Escritora anónima

Capítulo 12.

Cabe la posibilidad de que haya mal interpretado el apartado, llevo más de dos horas viendo películas y aún la inspiración, mi cerebro o la creatividad no vienen a mí.

"No se te ha pasado por la cabeza de que sea porque tu libro es de amor y tú sólo pones películas de terror, así jamás llegara la inspiración"

Oh, cuánta razón tienes conciencia, pero... ¿¡NO PODÍAS DECIRLO ANTES!?

Seguí los consejos de mi conciencia, cerré la película de terror que estaba viendo y busque de romance, sé que al final del día terminaría llorando porque estoy más sola una flor en el desierto.

***

Películas de romance, sueño y muchas amenazas fueron los ingredientes secretos que ayudaron a Laura... ¿O era Leyla?, bueno ella, a escribir un grandioso penúltimo capítulo.

Y si, lo logré. Resulta que mi cerebro se aburrió de sus vacaciones y volvió a mi arrepentido, suplicando y rogando que lo dejara entrar a mí mente. Yo por otro lado, sin pensarlo dos veces lo deje entrar.

Es broma, eso no es más que ficción. La verdad es que el blog de la chica loca me ayudo bastante al recomendarme las películas y después de varias horas de películas de amor y lágrimas por parte mía (Sin mencionar la cantidad de cafeína que continuó entrando en mi organismo) logré escribir el capítulo.

Ahora lo único en lo que tenía que pensar es que en pocas horas sería viernes y después sería sábado, el día en el que había prometido a mamá y a Jack que saldría; moría de la pereza con sólo imaginarme a mi saliendo a alguna parte con alguien, luego recordaba que no tenía con quien salir y que me tocaría sola y todo empeoraba.

Había decido no ir muy lejos, a una cafetería que quedaba cerca, llevaría conmigo mi celular y me pondría a hacer cosas en este hasta que decidiera que ya podía volver a casa sin que me dijeran que era una mentirosa y que en realidad no había ido a ninguna parte.

O eso espero que pase.