¡Miren esa carreta! ¡Ya viene! - gritaron los niños con voces jubilosas - ¡Está aquí! ¡Él está aquí!
La pequeña multitud compuesta por niños de todas las edades saltaba y gritaba agitadamente sobre el patio nevado. Un hombre en una gran carreta jalada por dos fuertes caballos se aproximaba al Hogar de Pony, y los pequeños habitantes de la casa lo habían reconocido desde que había doblado la curva. El hombre tendría alrededor de unos veintidós años y poseía una constitución física grande y fuerte, lo cual revelaba que el trabajo físico rudo no le era ajeno. A pesar de sus amplios hombros y altura impresionante, su cara era aún infantil, amable, con un placentero aire de sinceridad en sus ojos café claro.Cuando el hombre se apeó de la carreta fue atacado por una avalancha de abrazos frenéticos, besos y amigables palmaditas en el hombro, o en cualquier cosa que los más pequeños pudieron palmear, mientras los gritos aumentaban hasta que llegaron a ser un increíble coro de preguntas confusas y frases de bienvenida.
¡Tom, Tom! ¿Trajiste los caramelos que nos prometiste? - preguntó una pequeña pelirroja.¡Caramba, Tom! ¡Qué bonitos caballos traes! ¿Puedo montarlos, por favor? - pidió un niño con cara traviesa.
¡Leche! ¡Leche! ¡Leche! - repetía otra vocecilla entre la multitud.
Tom tomó en sus brazos a la pequeña con grandes ojos azules que pedía leche con chillidos insistentes. La niña se veía increíblemente diminuta en los brazos del joven, pero irónicamente también parecía segura y confiada en ellos, sabiendo que no había otro lugar sobre la Tierra donde pudiese estar más segura.
¿No es suficiente con la leche que da la vaca que traje la primavera pasada, Lizzy? - preguntó juguetonamente el joven.
La pequeña bajó los ojos y sonrió.
¡No sabe tan rica como la que traes, Tom! - dijo con timidez y el hombre se rió de la coquetería de su respuesta.Compadezco al hombre que se enamorará de ti algún día, Lizzy - se rió entre dientes al tiempo que ponía a la niña en el suelo mientras los niños a su alrededor lo estrujaban con mayor fuerza.
¡Vamos, vamos! - gritó Tom sintiendo que pronto perdería el equilibrio y caería como Gulliver entre los lilliputienses - Esperen un minuto, solamente déjenme saludar a la Señorita Pony y la Hermana María y después les muestro lo que les traje - rogó él.
Ellas no están en casa - dijo uno de los niños mayores.
¿Cómo está eso? - preguntó Tom intrigado.
Fueron al pueblo con los dos hombres elegantes - respondió un segundo niño con brillantes ojos verdes.
Sus nombres son Albert y Archie - comentó un tercer niño orgulloso de la información que poseía - pero las chicas están en la casa.
¿Las chicas? - preguntó Tom incrédulo - ¿Están Annie . . . . y . . . Candy aquí?
La sola mención de la más legendaria y prestigiada habitante que el Hogar de Pony había tenido en toda su historia, la mismísima gran y ausente "jefe", fue suficiente como para acallar a la pequeña muchedumbre con una repentina tristeza.
No Tom - dijo uno de los niños más pequeños con orgulloso acento - ¡Ella todavía está en la guerra matando alemanes! - añadió usando sus brazos como si estuviesen sosteniendo un rifle.¡Candy no está matando a nadie! - corrigió una niña - ¡Está atendiendo los soldados heridos! ¡Tonto!
Pero Annie está aquí - añadió otra niña - la acompaña una amiga suya.
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Reencuentro en el Vortice (Fanfic de Candy Candy)
FanfictionEsta obra fue escrita por Alys Avalos (Mercurio).