Nota: Acá no existen las presiones del mundial. Es algo completamente ficticio los partidos, las fechas, todo. Disfruten.
Robert se encuentra caminando por las calles de Münich, mientras maldecía en susurros, le costaba creer que ahora jugaría para el Bayern Münich, y que fue regalado así como así por Klopp a Guardiola. Se sentía como si no valiera, como si todos sus esfuerzos en las escuelas de fútbol, y en todo el recorrido por el Borussia, no hubiese tenido el esfuerzo suficiente.
Él tal vez podría haber ido al Real Madrid, o quien sabe, un equipo de la premier league, pero no, tenía que ser exactamente el Bayern Münich, y regalado que no es lo mismo.
Se encontraba en un puente desconocido de Münich, sin saber a donde ir, o a qué persona recurrir. Tal vez podría llamar a Mario, pero a Robert le incomodan los traidores como él.
Robert, con el poco entusiasmo que le tiene al invierno, se abriga más apretándose su chaqueta de cuero negra e interiormente abrigada con piel de ánimal. Es un día muy frío, por ser mes de Diciembre, el invierno está en todo su furor arrasando con todo lo que se lleve a su paso. Sin embargo, los habitantes el otro lado del puente se las arreglaban para cuidar aquél parque que está cerca del río, escarbando y barriendo toda nieve que esté a su paso para que los niños pudiesen jugar en aquél parque sin problema alguno. Robert se quedó mirando la escena, envidiando silenciosamente cada cosa que los padres hacían por sus niños. Robert tenía una invaluable necesidad por ser padre y conocer aquél amor pero, ¿cómo conocería aquél amor si nunca ha conocido una mujer que fuese importante para él? Robert seguía viendo la escena. Él quería, de algún u otro modo, conocer aquél amor y apego que los adultos sentían cuando tenían un propio hijo.
Una chica interrumpió sus pensamientos, se había posicionado al frente de él. Robert se sintió molesto al principio y sin querer, sube su mirada y se encuentra con los ojos color miel de aquella mujer.
- ¡No puedo creer que seas Robert Lewandowski! - dice ella emocionada.
Otra fan más de Bayern Münich, qué emoción.
Sus instintos de hombre no tardan en despertar cuando la chica se voltea y deja una buena vista para el nuevo miembro del Bayern Münich. Ella vuelve a voltearse y Robert vuelve a la normalidad. La chica tenía en sus manos una cámara profesional que había acabado de sacar de su mochila.
- Entonces, ¿quieres una foto? - pregunta él con cierto fastidio que la chica no pudo lograr notar, ella estaba concentrada prendiendo su cámara para poder tomarle una foto al jugador que estaba al frente suyo.
- Exacto. - responde. Robert suspira y luego deja llevar todo su peso hacía las barandas del puente, luego vuelve a su posición y se acerca más a ella. No lo había visto, apenas se dio cuenta que la chica es muy hermosa y no podía dejar de ver sus ojos color miel concentrados a la cámara, configurando quien sabe que. - Listo, necesito que te coloques allí - señala el mismo lugar donde el se había recostado, él no sabía muy bien lo que quería la chica, pero aún así le hizo caso. - necesito que mires al cielo. -
Robert lo hace, será simplemente por que la chica es hermosa, y no es capaz de negarle algo. Robert escucha el click y el sonido de la cámara indicando que la foto ya había sido tomada.
- ¿Quieres mirar la foto? - Robert se había quedado perdido entre el cielo grisáceo, La voz de la chica lo sacó de nuevo de su transe, pero está vez no pudo oír lo que dijo con claridad.
- ¿qué? - pregunta, ella sonríe. Ella tenía los dientes más blancos y perfectos que Robert haya podido apreciar en alguna mujer.
- Que si quieres mirar la foto - repite. - quedaste deslumbraste.
Robert no pensó ni un segundo para acercase y mirar la foto. Era cierto, había quedado deslumbrante, Su físico con el ambiente combinaban demasiado bien en la foto. Robert se quedó unos segundos más viendo aquella foto, pero no era precisamente por la foto, sino por el dulce olor que tenía la chica que lo encantó, y trato de disimular con la foto.
- Creo que eso es todo. - dice ella. - Fue un placer haber visto de frente a una gran estrella del fútbol. - ella ríe mientras guarda su cámara.
