Escritora anónima

Capítulo 8.

En cuanto me cansé y me vi lejos del supermercado frené por fin, seguí caminando rumbo a mi casa. Decidí sacar mi celular para tachar la actividad que ya había completado.

Pero la batería me jugó una mala pasada, había muerto.

Como no compre nada, tuve que entrar al puesto de comidas rápidas que tanto odio y pedir una soda, deseando con todas mis ganas que fuera real y no solamente un intento barato, creado por ellos mismos. Gracias al cielo, a Buda, a Dios o quien sea que me haya ayudado, era una Coca-Cola normal y corriente.

Salí de ahí después de pagar por la soda, quedaba ya muy poco para llegar por fin a mí casa. Podría decir sin ningún problema que el día de hoy todo lo que hice era el ejercicio de la semana, del mes, del año o de toda mi vida. Sin exagerar.

En cuanto llegué a casa, presioné el timbre ya que olvide llevar las llaves, quizás debería ponerme cómoda aquí en la calle ya que dudo mucho que alguien me abrirá pronto.

Después de varios minutos por fin escuche señales de vida dentro de mi casa.

— ¡NO HAY NADIE EN CASA! —Escuché gritar a mi hermano— ¡LO QUE USTED EN ESTOS MOMENTOS ESTA ESCUCHANDO ES UNA GRABACIÓN, NO UNA PERSONA DE VERDAD; NADA DE CARNE Y HUESO, SÓLO CABLES Y MÁS CABLES!

Mi hermano debería ganar el premio al más inteligente, es más debería de cambiarse el nombre a Einstein Jack Judkins.

— ¡SE QUE ERES TU GRANDÍSIMO TONTO, ÁBREME RÁPIDO! —Le grité de vuelta ya exasperada con la paciencia por el suelo, tres metros bajo el suelo comiendo tierra; en fin, así se encontraba mi paciencia.

Pasada una hora, por fin alguien abrió la puerta, mamá que era mi salvación. Sin siquiera saludar entré a la casa, de solamente pensar que por demorarme al quedarme saludando me cerrará la puerta y me dejará a dormir en la calle, me perturbaba; no obstante, estoy segura de que no aguantaría, ya que entrar al baño es mi mayor prioridad ahora y no pensaba ponerme de cuclillas detrás de un arbusto para cumplirla. No perdería la oportunidad de entrar por fin a mi casa sólo por ser una dama con buenos modales.