Capítulo 5

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Sentía como si esa no fuera mi cama, abro los ojos:

- Mierda.

Ahora recuerdo. Me dolía un poco la cabeza. Me levanto de la cama y me dirijo hacia la cocina, de donde provenían ruidos.

- ¡Hombre, si te has despertado!

Bruno estaba calentando una taza de leche en el microondas. En la encimera ya estaba servido un desayuno para dos.

- Bu... buenos días.- respondo adormecida.

- Pensé que no ibas a despertar nunca.

Inmediatamente miro la hora. Las 12 de la mañana. Corro hacia arriba con el fin de encontrar el movil. Cuatro llamadas perdidas.

- ¿Sí?

- Hola mamá me acabo de despertar.

- ¡Cata donde estabas!

- Perdona mamá me he quedado a casa de... de Raquel a dormir ya que como sus padres no estaban no quería despertaros.

- Bueno... me parece bien pero tendrías que haber avisado.

- Lo se, lo siento...

- ¿Cuando piensas volver?

- Cuando desayune supongo.

- Bueno pues aquí estaremos, un beso.

- Adios.

Hago un suspiro de alivio y bajo a la cocina. Bruno estaba esperandome, ¡y no llebaba camiseta! Me ve y sonrie. Me derretía con su mirada, su sonrisa y sus abdominales.

- Sientate.

Había preparado un chocolate caliente y tostadas con aceite, jamón y sal.

- ¿Has hablado con tus padres?

- Sí, les acabo de llamar. Les he dicho que estaba en casa de una amiga.

- Mis padres deberían llegar para la cena. ¿Que tal has dormido en mi cama?

- Oh, bien gracias.

Un silencio nos invade mientras saboreamos el desayuno.

- Oye...- me lanzo a preguntar- ¿dije o hice algo ayer de lo que debería acordarme?

- ¿A parte de lo que pasó en mi cama?

¡¿De lo que pasó en su cama?! ¡¿A caso follamos?! Eso explicaría por qué está así de alegre...

- ¿Nosotros lo... hicimos?

- ¿No te acuerdas?

Trago saliva esperando a que caiga un meteorito del cielo y me caiga encima.

- Pu.. pues...

Bruno comienza a reirse de una manera muy sexy y me mira.

- ¡Cata! ¡Era una broma!

Le doy un puñetazo en el brazo como venganza. Me había conseguido engañar.

- No tiene gracia.

- Si quieres te cuento lo que pasó. Me pediste que te arropara y que me tumabara junto a tí unos minutos. Nos dormimos y cuando me desperté bajé al sofá. No pasó nada más.

- ¿Nada más?

- Nada más, lo prometo.

Me avergüenzo de mi actitud de anoche, pero quedo aliviada por saber que no pasó nada a parte de eso. Bruno me contó como me encontró anoche y como me trajo a su casa.

Diario de Cata- sexo y otras drogasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora