Escritora anónima

Capítulo 16: Sábado.

El olor a café me despertó. Abrí los ojos y tire la colcha rápidamente a un lado, me levanté de la cama lo más veloz que pude y con esta misma velocidad salí de mi habitación para entrar en la cocina.

—Quiero. Yo. Café. Para. Mi. —Supliqué mientras el olor de café entraba más y más rápido por mi sentido del olfato; activando así mi necesidad urgente de cafeína.

—Hubieras. Limpiado. Antes. Tus. Dientes. —Exclamo Jack haciendo una mueca de asco —¿Qué comiste, niña?

Sonreí nerviosa pero rápidamente tape con la mano mi boca y fulmine a mi hermano con la mirada, idiota.

—Sólo quiero café, después podré irme yo y mi aliento. ¿Entendido? —Me acerque lo más posible a mi hermano, con sus límites claro. Cuando estuve lo más cerca posible me vengué, abrí los labios y expulse airé combinado con mi aliento; algo de nada una dama, pero cuando se trata de mi hermano, me importa poco. —Adiós, hermanito.

Pude escuchar unas cuantas maldiciones de mi hermano y la exageración de que se vomitaría, patrañas.

Volví a entrar en mi habitación, deje el café en mi escritorio y entré al baño para cumplir con algunas necesidades básicas, empezando por lavarme los dientes.

En cuanto salí del baño, con el sabor a menta impregnado en mi boca me acerque al escritorio para tomar mi querido café; mala idea.

La menta y el café no son una buena combinación.

No. Lo. Son.

— ¡Qué asco! —Chillé.

Estaba tosiendo como una dementé. Poco a poco me fui quedando sin aire y con la garganta produciendo un molesto dolor y seca como el desierto; Lo primero que vi para solucionar esto fue el café, y de nuevo, caí y tome café con menta. Algún día aprenderé.

Volví a repetir el mismo proceso, en cuanto término decidí que la mejor solución sería tomar agua del grifo del baño, pensándolo bien estaba mejor que el Café-Menta. Tendré pesadillas con susodicho.

Quizá exagero un poco, pero siendo completamente sincera, sabe asquerosamente horrible. De verdad.