Epilogo 3 Una Maestra en una Granja.

396 14 0
                                    

Muchas cosas cambiaron para las mujeres durante los años veinte. Después de décadas de lucha sufragista, las mujeres conquistaron su derecho a votar en Inglaterra y los Estados Unidos y ya que muchas actividades habían sido abandonadas por los hombres durante la Guerra Mundial porque estaban peleando, el sexo femenino probó al mundo que podía hacer los trabajos de los hombres y aun criar una familia si la situación lo requería.

Cuando la paz volvió, las mujeres se habían dado cuenta de que ellas podían hacer muchas cosas y tener una vida propia fuera de sus hogares. De alguna manera, el desencanto sufrido por la devastación de la guerra y la búsqueda desesperada de un nuevo orden en los años que siguieron, hizo a la humanidad volver la espalda a los principios morales del siglo IX y con un nuevo punto de vista la clase media y alta Norteamericanas empezaron a ver el rol de la mujer desde una perspectiva diferente.

Los Estados Unidos pasaron por un periodo de euforia. A diferencia de los países Europeos, la Guerra Mundial no había devastado la tierra Yankee y al final del conflicto, las cosas habían resultado ser un gran negocio para los bancos e industrias Norteamericanas, revelando a la nación como un floreciente poder económico y militar. En medio de esta nueva Norteamérica, la cual parecía más relajada, despreocupada y festiva, una generación de gente joven encaraba los grandes cambios que finalmente empezarían el siglo XX, dejando atrás la atmósfera Victoriana.

Fue este cambiante y deslumbrante mundo que inauguró la adultez de Candy y con ella, todos los jóvenes quienes habían compartido su niñez y adolescencia con la joven señora Grandchester, también entraron en un nuevo y emocionante periodo en sus vidas. Sin embargo, esos cambios también traerían conflictos y Patty O'Brien no era la excepción. Patty había llegado a ser la señora de Thomas Stevenson en Enero de 1919 y desde entonces había vivido en la granja de Tom a las afueras de Lakewood. La Sra. Martha O'Brien se había mudado al Hogar de Pony para trabajar con la Srita. Pony y la Hermana María, pero su nieta y nieto político la visitaban con frecuencia. Martha solía decir que todo lo que la vida le había quitado durante su juventud, se lo estaba pagando generosamente, porque, para la vieja dama, los mejores años de su vida habían empezado precisamente el día en que ella había llegado al Hogar de Pony para quedarse ahí por el resto de sus días.

Con las contribuciones generosas de Albert, Candy, Annie y Tom y la iniciativa de Martha, el Hogar de Pony había finalmente llegado a ser una institución más grande que podía alojar un total de 100 niños, en lugar de los 20 que solía admitir en el pasado. Mas aun, el orfanatorio ahora era capaz de dar apoyo y educación a sus niños hasta la edad de 18 años si ellos no tenían la suerte de ser adoptados antes de ese tiempo. Por supuesto, para semejante tarea, las tres venerables mujeres que llevaban el lugar tuvieron que contratar nuevo personal y mas monjas de la orden de la Hermana María fueron enviadas y entrenadas para ayudar en el orfanatorio. Con tantas cosas en que pensar y que cuidar, Martha no tenía mucho tiempo libre, así que apenas notó que Patty se había vuelto más callada y melancólica, especialmente después del nacimiento de su cuarto hijo en 1922.

Tal vez Patty hubiera seguido, escondiendo sus problemas secretos por el resto de su vida si no hubiera sido por la visita de Candy durante la primavera del siguiente año. Solo le tomo a la rubia estar un par de días con los Stevenson para notar que algo no estaba tan bien como Patty pretendía. Durante la estadía de Candy en la granja, la joven señora de Stevenson se enfermó con fiebre, por lo que la rubia había enviado a todos los niños, incluyendo a los suyos, al hogar de Pony para tener suficiente tiempo para cuidar de su amiga. Durante una de esas tardes, mientras Patty dormía, Candy se sentó en la puerta principal junto a su amigo de la infancia y le lanzó una mirada intencionada que el joven inmediatamente sintió.

- ¿Qué pasa Candy?- preguntó Tom intrigado por la mirada fija de la rubia.

- Eso es exactamente lo que me gustaría preguntarte, Tom ¿qué está pasando con Patty?- demandó Candy con la misma mirada autoritaria que solía emplear para reñir a Tom cuando ellos eran pequeños.

Reencuentro en el Vortice (Fanfic de Candy Candy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora