Capítulo 9

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Al fín es viernes, el día más deseado de la semana. Hoy, después de clases, he ido con mi madre a comprar ropa para el sábado. En vez de contarle lo de Bruno, le dije que iba a la fiesta de una chica a la que no conocía mucho y que había que ir de etiqueta. Lo que le conté no era del todo mentira, una chica que no conozco mucho ha organizado una fiesta de etiqueta el sábado, a la que no me ha invitado, y a la que no iré.

- ¿Y como se llama la chica?

- Julia...

- ¿Julia qué?

- Julia... Datero, creo...

- ¿Y si apenas te conoce por qué te ha invitado?

- No lo se mamá... Hay gente que da fiestas a lo grande simplemente por fama.

- Oye si algún día te apetece dar una fiesta a tí...- mi madre siempre me ha animado a hacer ese tipo de cosas, cosas que nunca he querido hacer.

- Que no...

- Vale vale, solo te lo recordaba.

La tarde de compras duró un par de horas. Para entonces ya había encontrado el conjunto perfecto.
Unos pantalones anchos, negros que se ajustaban en mi cintura, un top ajustado, verde oscuro, de encaje y unos preciosos tacones negros. "A Bruno le va a encantar", pensé mientras me lo probaba.

Llegué a casa agotada y me tumbo en la cama bocarriba. Decido asomarme por la ventana para ver si Bruno está en su habitación. Al percatarse de mi presencia abre su ventana.

- ¿Una pregunta?

- ¿Solo una?

- ¿De que color será tu vestido?

- ¿Quién te ha dicho que sea un vestido?

- Me lo pones dificil...- dice con un gesto sexy- ayudame a escojer color de corbata.

- Verde.

- ¿Verde?

- Sí.

- Perfecto a las 7 te paso a buscar.

- Ehh... no creo que sea buena idea...

- ¿Por qué no?

- Bueno yo...

- ... no les has dicho nada a tus padres.

- Puede que les halla dicho una mentirijilla...

- Tranquila, a las 7 en la esquina de siempre.

- Perfecto gracias.

- Buenas noches.

- Buenas noches.

Cierro la ventana y noto como Bruno se queda observándome por unos segundos. Me desprendo de mi falda y mi camiseta, y me pongo la camiseta talla XXL de AC-DC que uso para dormir. Me giro y veo como Bruno seguía sin apartar la mirada de mi y como ponia una sonrisa de idiota que me volvía tonta al ver que le había pillado. Le hago un corte de manga amistoso y bajo la persiana con el fin de fastidiarle.

Bajo a la cocina y pico restos de le cena de los demás. Les doy las buenas noches y subo a mi cuarto a ver mi serie en el ordenador. Me meto en la cama y pongo la serie "La chica incomprendida". Es mi serie favorita, ya que me siento totalmente identificada con la protagonista. Ella no tiene muchos amigos y se le hace la vida imposible, y se enamora de un chico estupendo. Para cuando llego al tercer capítulo me pierdo en un largo y profundo sueño.

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Me despierto por la luz que entra por las rendijas de la persiana y apuntan a mi cara. Me levanto lentamente y me pongo mis zapatillas para no pasar frio en los pies. Subo la persiana y respiro el magnífico aire de sábado. Observo que la persiana de Bruno continúa bajada, "dormilón" digo en voz baja con una sonrisa.

Paso toda la mañana estudiando para el exámen de física del lunes. Como algo lijero con intención de que no se me hinche la barriga. Después de comer me tumbo en el sofá, al igual que mis padres. Mi madre se queda dormida al minuto, así que mi padre aprovecha para poner un odioso documental sobre el oso polar, lo que provoca que yo también me quede dormida.

Abro los ojos y veo como mis padres estaban dormidos cojo el movil para mirar la hora. ¡Mierda! Ya eran las 6 ¿cómo se había pasado el tiempo tan rápido? Me dirijo silenciosamente al baño y me meto en la ducha. En mi movil suena I'm a mess de Ed Sheeran. Salgo de la ducha y rodeo mi cuerpo con una toalla. Cojo el secador y me comienzo a secar el pelo de la manera mas rápida posible. Trás ver los pelos de psicópata que se me han quedado al secármelo, decido planchármelo. "Menos mal que hay algo que se te da bien" pienso para mis adentros. Siempre se me ha dado bien el tema de los peinados. Termino de planchármelo me pongo una diadema para que no me moleste mientras me pinto. Alcanzo el estuche del maquillaje del cajón. Mi maquillaje es bueno, ya que a mi abuela le encanta comprarme estas cosas de marca. Me maquillo, no muy exagerada, pero si lo suficiente para no asustar al personal. Me dirijo a mi cuarto para vestirme. Miro la hora, ya eran menos cuarto. Me visto con el nuevo conjunto y añado algun brazalete y anillo para complementar el conjunto.
En el pelo me pongo una cinta con apliques negros que me regaló mi tía de un diseñador distinguido de París, y en las orejas unos aros dorados no muy grandes.

- ¡Cata vas a llegar tarde!- me grita mi madre desde abajo.

- ¡Ya estoy!

Cojo un bolso elegante de mi madre, donde meto el móvil, la cartera y las llaves y me despido de todos.

- ¡Hasta luego!

- ¡Ven a que te veamos!- grita mi padre desde el sofá.

Resoplo y les hago un pequeño pase de modelos. Trás una larga y humillante sesión fotográfica de mi madre, logro salir de casa. Me dirijo a la esquina donde Bruno me esperaba encantador con unos pantalones beiges, camisa blanca y una americana azul marina.

- Hola- le sonrio y le doy un beso en los labios.

Se había quedado mudo al verme.

- Va...valla estás...- me dice sonriente- preciosa.

- Tu... también estás muy guapo.

Instantaneamente llega un taxi, pedido por Bruno donde nos montamos. Ya había oscurecido, pero las temperaturas eran muy altas.

- ¿Estás nerviosa?- me pregunta cogiéndome de la mano.

- Un... poco.

- Tranquila, tengo una sorpresa preparada para después...

Diario de Cata- sexo y otras drogasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora