Antes de lo que me esperaba desperté en mi mugrienta cama. Eché un leve vistazo a mi zulo provisional y puse los ojos en blanco. Seguía aquí. No acaba de acostumbrarte a esto. Me senté en aquella cama, masajeando mis ojos todavía vagos tras el sueño. Aún estaba amaneciendo, lo veía desde la pequeña ventana. Había bastantes nubes... Desde luego hoy iba a ser un día gris y lluvioso. Descendí de la litera, la escalera de hierro hizo un leve chirrido al contacto con mi peso. Esta mierda aguantaría intacta en menos de lo que dura un estornudo. Los ronquidos de Amano eran hoy, un poco más sonoros. Más roncos. Parecía que se estuviese resfriando. Apenas había cruzado dos palabras con él en lo que llevo de condena y no parecía mal tipo al fin y al cabo. No nos molestaba ni nosotros a él. Amano se quedaba en su rincón y poco más. Mientras estaba ahí plantando, frente a su cuerpo inerte por el sueño, me invadió la curiosidad. "¿Qué habrán hecho estos tres chicos para estar aquí?", Sólo sabía el motivo de Saga, aún notaba un sudor frío en mi nuca de sólo recordar a cuanta gente mató por un puñado de gramos. Era jodidamente triste.
Me encogí de hombros y desperté a Byou, no quería ir a las duchas solo. Aún tenía que volver al economato a volver a comprar mis utensilios de higiene. Un pequeño flashback apareció en mi mente, recordando en qué circunstancias había perdido el anterior. Los labios de Suzuki sobre los míos, suaves pero seguros. Su lengua impregnando la mía... Sacudí la cabeza en un burdo intento de desprenderme de esos recuerdos.
-Byou, ¿Vienes conmigo a las duchas?- Susurré mientras tiraba de su manta.
El susodicho se removió en el interior de su cama, soltando pequeños quejidos.
-¿Pero qué hora es?- Sonaba ronco, recién despierto.
-Acaba de amanecer.-
Destapó su rostro, mirándome con el ceño fruncido. Tenía los ojos rojos y los labios secos.
-¿Estás de coña?- Me contestó, enseñándome su delgado y blanquecino dedo corazón a modo de respuesta.
-Por favor, no quiero ir solo.- Realmente no quería rogarle, pero no quería enfrentarme solo a la ira de Suzuki.
De repente sonrió de medio lado, sentándose sobre el colchón. Lo miré con desconfianza, como mira un gato a un perro cuando este le mira fijamente. Acabé por suspirar.
-¿Qué quieres?-
Byou aplaudió divertido, con una sonrisa de oreja a oreja. Sospechaba que quería algo a cambio, al fin y al cabo, estábamos en la cárcel y esto es como vulgarmente se suele decir... "Ojo por ojo."
-Me comprarás todo lo que te pida en el economato por lo menos durante quince días.-
Abrí los ojos tanto que pensé que se me saldría de las cuencas.
-Mis cojones, este favor que te pido no vale tanto. Cinco días de economato y no pienso subir más.-
Me miró dubitativo, pero acabó por asentir. Puso su mano frente a mí, encogiéndose de hombros.
-Me vale.-
Sellé el acuerdo dándole un apretón de manos, tenía la mano tan fría que si no fuese porque lo tengo delante, vivito y coleando, pensaría que estaba muerto. Byou aún después de aceptar acompañarme estuvo unos minutos remoloneando en su cama, estirándose. Decidí despertar a Shiro ya que no había vuelto a hablar con él desde que llegamos. Iba a posar mi mano sobre su hombro cuando habló sin previo aviso.
-Estoy despierto.- Enmudecí, sin saber que decir.-Es imposible dormir con vuestras chácharas absurdas.-
-Lo siento...-
Se levantó de la cama, estirándose a mi lado mientras bostezaba. Byou también descendía por la escalera, parándose sobre una especie de cómoda de metal que teníamos. Había cuatro cajones, uno para cada uno.
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Love Chained.
FanfictionEsta historia está inspirada gracias a la grandiosa serie de "Orange is the new black". Un amor carcelario.. ¿O debería ser llamado lujuria carcelaria? Drama, prohibiciones, cese de la libertad, sexo, corrupción... ¿Estás dispuesto a encadenarte a e...