Diario de Cata- sexo y otras drogas

Capítulo 11

Me vuelvo a tumbar sobre él, quien me besa agarrandome con deseo.

- A esto le falta algo- dice apartandose.

Exiende su mano hasta pulsar un botón, que dada la poca visibilidad, no vi de donde venía y comienza a sonar una seductiva música.

- Esto ya estaba todo previsto...- me cachondeo.

- Un poco...- responde siguiendome el juego.

Continuamos besándonos. Le agarro del cinturón y se lo desabrocho. Aún puedo notar su erección. Le quito el cinturón y le comienzo a desabrochar el pantalón. Se quita los zapatos con la ayuda de sus pies y después el pantalón. Me coge de la cintura y me quita el tanga de encaje negro, muy sensualmente. Hago lo mismo con su bóxer. Cambiamos de posición, ahora es él quien está encima de mí. Me agarra los pechos con firmeza y desliza sus manos por todo mi cuerpo hasta llegar a mi miembro. Lo masajea en círculos. Jadeo del placer que me dan sus dedos. Se aproxima a introducirme un dedo. Entra y sale alternativamente. Después mete los dos. Curvo mi espalda de placer y se me eriza el pelo de los brazos. Mientras, le cojo de su miembro erecto, y lo comienzo a masajear. Deslizo mi mano de arriba a abajo. La tiene de buen tamaño y muy dura. Él también gime de placer. Deja de masajearme mi zona y alcanza un preservativo de la bolsa. Se lo coloco y se vuelve para besarme. Me acaricia el pelo y agarro su miembro. Lo condujo hasta el mío. Quería sentirlo dentro de mí. Hace un movimiento, y se introduce. Emito un sonido de placer.

- ¿Te hago daño?- pregunta preocupado.

- No, sigue.

Sale y se vuelve a introducir. Así sucesivamente. Cada vez a mayor velocidad. Él también emite gemidos de placer. Sigue con el mismo ritmo, hasta que llegamos al orgasmo, y nos corremos.

Nos volvemos a vestir y nos tumbamos abrazados mirando a las estrellas. Las vistas eran increibles. Bruno me acaricia el brazo de manera que me entra un escalofrio desde los pies a la cabeza.

- Te ha gustado?

- Me ha encantado- respondo sincera.

- ¿Ha sido... tu primera...?

- ¿...vez?- continuo la frase- Sí.

Un placentero silencio nos invade por unos segundos.

- ¿Y... la tuya?

No sabía por que había hecho esa pregunta, he sido una estúpida. Por supuesto que no ha sido su primera vez.

- La mía... también.

Su respuesta me sorprende. Uno de los temas que mas me incomodaban sobre él era el número de tías con el que había estado. Me agarra la mano más fuerte.

- No quiero que esta noche acabe.

- Aun nos queda el bodka- sonríe.

Nos bebemos un par de vasos más y hacemos un poco el tonto.

- Bruno te quiero- digo algo borracha.

- Yo también a tí.

- Y follas muy bien...- digo entre risas.

- Cata creo que has bebido más de la cuenta...

Entrelazamos nuestras piernas y, abrazados, caigo en un profundo sueño.

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Unos molestos ruidos de bocinas hacen que me despierte. ¡Ya era de día! ¿Cómo podía ser?

- Bruno- le zarandeo- Bruno.

- ¿Qué?

- Ya es de día.