Para mí suerte me dejó seguir acompañándolo, todos y cada uno de los días que iba a la colonia, a la misma hora, él se asomaba por el bosque y me miraba unos minutos. Mi curiosidad iba en aumento, pero hoy fue diferente, no vi a un lobo, vi a un hombre.
—No te alejes de mí, ¿entiendes?, no te acerques al bosque, te harán daño. Quédate aquí —me advirtió Alex con su mirada amenazadora.
Tenía esa odiosa costumbre de hablarme como a una niña, y tiene razón, nunca le obedezco, mi curiosidad es más fuerte que cualquier advertencia suya.
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Estaba oscureciendo, no me iba a ir sin verlo más cerca, así que esperé, esperé varios minutos a que papá se distraiga. En cuanto entabló conversación con unos "compañeros de liderazgo" aproveché y me escabullí entre la gente para acercarme aún más al bosque.
Me paré a unos metros de la arboleda, insegura. De repente escuché una rama partirse, y unas pisadas. Era él, se dejó ver a unos metros frente a mí, me quedé atónita. Era alto, muy alto, de pelo negro como la noche, ojos claros como la luna, tez pálida, su respiración era fuerte, y su energía me erizaba por completo. Me miró, mejor dicho, me atravesó con su mirada, una mirada que te atravesaba el alma, no había nada que se pudiera ocultar ante el. Se me debilitaron las rodillas, tambalee, era prepotente. No miraba con la barbilla en alto, me miraba bajo sus largas y negras pestañas, como si fuera su presa.Rompió el largo silenció y me habló en francés, con su voz seductora y grave:
—No temas —me dijo— Acércate, no te haré daño.
No podía dejar de mirarlo, me atrapó con su mirada. Di unos pasos hacia él, embobada. Dibujó media sonrisa en su rostro, sin mostrar los dientes.
—Ven.
Me acerqué más, tonta.
En cuanto estuve lo suficientemente cerca actuó rápido. Me tomó del brazo y lo jaló hasta adentrarme al bosque, como si me hubiera succionado. Traté de gritar pero su mano ya me apresaba los labios, tonta.Habían dos hombres más por detrás de él, me empujó hacia ellos y estos rápido me sostuvieron. Traté de defenderme, de librarme, pero eran muy fuertes. Cuanto más luchaba, más fuerte me agarraban. No logré mucho, pero si se llevaron unas cuantas golpizas. Toda mi vida me enseñaron defensa propia, me encantaba practicar, tenía tres entrenadores. Me volví muy buena.
Eran dos los que me sujetaban, un hombre de piel muy oscura, musculoso, y otro que no parecía tan atemorizante, de ojos verdes y pelo castaño, parecía más normal.
Rápidamente me arrastraron más y más dentro del bosque, no dejé de luchar en ningún momento.Hablaron, pero ya estaba demasiado ocupada luchando y escupiéndoles todas las malas palabras que me sabía como para activar mi traductor mental de francés.
Ya era demasiado tarde, cuando me llevaron con la manada me di cuenta que estaba atrapada.
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Ojos De Luna [COMPLETA]
WerewolfUna historia de amor entre una humana (la heredera del reino de Alexander) y el alfa del bosque, Sandokan. Ellos pelearán por el amor y la libertad, pero el Rey no estará feliz. Él no descansará hasta matarlo y salvar a su hija de las garras de la b...