Escaleras al cielo. {Robert Lewandowski}

Escalón 17: Ingenuidad.

Dios se enfureció y pensó en hacer un ataque con el Diablo, luego llamó a uno de los ángeles para camuflarse e ir al infierno, y su palabra fue concebida; entonces el ángel disfrazado bajó a los infiernos como Dios mandó. El diablo, tan potente entre su inframundo miró al diminuto ángel camuflado después de sus palabras y entonces, con una malévola y maliciosa sonrisa, aceptó. De la mano del diablo salió una manzana cosechada directamente del fruto del bien y del mal y se la dio al ángel.

El ángel miró con desconfianza pero al final dio un mordisco de ella y sintió fallecer de poder. Al final creyó que era todo una mentira: ya no tenía sus alas, su aureola desapareció, sus vestimentas fueron arrancadas y su anillo de alianza se partió en dos. pero poco a poco, la manzana empezó a ejercer su poder: su cara cambió y un maquillaje oscuro apareció en su piel, su cuerpo comenzó a volverse delgado y sus dotes de mujer engrandecieron; ya no tenía su chitón, y pequeñas ropas que la avergonzaban tan solo cubría pequeñas partes de sus dotes de mujer.

Entonces el diablo le dio un espejo, y tentada se miró: Ella se había convertido en un humano.

一 Oh, temible señor de los infiernos, ¿qué pretendes hacer convirtiéndome en humana? 一 pregunta el ángel mientras se miraba en el espejo. Ahora ya no podía mirar a los ojos del diablo porque el miedo ahora llenaban todos esos vacíos que tenía al verlo.

Al fin y al cabo, ella se había comido el fruto del bien y del mal.

El diablo le miró de arriba a abajo, sonrió de nuevo con malicia y entonces dijo:

一 Ingenua Aurora. 一 y ella se heló al escuchar que el mismísimo diablo pronunció su nombre. 一 Te he convertido en el sueño de todo hombre absorbido por el fruto, eres, entonces, el pecado y el dolor y, al mismo tiempo, la seducción y la pasión. Disfrútalo.

¿qué harás entonces contra esta jugada, majestuoso ángel? ¿podrías ser capaz de proteger a la mujer que canta para el cielo y su ayudante?

"Entonces, después de un pequeño juego de seducción y varias sonrisas encontradas, los gritos de la pasión no cesaron en la cama."

Melinda llamó por cuarta vez al número de Robert, pero de nuevo este sonaba como si no lo tuviera. Iba a llamarlo la quinta vez, pero temía parecer muy intensa aunque ya lo parecía con cuatro llamadas, así que optó por la quinta.

- ¡Ro- ro! - Exclamó ella. - ¡Qué susto el que me llevé! Pensé que te había pasado algo ya que no viniste a visitarme. - Rió un poco por lo tonta que fue al tener pensamientos malos sobre él.

- Ah sí, ¿Qué día es hoy? - Preguntó con pereza y fastidio mientras se levantaba de su cama.

- Pues, amor... Hoy es viernes... se supone que vienes todos los viernes después de entrenamiento para pasarla conmigo...

- Ah, perdón amor, es que hoy entrené mucho y el cansancio me venció. - habló mientras veía aquellos cabellos rojos que le pertenecían a la mujer, tan sedosos como siempre lo ha sido. apartó unos mechones para poder ver esa cara que figuradamente parecía angelical. Ella se levantó y rió, él hizo un ademán para que callara y luego de esto le dio un beso en su boca.

- Oh, entonces no te preocupes. Descansa, ¿te veo más tarde, tal vez? - Sonrió al pensar en como sería hoy su tarde con él, tal vez podrían ir al campo como solían hacerlo o ir a la terraza de su apartamento, donde se podían ver gran parte de la ciudad.

La chica de cabellos rojos negó la cabeza, para luego darle un beso en el cuello. - ¿Sabes qué, Meli? No puedo, hoy me había comprometido con los del equipo para salir un rato por la noche.

Miró a la pared triste. ¿no podía estar con ella por la tarde? no quería sonar ahora sí muy intensa, pero como siempre, sus sentimientos no los podía ocultar. - Oh, está bien. Descansa, yo... te amo.

- Está bien, nos vemos después linda.- él colgó, y volvió a besar a la pelirroja mientras tocaba su cuerpo.

Ella dejó el celular a un lado y se volvió a tirar a la cama.

Yo... te amo, supongo.