Hoy me he despertado contenta. A la mañana he ido a clase, lo que no ha sido muy entretenido. Me he pasado todas las clases pensando en Bruno. No podía creer que ese chico tan guapo fuera mi nuevo vecino. Mi relación con mis amigas va mejorando. Parece ser que algo les importo, las qué más Raquel y Julia. Raquel lleba siendo mi amiga desde que teniamos 3 años. Fue mi mejor amiga durante la infancia, pero, por razones multiples nos hemos distanciado un poco.
Llego a casa después de un buen día de colegio. Abro la puerta de el adosado en el que vivo, tiro la mochila en la entrada y me dirijo a la cocina. Los días de colegio me dejan con hambre. Termino de merendar y subo a mi cuarto. Me disponía a estudiar, pero algo capta mi atención. Obserbo por la ventana. Ese chico de ojos verdes con el pelo peinado hacia un lado. Abre la ventana y yo hago igual.
- ¿Te hace una vuelta?
- Creo que ya te enseñé ayer la zona perfectamente.
Veo como le acabo de sacar una sonrisa, lo que me agrada. La verdad es que eso de hacerme la dura no me pega mucho, pero no quiero que se de cuenta de que me derrito por sus huesos.
- Esta bien... Solo quería enseñarte un sitio especial pero como tu no quieres...
¿Un sitio especial? ¿Como me va a enseñar a mi, donde vivo, un sitio especial?
- ¿Un sitio especial? ¿Que clase de sitio?
- Si me acompañas lo sabrás.
Intuyo rapidamente que lo que quiere es estar conmigo, y yo quiero lo mismo, asi que decido aceptar. Me peino rapidamente y me pongo un poco de rimel, no quiero que se note que me he arreglado mucho para ir a dar una vuelta con él.
Salgo de casa y ahí estaba él, esperandome con su perfecta sonrisa.
- ¿Cuál es ese sitio tan misterioso donde me llebas?
- Tendrás que esperar.
Me muestra con un gesto por donde debo ir. Yo me sabía el camino de memoria, pero no recordaba que llebara a ningún sitio "especial". Nos paramos en medio de un cruce que lleba a tres caminos diferentes.
- Ahora no puedes mirar.
- ¿Y como pretendes que camine?
Enseguida me sonrie y me tiende la mano. Mi cara creo que está como un tomate. Le tiendo mi mano, me la coge y enseguida siento pequeñas mariposas recorriendome por todo el cuerpo.
- No abras los ojos.
- ¿O qué?
- Pues dejará de ser una sorpresa.
La verdad es que tengo mucha intriga de a donde me estaba llebando. Siento un momento que se aproxima a mi y me tapa los ojos con una mano, mientras que con la otra me seguia agarrando la mano.
- Ahora debo asegurarme de que no miras.
Sonrio. En ese momento me sentía la chica mas felíz por el hecho simplemente de estar así con Bruno. Siento que para y me manda quedarme quieta con los ojos cerrados. Me suelta la mano y se aleja. Oigo como se encienden las luces de un amplio lugar cubierto. La temperatura es agradable y huele realmente bien. Me sobresalto al oir una dulce voz detras mio, casi pegado a mi oido, puedo sentir su respiración en mi cuello.
- Ya puedes abrirlos.
Lo dice casi como un suspiro. Como si deseara ese momento con mucha fuerza. Abro los ojos. En ese momento solo quería ver y sentir.
- ¿Te gusta?
Es una especie de invernadero inmenso con todo tipo de plantas y flores de mil colores. A mi alrededor hay flores rosas y rojas. Hacía mucho que no veía algo tan bonito, era como estar en un jardín de ensueño que huele a gloria.
- He pensado que para esos días que te sientas mal o estés triste puedas despejarte de todo. Y si no quieres despejarte sola... aquí me tendrás.
En ese momento no podia hablar. Estaba alucinada. Doy unos pasos y me aseguro que no es un sueño.
- Bruno... yo...
- Estás sin palabras.
Me había leido la mente. Había una zona chill out con asientos y amacas que colgaban de arbol a arbol. No te darías cuenta de que estás en un invernadero si no es por el pasillo de piedra y porque se puede ver el techo de cristal.
Nos sentamos en los asientos y hablamos.
- Esto es una especie de herencia por parte de mi abuelo. Murió hace cosa de un mes.
- Bruno lo siento mucho.
- Gracias. La verdad ya esperabamos que esto ocurriera pronto. Mi abuelo estaba muy mal y los medicos le dijeron que lo mejor era que estubiera en casa con su familia.
En ese momento me sentía triste por el, yo se lo que es pasarlo mal. Estubimos hablando un rato hasta que oscureció. Hicimos el camino de vuelta a casa y nos despedimos.
- Me ha gustado nuestras charlas de reflexión. A sido una buena tarde.
Sonrio. A mi también me ha gustado.
- Sí, me lo he pasado bien.
- Habrá que repetir.
En ese momento las ganas de besarle me invadieron por completo. Pero no podía. No debía. Él se queda mirandome con su atractiva sonrisa y sus ojos en los que me pierdo cada vez que me habla. Nos despedimos y cada uno se va a su casa.
Cierro la puerta principal y me siento en el suelo con la espalda apoyada sobre la puerta. Mis padres no están y mi hermano está estudiando. Me quedo pensando. Bruno me gusta, pero no creo que él sienta lo mismo por mí. Aun así le he notado muy cercano ultimamente, quizá sí que sienta algo, quizá ahora mismo esté pensando en mí.
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Diario de Cata- sexo y otras drogas
Teen FictionCatalina es una chica de 15 años que lo ha pasado muy mal en su vida. Ha tenido una infancia feliz, pero le esta costando superar la adolescencia debido a unos cuantos baches. Cuando estaba convencida de que su vida no podia estar mas hundida, apare...