El alboroto en la casa era perennal ¿Podía ser de otro modo cuando veinte niños entre tres y diez años de edad vivían en la casa? Pero la anciana estaba acostumbrada al constante barullo y a veces llegaba a pensar que sin él no se sentiría cómoda. Veinticinco años de constante ruido, interminables aventuras domésticas, dulces e inocentes risas, y más de mil y una lágrimas que enjugar, todo eso había sido la mejor parte de su vida, y ella no se arrepentía ni por un segundo de todos esos años transcurridos en el Hogar de Pony, su casa.
Puso a un lado la cuchara y dejó que el estofado hirviese a voluntad por un rato. En ese momento una manecita jaló su larga falda y ella miró hacia abajo para ver a una carita haciendo pucheros con unos grandes ojos negros.
¿Tendré que comerme eso?- preguntó una niñita no muy emocionada con la perspectiva.
Así es, Andrea - replicó la anciana con una sonrisa maternal, - pero te daré un pedazo más grande de tarta como postre, - prometió la mujer y el rostro de la niñita se iluminó.
¡La quiero mucho, Señorita Pony! - dijo la niña extendiendo sus brazos hacia la anciana que la tomó en los suyos. Un segundo después Andrea plantaba un sonoro beso en la mejilla de la anciana y la dama no pudo evitar que el recuerdo de otra niñita que ella había criado en el pasado viniese a su mente. La Señorita Pony estrujó a la niña en sus brazos como si quisiese protegerla de un peligro desconocido ¡Cuánto deseaba ella poder mantener bajo su cuidado a cada niño que había educado, pero sabía que todos ellos tenían que dejar el nido y enfrentar al mundo tarde o temprano!
Ahora ve afuera a jugar un rato más mientras la cena está lista ¿Esta bien? - ordenó dulcemente la mujer poniendo a la niña otra vez en el suelo y la pequeña obedeció inmediatamente.
La Señorita Pony apagó el fuego y puso el estofado sobre la mesa de la cocina mientras más recuerdos inundaban su cabeza. Memorias de una niñita de cabello rubio rizado y ojos verdes y brillantes que centelleaban con múltiples luces cuando ella reía. Recuerdos de aquella niña dejando el Hogar de Pony por primera vez, conteniendo las lágrimas y luchando desesperadamente por ser valiente al tiempo que se esforzaba por sonreír. Imágenes de la niña que se había convertido en mujer y estaba lejos, muy lejos, en un país extranjero, en medio del caos, haciendo exactamente lo mismo que había hecho toda su vida, darse a sí misma a otros con amor y comprensión. La anciana no pudo evitar derramar unas lágrimas mientras miraba la foto de Candy usando su uniforme militar, la cual descansaba en la chimenea, con todas las otras fotos de los más queridos hijos de Pony ¡Cuánto deseaba la buena mujer poder proteger a su valerosa Candy como lo podía hacer cuando aún era un bebé, sosteniendo su cuerpecito en sus brazos mientras le cantaba un arrullo para hacerla dormir!La anciana recordaba que sus temores por la seguridad de Candy habían comenzado desde muy temprano, cuando ya a los seis años de edad la niña trepaba osadamente a la copa de los árboles y ella se moría de miedo cien veces, temiendo que la pequeña pudiese lastimarse si se caía de las ramas. Conforme el tiempo pasó, la niña creció y dejó el hogar para enfrentar al mundo que más de una vez la había dejado con el corazón roto ¡Cuánto deseaba ella tener el poder de mantener a Candy sana y salva de modo que nada ni nadie la pudiese lastimar nunca más!. . . . . Pero la Señorita Pony sabía que eso era imposible.
Ya ha pasado más de un año desde la última vez que vimos a Candy, Hermana María - dijo la anciana en voz alta pero ninguna respuesta vino del cuarto contiguo -¿Hermana María? ¿Hermana María? - llamó la dama de nuevo, pero entonces se dio cuenta que la Hermana María no estaba en el comedor como había pensado.
La anciana salió de la cocina y en su camino se encontró a un pequeño corriendo en el corredor.¿Has visto a la Hermana María, Brandon?- preguntó la Señorita Pony.
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Reencuentro en el Vortice (Fanfic de Candy Candy)
FanfictionEsta obra fue escrita por Alys Avalos (Mercurio).