DÍA 5:EN MEDIO DE LA NADA

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Decir que Lanzarote es una isla se queda corto, aquello era un paraíso, lo mejor que había visitado en mi vida hasta de momento.

Después de todo el lío con las habitaciones y demás, decidimos volver al hotel cuando eran ya las dos y media pasadas de la tarde, por fin nos dieron la habitación, solo habíamos visto la recepción y aun así me había quedado alucinado, fuimos por un pasillo super largo, me recuerda al de los apartamentos de Torremolinos, abrimos la puerta con la típica tarjeta moderna que se introducía por una ranura y automáticamente se abría la puerta.

Era entrar y de repente ver literalmente el paraíso, camas super cómodas un cuarto de baño moderno y nada más salir a la terraza te encontrabas directamente con las piscinas y la playa, era verdaderamente un sitio en el que te tirabas en una tumbona y eras capaz de quedarte ahí prácticamente toda la mañana, tan solo era el primer día y habíamos visitado ya el Lago Verde.

Decidimos bajar a relajarnos porque estábamos cansados del vuelo así que nos tumbamos y decidimos quedarnos allí toda la tarde, aquello constaba de tres piscinas, algo peculiar porque cada una de ellas tenía su propia temperatura, era la típica risa tonta cuando me metía en una que estaba de 38°C después de haber estado en una de 20°C.

Llegó la noche y aquello se iluminó, de repente era precioso, desde mi punto de vista no veía el Timanfaya que es un Parque Nacional de volcanes. Los primeros días estuvo bastante bien la visita, fuimos a Yaiza, Femes y monumentos como la casa de José Saramago, escritor portugués con un Nobel, Jameos del Agua, la casa de César Manrique y el pueblo de Haría. Aún así, durante todo ese viaje tenía una preocupación, siempre había algo con mis padres, es decir, alguna riña o cualquier cosa que les llame a mis padres la atención y se tuvieran que cabrear conmigo, hay cosas que hago inconscientemente. Como iba diciendo, Lanzarote fueron unas vacaciones que cambio alguna que otra de mis actitudes como persona, como por ejemplo no ser tan nervioso, una cosa que se solucionó durante un tiempo pero que volví a meter la pata otra vez, también cuando mis padres me echan alguna riña o me dan algún consejo, lo consideraba yo como un ataque. Al fin y al cabo todo el mundo aprende con el paso del tiempo, o incluso insistiendo.

Volvamos a la isla, al paraíso, a lo perdido, a lo nunca visto. En nuestra estancia pasamos un día en la playa, concretamente en Playa Blanca, en una de sus impresionantes calas, con el agua cristalina, que se te reflejaba la cara nada más mirarte, pero en el agua se me reflejaba algo, siempre tenía en la cabeza dando vueltas el volver al colegio y a la vida "imposible" que me esperaba, aunque os aseguro, que Lanzarote fue el "tranquilizante" de mis vacaciones, por supuesto, con la compañía de los que más quiero, mis padres.

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