Eckbert
Todos estos días, han ocurrido bastante rápido, desde mi llegada, no he descansado ni un solo segundo, el Maestre Gottfried ya es muy viejo, y ahora que me tiene, soy su cuervo mensajero oficial, su cocinero oficial, su escribano oficial y hasta tengo que escuchar las dolencias de la reina y llevarlas al maestre, para que le prepare las infusiones necesarias. Debo de reconocer, que cuando me dijo que tenia que visitar, los aposentos reales, así como ver y escuchar a la reina, me dio pánico. Cabe señalar, que para colmo de males, entre tantísimas habitaciones que tiene el palacio, termine por perderme, después de casi una hora sin rumbo, encontré un jardín que no había visto antes, era pequeño a comparación, del gran jardín de los dragones o del jardín de la violetas, pero este tenia algo especial, un gran árbol al centro, con bellos frutos rojos de manzanas, y como ya habrás notado, no soy del tipo de persona que vive con una hogaza de pan diaria, así que me dispuse a obtener, uno de aquellos frutos, que se veían tan suculentos.
Pero bueno, no nací exactamente con lo que se dice suerte, esos bellos frutos estaban a solo una corta distancia de mi, pero me eran imposibles alcanzarlos, así que por algunos minutos, salte y salte, sin mucho éxito, un poco frustrado me decidí a buscar una roca o algo que me permitiera reducir esa corta distancia, entre las manzanas y yo. Por suerte encontré una roca, no era la mejor, pero me dispuse a subir sobre ella, así que lo hice, pero repito, al parecer los dioses gustan de hacerme sufrir, estuve a nada de mi fruto prohibido, cuando resbale, cerré los ojos y caí sobre mi espalda estrepitosamente, pero no mi amigo, ahí no quedo mi vergüenza, segundos después escuche una risa.
-ja,ja,já, ¿Oye te encuentras bien? Tu caída no se vio nada agradable.-
Abrí los ojos, lo único que quería hacer, era salir corriendo y sollozar en otro lado mi dolor. Para mi sorpresa encontré una mano, que me brindaba ayuda y una cara que encontraba familiar.
-Muchas gracias, yo solo quería uno de aquellos frutos, pero creo que serán para otra ocasión.- me excuse
-No te culpo, son realmente deliciosos, pero al parecer este año, al señor árbol, le gusto la idea de ponerlos muy por arriba de sus hojas. Aun así, fue muy gracioso verte intentado obtener uno.-
-¿Enserio? ¿Cuánto tiempo llevabas observándome?-
-Bueno digamos que después de tu treintavo salto comencé a aburrirme, pero luego se te ocurrió poner esa piedra resbalosa.-
-Rayos, has observado todo mi infortunio, pero bueno al menos yo lo intente.-
-Bueno, yo no le diría intentar a eso, mas bien fracasar continuamente, je,je,jé, broma, broma, pero bueno ¿Nunca se te ocurrió usar otra rama, y solo golpear el fruto para que caiga?.-
-Este, yo, bueno no se me había ocurrido aún, pero ya estaba por lograrlo igualmente.-
-¡Oh! Si claro, dime ¿Mientras caías o en que momento?.- Lo dice burlonamente el chico.
-Que gracioso, bueno ¿Me puedes dejar a mi y mis intentos fallidos?.-
-¡Ah! Mira con que te deje solo, yo que solo quería hacerte compañía y ayudarte.-
-Agradezco tu "ayuda," pero yo puedo solo.-
-Si te dejo que lo hagas solo, creo que acabaras con las hermanas, curando una pierna rota o algo por el estilo, y cabe resaltar, que yo descubrí mucho antes que tu este jardín.-
-Pues no importa, tengo hambre y quiero una de esas manzanas, y las conseguiré con o sin tu presencia.-
-No creí, que el nuevo maestre del castillo, fuera tan irrespetuoso con sus superiores.-
-¿Perdón? Mis superiores, pero si tu apenas me ganas por media cabeza.-
-ja.ja,já, mira que interesante, no te acuerdas de mi ¿Verdad?.-
-Si, si me acuerdo, eres....-
-Escucho, ¿soy?.-
-Ya, eres el chico que arregla los caballos en el establo.-
-Ja,ja,já, vamos ¿Esa fue tu mejor idea?, nunca aceptas no tener la razón ¿cierto?, pues, yo si me acuerdo muy bien de ti, nos encontramos el primer día que llegaste al catillo, soy el príncipe Aerys.-
-¡Oh! Su majestad, lo... lo siento, no lo reconocí, soy muy malo recordando caras y todo ello, por favor no me mande a las catacumbas o ponga mi cabeza en una pica, no fue mi intención ofenderlo, discúlpeme.- ¿Sorprendidos? yo no, repito los dioses, no me apoyan en esta vida, no salgo de algún problema cuando ya estoy en otro.
-No se, lo de la pica, mancha mucho la ropa de sangre, será mejor solo encerrarte por doscientos años.-
-No, se lo suplico, hare cualquier cosa su majestad, por favor, yo solo buscaba el cuarto de su madre.-
-¡Ah! No solo intentas robar mis frutos, sino que también intentas entrar a los aposentos de mi amada madre.-
-No, yo solo, el maestre, el me envió, yo solo...-
-Ja, ja, já, tranquilo, oye ya, tranquilo, no empieces a llorar, yo solo bromeaba, solo quería ver tu reacción, creo que me sobrepase un poco, perdona, ya mira, yo te bajo tu manzana, que tanto quieres, ten mira, ¿Lo vez? Como te dije es muy fácil bajarlas.-
¿Solo bromeaba?. Casi me da un ataque al corazón, y el solo dice que bromeaba, las lagrimas me estaban a punto de brotar, y ahora me ofrece, una de esas malditas manzanas, con este susto, ya no tengo ganas de ellas.
-Muchas gracias su majestad, lamento haber entrado a su jardín.-
-Ya te dije que no hay ningún problema solo bromeaba, y creo que a mi fue, quien se me paso la mano, y otra vez no me llames así, solo dime Aerys, ¿Esta bien?.-
-Si, Aerys.-
-Por cierto, dijiste que harías cualquier cosa para obtener mi perdón ¿Verdad?.-
-Si.-
Ahora no solo soy el nuevo ayudante del maestre, ahora tengo que hacer algo por el príncipe, bueno me tengo que ir acostumbrado a ayudar a la realeza, y para ser sincero, no tengo ningún problema para servir a este prinicipe.
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Juego de Amores
FanfictionAerys I Targaryen el joven príncipe de 18 años heredero de Westeros, una vida siempre dentro de Red Keep, su mundo los jardines y corredores del castillo, las audiencias con su padre para aprender el oficio de la familia... hasta el torneo de los 7...