¿Qué? pero, ¿y la típica foto que te tomas con los jugadores? Ella te toma una foto, pero no se toma una foto contigo ¿qué clase de persona es esa mujer?
Sin embargo, Robert no podía quedarse así, de esta forma. Esos perfectos dientes y esos lindos ojos color miel le dejaron simplemente hechizado. No podía dejar ir la oportunidad. La chica estaba a punto de irse, pero Robert la toma de sus muñecas, devolviéndola a de nuevo a su anterior posición.
- No conozco este lugar. - dice con cierto resentimiento. - Sé que eres una persona extraña pero, ¿podrías quedarte conmigo? - sus palabras de apoco se tornaron tranquilas, sus ojos se clavan en los ojos de la chica, que le mira con una sonrisa. ¿Ella no se cansa de hacer eso? Sonreír.
Ella mira su reloj. - Me queda todavía tiempo para volver al hospital, así que creo que podré quedarme. - dice. Robert le mira desconcertado, ¿es que ella estaba enferma o iba a visitar a alguien? Ella nota su confusión al instante, entonces se posiciona al lado de él, adoptando la misma posición del delantero del Bayern Münich. - Tengo anemia, los doctores me han estado tratando ya que está avanzada y me han quitado todo mi tiempo libre. En una hora tendré que volver.
- Es una total desgracia. - Dice sin querer, lo había pensado, pero al parecer salió automáticamente de su voz. Dio una mirada rápida a la chica, quien permanecía serena.
- Bueno. - comienza a hablar. Robert admira el perfil de la chica, y sus ojos brillantes. - todos tenemos desgracias en la vida, como tú con el traslado al Bayern. ¿no crees? - los dos ríen, Robert podría ofenderse, pero no lo hizo. Ella tenía toda la razón al decir eso.
- Es un buen ejemplo. - dice él.
Primer escalón: Cuando la plantilla del pie comienza a tocarla.
Primer escalón. Cuando dos viajantes con distintos caminos se cruzan; el primer escalón hacía el cielo aparece, haciendo que el invierno se transforme en verano, que el cielo, por más gris que esté, se ponga despejado. Que la vista de aquellos viajantes sin paradero alguno, se ilumine. Sin embargo, el primer escalón sólo aparece cuando uno de los viajantes pierde la cobardía y alcanza a dar el primer paso; Para que el segundo viajante pueda pisar firmemente los escalones, y los mismos pasos que el primer viajante dio al comienzo, solo que con mucha más seguridad.
Primer escalón, donde el primer viajante, el más fuerte de los dos, recibe los primeros golpes, y los que están por venir.
Robert no pudo creer lo rápido que había pasado el tiempo junto con esa chica que comenzó a gustarle desde que ella se le acercó, pero menos podía creer el buen momento que había pasado con ella, contando chistes, cosas pequeñas de sus vidas, para poder rellenar la conversación. La chica miró su reloj, y su cara de angustia apareció.
- ¡Me tengo que ir! - exclama ella. - Dios mío, el doctor me regañará, ¿sabes que eso es peor que tu entrenador regañandote? ¿No? pues créeme que sí. - Robert no pudo evitar reír, ella preguntaba y se autorespondía, hasta hacía que las cosas pareciesen peor de lo que son.
Pero eso era lo que la hacía única y especial.
- Adiós Robert, fue un gusto compartir este rato contigo, nadie me lo creerá si lo cuento. - traga con sensibilidad. - Hasta un próximo encuentro.
- Adiós... - robert se calla por un momento. Después de todo lo que habían conversado y reído, Robert no sabía el nombre de la chica con la que estaba hablando.
- Melina. -responde ella rápidamente.
- Hasta luego Melina. - se corrigió a sí mismo, era seguro que la volvería a ver.
Melina recupera su postura, y por último le dirige una sonrisa al fútbolista.
¿Es posible que una persona experimente una rara sensación con otra persona que no conociese? Es que no era amor, era algo raro, era como si algo dentro de él estuviese en desorden. Pero a él le gustaba esa sensación, le fascinaba porque nunca antes la había sentido y porque este le transmitía nada más y nada menos que tranquilidad.
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Escaleras al cielo. {Robert Lewandowski}
FanfictionCada escalón representa una nueva etapa y una nueva sensación. He aquí pues, las escaleras al cielo, una pequeña historia donde se relatan los pequeños desafíos y los nuevos sentimientos que los viajantes encontraran a medida que van subiendo.