Capítulo 7

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Abrí los ojos con parsimonia, mi respiración era tranquila. Tan tranquila que me había pillado con la guarda baja. Aunque me encontraba en prisión, por un momento me dejó de importar ese hecho, Akira me rodeaba con sus brazos y me apretaba contra él. Notaba su cálida respiración en mi nuca, y su suave risa fundiendo mi cerebro. Me estiré contra su cuerpo soltando un pequeño quejido, moviendo mi cuerpo hacia el suyo. Me miraba tranquilo, con los ojos entrecerrados con una sonrisa radiante en su rostro. Sin darme cuenta yo también estaba sonriendo.

—Buenos días.— Me susurró.

—Buenos días.—

Le contesté en un pequeño hilo de voz, me besó con ternura mientras acariciaba mi mejilla. Su beso iba despertándome, y mi mente empezó a preparar una venganza. Cambié el ritmo del beso en un segundo, retomando el control. Eso pareció divertirle ya que sonrió. Mi lengua traviesa buscaba la suya, al igual que mis manos que empezaron a recorrer su cálida piel. Me coloqué sobre su cuerpo, tapándonos por completo con la maloliente manta entre risas. Lo besé con lujuria, demandante. Mordí su labio inferior con lentitud, descendiendo mis besos por su barbilla.

—Esto sí que son buenos días.— Susurró mientras mi lengua saboreaba su cuello.

Mis pequeñas manos palpaban su fibroso pecho, centrándome en uno de sus pezones que en cuanto pasé mi húmeda lengua sobre él, se estremeció. Luché con mi mente para que aquellos quejidos de placer que se escapaban de sus labios no contaminaran mi diabólico propósito. Mordía y succionaba su pezón casi con tortura, abandonándolo para recorrer su abdomen, duro como una tabla. Notaba sobre mi pelvis como su miembro comenzaba a endurecerse, sonreí mientras besaba aquella parte donde la inocencia se perdía. Con una mano descendí el pantalón que impedía que culminara mi propósito, al igual que la goma de su ropa interior. Su miembro completamente endurecido me saludó en cuanto dejó de estar preso en sus pantalones. Era jodidamente perfecto. Mi yo del pasado estaría ahora mismo completamente escandalizado, por suerte, había muerto. Saqué mi pequeña lengua, lamiendo aquella extensión de su cuerpo que se presentaba tan apetecible. Akira se movía inquieto, agarrando mi pelo. Mi lengua volvió a hacer de las suyas, lamiéndolo sin descanso. Estaba disfrutando completamente de este momento. Akira se llevó las manos a su rostro en cuanto, sin previo aviso, comencé a succionar su miembro. Tendría que sentirme asqueado, pero me estaba encantando de una forma tan satisfactoria que ni recordaba cómo me llamaba. Sus gemidos llegaban a mis oídos como un coro de ángeles, sonriendo en mi interior. Movió su pelvis contra mi boca, para sentir un placer superior. Agarré con fuerza sus nalgas, clavando mis uñas en su nívea piel. Su espalda se arqueó, mordiéndose el labio inferior.

—Dios Taka..—

Sabía que estaba a punto de correrse y por un lado quería que se corriera en mi boca pero tenía que acabar mi propósito. Tenía más momentos para saborear su esencia. Con una última lamida sobre su miembro, lo abandoné con crueldad. Encontré su rostro apoyado sobre la almohada, sus mejillas teñidas de rojo y su respiración entre cortada. Ya que tenía los labios sutilmente abiertos ultrajé su boca, quitando la manta que cubría nuestros cuerpos con un rápido movimiento. Rompí el beso sonriendo de medio lado.

—Una pena...—

—¿Qué?— Me preguntó aturdido, intentando volver a mis labios.

—Que vaya a sonar la sirena.—

Abrió los ojos con fuerza, incorporándose en la cama. Seguía completamente empalmado y su mirada de odio atravesó mis ojos. Comencé a reírme quizás, demasiado alto, en cuanto lo vi corriendo hacia la cama que le correspondía. En ese momento la alarma sonó, despertando a los demás presos. Aún podía escuchar sus maldiciones mientras cogía mi toalla y mi neceser. Takashima lo miraba extrañado tumbado en su cama, acabando por darse cuenta de la situación, naciendo una sonrisa malévola en su rostro.

Love Chained.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora