Checo se apresuró a intentar arreglar el desastre provocado por la novia de su jefe. Entonces su teléfono sonó y respondió sin siquiera mirar.
—Hola—Soltó sin más.
—¿Hijo? —La voz de una mujer al otro lado de la línea lo hizo confundirse—¿Cómo has estado?
El pelinegro no recordaba haberle dado el número de su trabajo a su familia.
—Bien, algo ocupado—Decidió continuar con la conversación ante cualquier duda de sus recuerdos.
—¿Has comido bien?
—Si, mejor que antes—Bromeo—Un día de estos te llevare a cenar.
Escucho una risa al otro lado de la línea.
—Me encantaría pasar más tiempo contigo.
—Yo también, mamá, pero sabes cómo es el trabajo.
—Trabajas demasiado...
En ese momento Max dio un pequeño golpe en el cristal de la ventana que los separaba. Haciéndole una señal para que fuera.
—Debo irme, te llamare después—Dijo Checo mientras acomodaba los papeles en su escritorio—Te quiero.
Después de eso colgó la llamada y se apresuró a entrar a la oficina de su jefe.
—¿Quién llamo? —Dijo Max apenas lo vio entrar.
—Mi madre, señor.
El rubio sonrió despreocupado.
—Mañana saldré de viaje—Comenzó Max—Necesito que te quedes en mi departamento por unos días.
Checo asintió. No tenía problema alguno en encargarse de las tareas domésticas de su jefe. Principalmente si podía jugar con el gato todo el día.
—Entiendo.
—No sé qué te parezca mejor—Continuo el rubio—Puedes llegar mañana temprano, o quedarte desde esta noche.
—Pero no tengo nada de mis objetos personales—Respondió el pelinegro poniendo una mano en su pecho, señalando que solo llevaba aquello que tenía puesto.
Max hizo una mueca al ver su corbata desalineada.
—Ayer te mostré como se hacía—Dijo algo molesto.
Sin que nadie se lo pidiera, el rubio se acercó a su asistente y lo tomo de la corbata, obligándolo a cortar la distancia entre ambos.
Entonces comenzó a desatar el nudo para volver a hacerlo, pero ahora de la manera correcta. Sin embargo, no le salía bien.
Checo sintió que se le cortaba la respiración al tenerlo tan cerca como el día anterior. Pero lo peor fue la forma en que lo atrajo hacia él. Incluso por un momento pensó que iba a besarlo.
Max se dio cuenta de que se equivocaba porque estaba nervioso. Al principio no le dio mucha importancia la posición en la que se encontraban, pero pronto se percató de la cercanía entre ambos.
Se había negado a creer que tenía sentimientos hacia su asistente, pero su cuerpo le llevaba la contraria con sus acciones.
Harto de fallar tanto, le quito la corbata con brusquedad.
—¿Ahora no usare corbata? —Pregunto Checo al ver que su jefe la tenía en la mano—Aunque me vería raro, quizá debería desabotonar esto.
Max observo como el pelinegro desabrochaba los dos primeros botones de su camisa. Sintiendo que sus ojos no podían dejar de seguir sus dedos.
—Pero...—Apenas pudo pronunciar palabra cuando vio como su asistente comenzó a jugar al modelo.
Sus ojos no dejaban de mirar su pecho, intentando obtener el mínimo de piel a la vista.
¿Por qué hizo eso? ¿A caso estaba coqueteándole? No, no podía ser así.
Pero no podía evitar ponerle tanta atención.
Entonces soltó un suspiro, algo que no pasó desapercibido por el pelinegro.
Max parpadeo un par de veces, intentando fingir que nada pasaba.
—Seguirás usando corbata—Fue lo único que dijo.
"De lo contrario, llamaría mucho la atención" Pensó.
Checo volvió a abotonarse la camisa, algo que el rubio agradeció.
—Entonces iré esta noche.
Max sonrió ante esto.
Pero ahora estaba más preocupado que antes. Necesitaba sacarse a Checo de su cabeza.
Y esa fue su tortura a lo largo del día. Esa maldita camisa desabrochada.
De vez en cuando volteaba a verlo a su escritorio. Lo miraba bobeando, respondiendo llamadas o mirando videos en internet.
El rubio se levantó para irse, pero cuando salió no encontró a su asistente.
Checo se había ido al baño para esconderse en lo que acaba su jornada. Miraba memes en su teléfono o chateaba con Carlos. A veces se tomaba fotos frente al espejo para presumir de su nuevo empleo.
Había estado un poco nervioso después de lo ocurrido con la corbata.
Se dio cuenta de que su jefe lo miraba de vez en cuando. Sentía su mirada sobre él, y le gustaba.
¿Qué se sentirá que uno hombre rico se enamore de ti?
Era una tontería, pero le gustaba pensarlo con él.
Y nada más por molestar, solo para saber si había algo de verdad, Checo se quitó la corbata y desabrocho parte de su camisa.
Max estaba impaciente por ver a su asistente. No sabía en donde se había metido, pero lo necesitaba ahí en ese instante.
En ese momento el teléfono en el escritorio de su asistente comenzó a sonar. El rubio rápidamente reconoció el número.
—¿Hola?
—Hola, hijo—La voz alegre de su madre lo tomo por sorpresa—No pude responderte hace un rato, pero yo también te quiero.
"¿Hace rato? ¿Yo también?"
—Si, mamá, lo sé—Respondió algo aturdido.
—Bien, ya no te molesto más—Dijo ella algo divertida—Mi niño trabajador.
La llamada termino, pero esto solo dejo con más dudas al rubio.
Entones recordó que su asistente le había dicho que había estado hablando con su madre.
—Se confundió—Susurro mientras intentaba ocultar una sonrisa.
Al menos su mamá no se había dado cuenta. Ella siempre se preocupa por él, pero Max casi no tiene tiempo para verla o atender sus llamadas. Quizá la charla cálida que tuvo con Checo la tranquilizo.
—¿Me estaba esperando? —Pregunto Checo cuando lo vio en su escritorio.
Max sintió que su cuerpo se paralizo al verlo llegar. Estaba despeinado, sin corbata y con la parte de arriba de la camisa desabrochada.
"Definitivamente está coqueteándome" pensó. Pero rápidamente negó con la cabeza.
—Y-ya vámonos—Balbuceo un poco al hablar.
El rubio se apresuró a caminar a gran velocidad mientras era seguido por el pelinegro. Checo sonrió al verlo tan nervioso. Pero sabía que debía dejar esos juegos antes de lastimarse a sí mismo. Max tenía una pareja a la que amaba, y no era él.
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Lᴏᴠᴇ Iɴᴄ ~ᶜʰᵉˢᵗᵃᵖᵖᵉⁿ
FanficMax es el jefe de una empresa productora de chocolates. Está buscando un secretario para que lo asista durante el día, pero debido a que su novia Kelly es muy celosa, y por pedido de ella, decide contratar a un chico en lugar de una chica. Sin embar...