"Bueno, mi consejo es que si amas a esa chica luches por ella, lucha con todas las personas que se opongan, lucha con todas las cosas malas que puedan afectarte. Lo único que debes hacer es luchar" dice con tono calmado, como si no se diera cuenta de que esas palabras de aliento y apoyo me sirvieron de mucho.
"Me sorprende que una chica ruda como tú diga esas palabras con tanto entusiasmo y poder" digo, con una sonrisa.
"Soy una chica ruda como tu dices, pero soy humana y tengo sentimientos. ¿Acaso tú no?" pregunta, alza una ceja.
"Tal vez" respondo
"¿Te haz enamorado alguna vez?" pregunta.
"No" respondo.
"Y la chica con la que estas?" pregunta.
"¿Camila? No te confundas, Amy. Ella es hermosa... Pero no estoy enamorada. No me enamoraré nunca, y menos lo haré con una niña inocente como lo es Camila" suspiro. "No me malinterpretes, no estoy diciendo que no la quiero, la adoro. Pero no estoy segura aún de que es lo que estoy sintiendo en este momento. Yo soy un animal, y ella es una niña aún. No la merezco".
"Tú estás enamorada, lo sé. Cada vez que dices su nombre, tus ojos brillan. Eso es el amor y es lo único que vale" responde.
"Claro, como digas" comento, riendo y poniéndome de pié.
"¿Por que te pones de pié? ¿Irás a luchar por lo que amas?" se burla. Frunzo el ceño con humor y cruzo mis brazos.
"Tal vez" río y salgo de la habitación. Cuando cierro la puerta escucho una risa proveniente de adentro de la habitación.
Camino hacia la puerta de la casa y salgo. La fiesta se había calmado un poco, lo que en este momento agradecía. Así que comienzo a caminar en dirección al auto, me subo a este y arranco el motor con mucha fuerza.
Conduzco lo más rápido que puedo en dirección a los dormitorios. Sentía una punzada en el pecho, como si me apretaran el corazón y eso lo desconocí. Este mismo sentimiento lo sentí cuando Chloe murió, sentí que moriría con ella.
Cuando por fin llego a los dormitorios, camino rápidamente hacia el mío y de Camila, y tomo la manilla de la puerta, la giro y la abro lentamente.
Lo primero que veo al entrar es a Camila dormida en mi cama, es la segunda vez que la veo durmiendo en mi cama después de una discusión.
Cierro la puerta detrás de mí y comienzo a caminar lentamente hacia ella para no despertarla.
Me siento en el suelo y contemplo su rostro. Sus labios estaban entreabiertos, y su respiración estaba serena. Sonrío al instante al ver tanta perfección en un mismo rostro. Por instinto quizá, llevo mi mano cerca de su boca y con mis dedos repaso sus hermosos y delicados labios que tanto me vuelven loca, es tan bella y tan inocente cuando está dormida que sé que no me cansaría de verla de este modo por el resto de mi vida.
Suena cursi, pero la idea de tenerla por el resto de mi vida a mi lado me hace sentir viva, como si quisiera tenerla siempre conmigo. Como si realmente quisiera pasar el resto de mi vida con ella y ser felices las dos lejos de todos.
Bajo mi mano y suspiro, no se cuanto más logre resistirme a esto.
Me acerco a ella y beso lentamente su mejilla. Con ese simple beso en su mejilla podré dormir tranquila hoy. Sólo hoy.
Cuando me alejo veo que sus ojos se están abriendo lentamente. Me alejo definitivamente y me vuelvo a sentar en el suelo viendo su adormilado rostro mirarme sorprendida.
"Lamento haberte despertado" digo.
"Lamento estar durmiendo en tu cama" dice destapando su cuerpo y sentándose en la cama para prepararse para salir de ahí.
"Lamento ser una idiota contigo" suelto sin pensarlo dos veces. Ella deja lo que esta haciendo y me mira atentamente. "Lo lamento, Camila" aclaro. Ella baja la mirada, sin saber que decir, tal vez. "Alexa estaba ahí ¿sabes? No sé cómo, ni por qué se enteró de que celebraría mi cumpleaños ahí. Ella sólo apareció ahí, como si nada".
Camila's pov
Ahora entendía todo, ahora entendía por que me había pedido que me fuera.
"Lo siento Lauren, si hubiera sabido..." digo.
"No tienes la culpa" dice. Ella apoya sus antebrazos en sus rodillas. "¿Camila, que te gusta de mí?".
Sin pensarlo respondo. "Todo". Al escuchar eso, en sus ojos aparece un brillo que no había visto en mucho. "Me gusta tu cabello, como lo mueves de un lado a otro. Me gustan tus ojos, pero ¡dios! ¿A quién no?" río. "Me gustan tus manos, porque son grandes y cada vez que tomas las mías entre ellas siento que estoy segura, como si ni Alexa, ni Cindy, ni nadie pudiera hacerme daño. Porque sabría que tú estarás ahí" susurro. "Desearía que todo fuera diferente, Lauren. Que me quisieras como yo te quiero a ti".
"Y lo hago" susurra. Ella se levanta y se sienta al lado mío. "Lo hago, Camila".
Lleva sus manos a cada lado de mi rostro y me beso lenta y delicadamente, como si el reloj no existiera, como nada en este mundo importara, más que nosotras dos. Respondo al beso, poniendo mis manos en su cuello. De un momento a otro ella estaba encima de mí, pero sin dejar todo su peso encima.
Sus labios se movían lentos, y los míos igual. Me faltaba fuerzas y sentía que me debilitaba cada vez que ella movía sus labios al compás de los míos. Era una sensación maravillosa que nunca en mi vida había experimentado. Nunca en la vida. Y me alegraba tanto que fuera con Lauren.
Luego de unos minutos, ella se separa de mí, quedando a centímetros. Sus ojos brillaban más de lo que podía imaginar, y sus respiración estaba muy agitada al igual que la mía.
"Lo hago, Camila. Te quiero más que a nada en este maldito mundo y sería una idiota sin no admitiera que me traes completamente loca" sonrío al escuchar esas simples palabras. "Salgamos de aquí. Vámonos de aquí" dice, emocionada.
Río ante su emoción. "¿Ir a dónde?" pregunto.
"A la playa. ¿Que te parece?" dice. Le sonrío y asiento. "Vamos entonces" dice poniéndose de pié y cogiendo un abrigo. Yo hago lo mismo.
El camino a la playa es largo, una hora mas o menos y para entonces son casi la 1 de la madrugada. Cuando el auto se detiene, inmediatamente abro la puerta y respiro el suave y fresco aire. Cierro los ojos suspirando, automáticamente me relajé. Cuando abro los ojos me doy cuenta que Lauren me mira con una sonrisa. Se la devuelvo.
Me quito los zapatos en cuanto piso la arena. Lauren hace lo mismo y se acerca a mí, toma mi mano entrelaza nuestros dedos.
Caminamos en silencio hasta la orilla de la playa.
Después de haber caminado unos minutos nos sentamos mirando hacia el mar, sin decir nada. Sólo escuchando el sonido de las olas y nuestras respiraciones.