DÍA 6: ¡DE VUELTA A LO INSOPORTABLE!

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Las seis de la mañana, sonaba el despertador como el cantar de un robot defectuoso y pesado, primero se levantaron mis padres para terminar los últimos preparativos de nuestro regreso a Sevilla. Yo permanecía sereno y dormido profundamente en la cama, cuando llamaron a la puerta de la habitación con un servicio de desayuno, abrí no del todo mis ojos, una vez más pensando en que cada día que pasaba quedaba uno menos para el horror, aún así era principios de Julio y no podía ni un segundo despejar mi mente de la mierda, pero había algo que si me quitaba esa desgana de levantarme e ir otro día nefasto en el instituto. Tengo dos recuerdos, uno el de mi mejor amiga, que grandes momentos, reír, llorar, momentos de diversión, ella sí que era una gran amistad, mi madre me decía que al fin y al cabo, las verdaderas amistades se cuentan con los dedos, y tenía razón, el segundo recuerdo, que fue bonito pero corto, fue mi ex, aunque le sigo echando de menos y en falta, siempre le querré, porque es la única persona en la que de verdad podía confiar plenamente y a la que quería mucho. Lástima que se mudase, en fin, me levante con ganas, di los buenos días, salí al balcón de mi hotel y podía ver, el espectacular amanecer de aquella preciosa isla que siempre me hacía sentir como si estuviera en una nube.

Mis padres me llamaron y en seguida nos dispusimos a desayunar, había mucha comida para ser un desayuno, había de todo, tostadas, croissants, zumos, café, fruta, desayunos típicos americanos, no pudimos con tanto pero acabamos reventados de tanto comer, era solo las seis de la mañana y mi mente todavía seguía en la cama, tenía un sueño horrible pero a la vez un apetito insaciable, aunque me puse las botas y me quedé bien.

Después de haberlo dejado todo bien recogido y limpio, me colgué mi mochila de viaje, cogimos el equipaje y nos fuimos a la recepción para dejar las llaves, mientras que íbamos por el pasillo, iba recordando los maravillosos momentos que he pasado en esta isla, por ejemplo cuando leí un fragmento de uno de muchos de los libros que tiene José Saramago en su mismísima casa, en su habitación, quien me lo iba a decir que iba a tener ese privilegio, o la visita al Timanfaya, esos cráteres con una profundidad increíble que daba vértigo solo de asomarte, o el agua cristalina que me reflejaba la playa de Papagayo, o ese mercado tan grande como el de Candem Town en Teguise, esos acantilados en las playas del norte, o los míticos pueblerinos pesqueros del este de la isla, esos campos de cultivos de áloe verá, el pueblo de Yaiza, pasando una pequeña montaña, y ahí estaba, escondida, aislada, que bien me lo pasé. Mientras que pensaba en todo mis padres entregaban la tarjeta y salíamos de aquel hotel tan maravilloso, cogimos nuestro coche de alquiler, y una vez más, pero la última, guíe a mi padre hacia el aeropuerto, que evidentemente no quedaba muy lejos ya que bueno, era una isla muy pequeña al fin y al cabo.

Entramos por un túnel y en seguida nos encontrábamos en el aparcamiento donde teníamos que estacionar el coche, fuimos hasta la compañía y le devolvimos todo, era temprano, un día nublado y mi madre salió a fumarse un cigarro, me dispuse a hablar con ella.

-Bueno, se acabó lo que se daba. Decía con tono melancólico.
-Sí, de vuelta a la mierda, que diversión dijo mi madre con tono irónico. - ¿Qué es lo que más te ha fascinado?. Pregunta mi madre con mucha curiosidad.
-Pues sinceramente, todo, aunque lo que más me ha llamado la atención es, que haya tenido el privilegio de haber leído un fragmento de un libro de José Saramago en su mismísimo despacho. -Y lo tengo grabado, mañana se lo envío a tu tía, se va a quedar flipada Salió mi padre dando la sorpresa.

En fin ahora lo que toca es, el típico verano, casa, piscina, piscina, casa. En mi opinión, pienso que desde que vivo en Montelar, tengo una vida más plena, pero, cuando voy al colegio, algunas veces me quería hasta morir, era horrible, ni se me pasaba por la cabeza en las vacaciones volver, era un pensamiento borroso que nunca quería que se aclarase porque me jodía la mente.

-Vueling, con destino, Málaga Costa del Sol, por favor embarquen - Decía la megafonía.
-Bueno decir el último adiós, porque acaban de anunciar nuestro vuelo- Decía mi padre.
-Una pregunta mamá- Dije antes de entrar.
-Simplemente por curiosidad, ¿Qué es lo que habría pasado, si en el colegio no hubiera dicho que soy gay? - Pregunte con voz de misterio y preocupado a la vez

Continuará......

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