Capítulo 5

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Notaba algo como si estuviese oprimiendo mi cuerpo, más que algo... En concreto era un brazo. Abrí los ojos lentamente, apenas las pequeñas ventanas dejaban colarse los primeros rayos de sol del día. Cogí aire y volví a cerrar los ojos. La alarma para despertarnos estaría cerca de sonar, pero quería dormir un poco más. En cuanto hundí la mejilla de nuevo en la almohada un dedo acarició mi nuca. Abrí los ojos sorprendido. Me di la vuelta, encontrándome a Suzuki a mi espalda totalmente dormido, con la pequeña boca entreabierta, respirando tranquilamente. Su pelo totalmente revuelto le aniñaba, no parecía el mismo Suzuki agresivo que todos conocíamos. Aun así lo contemplé estupefacto. Miré bajo la tiesa manta y respiré tranquilo, ambos estábamos vestidos. Ahí es cuando recordé los besos que nos regalamos la noche anterior, agitándome el corazón. No había sido ningún sueño... Noté como toda la sangre de mi cuerpo se acumulaba en mis mejillas. Lo empujé molesto, apartándolo de mí. Se echó hacia atrás asustado, abriendo los ojos como platos mientras se incorporaba.

-¿¡Qué pasa!?- Se quejó por lo bajo.

-¿¡Qué haces en MI cama?-

Me miró con recelo, volviendo a acostarse pero esta vez, dándome la espalda.

-Y por eso me despiertas- Susurró bajando notablemente la intensidad de su voz.-Imbécil.-

La parte de arriba de su uniforme oliva le quedaba grande, podía verle la mitad de su espalda. La perfecta curva de su cintura... Parecía la piel de una muñeca de porcelana, suave y pálida. Una tentación de tocarlo pasó como un huracán por mi mente, acercándome a él mientras me tumbaba, imitándolo. Podía ver su nuca, esa curva de su cuello tan apetecible para mis labios. Suspiré. En ese momento soltó una risa divertida, su piel se volvió de gallina en cuanto mi cálido aliento llegó hasta su nuca.

-Me haces cosquillas.- Susurró.

También sonreí, no sabía realmente lo que estaba haciendo. Mi mente tenía una lucha interna con mi cuerpo, que se movía como si tuviese otro mecanismo. Como si le mandara otro órgano de mi cuerpo. Como si tuviese inteligencia artificial. Mi mano comenzó lentamente su viaje hasta tocar aquel retazo de piel que su uniforme me mostraba, mis dedos palparon su piel, recibiendo un hormigueo. Como si mis dedos índice y corazón fuesen piernas, comencé mi paseo por su cintura, con parsimonia. Realmente su piel era suave, increíblemente suave. A medida que mis dedos tocaban su piel, esta reaccionaba erizándose. Mis dedos cesaron su aventura en cuanto acabaron en su pelvis, quedándose inmóviles sin saber cuál sería su siguiente movimiento. Sorprendiéndome, Akira giró su cuerpo en mi dirección, encontrándome con su rostro a centímetros del mío, mirándome con intensidad. Mi mano seguía descansando en su pelvis. No aparté mi mirada de la suya, observando esos ojos color miel brillando casi en el amanecer de un nuevo día. Tragué saliva, no sabía que era esta tensión que había entre los dos pero Suzuki pareció divertido al sonreírme. Fruncí el ceño, expectante. Agarró la tiesa manta que en su día fue negra, ahora era de un gris baldosa tras los múltiples lavados y nos tapó hasta la cabeza. Todo se volvió oscuro, su aliento impactaba sobre mis labios, que como una especie de reclamo, los entreabrí. Me agarró por la cintura, atrayéndome a su cuerpo y me besó bajo la manta, saboreando su lengua cálida y húmeda sobre la mía. Entrelacé mis piernas con las suyas, buscando la manera de sentir más su cuerpo sobre el mío. El beso se iba volviendo más insistente, sus labios se movían con lujuria, provocando que sofocara. Necesitaba aire, pero él me lo estaba robando. Sentí sus frías manos en mi cintura, colándose por debajo del uniforme. Dejó de besarme, acabando por morderme con lentitud mi labio inferior. Solté un suspiro y volví a su boca también descubriendo aquella piel escondida bajo su uniforme, su espalda era ancha y tersa. Empezaba a notar mi miembro endureciéndose entre nosotros, notarlo arrancó una sonrisa ladeada dejando que su mano acabase sobre él. Gemí en su boca, rompiendo el beso. Me miraba con intensidad, sin parpadear. Sus labios brillaban tras estar más que salivados. Mi cerebro se fundía a cada segundo que aquella mano jugaba con mi miembro.

Love Chained.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora