste hombre enserio que no era expresivo.

-¿Y yo en dónde entro? -La situación enserio me estaba desesperando.

-Tú Frank, eres el maldito traspiés de mi hijo -Donald volvió a sentarse y juntó sus manos sobre la mesa.

-¿Quién es su hijo?

-Gerard Way -Una sonrisa macabra se formó en sus labios.

La respiración me faltaba, eso no podía ser, los padres de Gerard habían muerto, él mismo lo había dicho.

-Pero...

-¿Te dijo que estaba muerto? Típico de Gerard -Donald pasó su lengua por sus labios -Pues no lo estoy, él lo dijo para que Mikey estuviera lejos de todo ésto, sinceramente creo que es mejor así, Mikey nunca será lo suficientemente duro para éste trabajo. Creo que tampoco Gerard ya que me salió muy poco hombre -Sus palabras consistían en puro veneno ¿Cómo carajo podía hablar así de sus propios hijos?

-Está bien, entiendo todo, ahora ¿Para qué todo el maldito drama del papel y que yo viniera acá? -La voz me temblaba, chin éste tipo de personas nunca se podía jugar.

-Quiero que te alejes de Gerard, quiero que lo destroces. Dile que lo que sientes por él no es nada, así sí no te mata él, lo haré yo -Su sonrisa iba en aumento, tragué saliva con pesadez.

-¿Y qué ganaría yo? -No llores Frank, no llores.

-Que Linda, Gerard, Mikey y por supuesto tú, no mueran. Claro por mis manos no -Soltó una risita entre dientes.

-Entiendo -La voz me temblaba, no podía arriesgar la vida de todos los que amo de esa forma.

-¡Donna! -Gritó el hombre, la mucama apareció muy rápido -Lleva a Frank afuera.

Cuando estuvimos afuera, Donna se me acercó al oido.

-Dile a Gerard y Mikey que los amo y que mamá los extraña -Antes de que pudiera salir de mi asombro, entró y cerró la puerta.

¿Cómo era posible todo ésto?

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Publicaré capítulo diario durante dos semanas D:

Eso no está bien, pero bueno, todo por ustedes ;)

Las amo!!!!

-P

Guárdame un secreto (Frerard)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora