Capítulo VII

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Para mí sorpresa no se me acercó, no me tocó.
Me trajo agua y comida y se sentó en la cama a mi lado, mirándome fijo.

—¿Por qué siempre llevas el cabello recogido? —me dijo. Acostumbraba recogerme el cabello en un moño o una coleta, me sentía cómoda así. Tantos días que me vigiló se percató hasta de mi cabello—. Vas a quedarte aquí, hasta que tu padre acepte negociar.
  Cerró con fuerza la puerta tras el y no apareció en todo el día.
  Traté de buscar una forma de escaparme, pero era inutil. La puerta estaba cerrada con llave y la ventana trabada por tablas de madera, sin poder comer me tumbé en la cama, al fin sola podía llorar hasta quedarme dormida.
  Estaba despeinada, sucia y rasguñada, con unos vaqueros y una camiseta blanca.
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  A eso de las 7 am desperté por la luz, cuando me di la vuelta en la cama me asusté al verlo. Ahí estaba, mirándome como solía hacerlo, era hermoso y no me había dado cuenta, pero era mayor, mucho mayor a mí.

—Tranquila princesa —me dijo con una voz suave.
—Soy Mary, no princesa. 
—Parece que te vas a quedar conmigo más tiempo de lo planeado, tu padre no quiere negociar tu libertad, padre ejemplar ¿no? —rió con soberbia, como si supiera desde un principio que pasaría esto.
—Mientes lobo, mi padre jamás me dejaría. Va a matarte a ti y a todos tus perritos falderos.
—Menuda boquita para una princesa. No comiste —dijo al ver la comida sin tocar— ¿Tengo que darte de comer en la boca? - Puse cara de asco y me di vuelta dándole la espalda.
—Púdrete. 
—Tarde o temprano, princesa, te vas a enterar que no soy yo el malo de la película. Te lavaron el cerebro, te metieron ideas equivocadas sobre nosotros.
—Nadie me lavó el cerebro a mi, tu me arrastraste dentro del bosque, me sometiste a esos brutos, me obligaste a permanecer en contra de mi voluntad, muerta de frío, y me encerraste en esta pocilga, me tienes secuestrada. Cuanta bondad —dije irónicamente.
—Que desconsiderado de mí parte, olvidé traer tus sirvientes, tus vestidos, joyas y toda la mierda. No seas niña, es hora que te des cuenta que tu papi no es tu héroe. Nosotros vivimos en peores condiciones gracias a él.
—Yo no tengo nada que ver, déjame ir. 
—Nunca.

  Desapareció furioso antes de que pudiera pronunciar otra palabra. ¿Nunca? ¿Cómo que nunca? 


 ¿Nunca? ¿Cómo que nunca? 

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Ojos De Luna [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora