Tres semanas después.
Alison da vueltas, nerviosa, una y otra vez en su cama.
Mañana será su primer día de instituto y está como un flan.
En estas tres últimas semanas la chica se ha comunicado con Brad, quien le ha dicho que en su casa se tomaron la noticia fatal, pero que lejos de buscarla, el matrimonio está muy enfadado con la chica.
Brad le pidió que volviera, que pidiera perdón y que dejara atrás todo esa locura.
Pero ella se negó. Si sus padres querían dejarla de lado, muy bien. Cuando vuelva, y les explique todo, está segura de que lo entenderán. Lo sabe.
Aparcando ese tema que, equivocadamente, por el momento no le causa preocupación, pasa a Taylor.
Es cierto: sólo han sido compañeros de piso.
Cuando ella se levanta, él ya se ha ido. Cuando ella sale, aún no ha vuelto, y cuando vuelve, él está a punto de acostarse o aún no ha vuelto.
Lejos de darse por vencida, tiene un plan.
Mañana, como se levantará temprano para ir al instituto (y es que a lo bueno uno se acostumbra pronto y ya se suele levantar tarde), se lo encontrará y conseguirá poder hablar con él por la tarde.
Con ese pensamiento, se duerme satisfecha.
Quiere que sea ya mañana, quiere ver cómo es el instituto. Hace unos días, se dedicó a crearse cuentas en redes sociales. Siempre le ha gustado mucho la fotografía y ha subido algunas fotos muy bonitas. Aunque aún no tiene muchos seguidores, confía en que pronto hará amigos.
Aunque un pensamiento la corroe por dentro: nunca se ha relacionado con gente de su edad de forma tan cotidiana. ¿Cómo irá todo?
Es un miedo natural: el miedo a lo desconocido.
Al día siguiente.
Ali despierta exactamente 10 minutos antes de la hora fijada en el despertador. Ella no lo sabe, pero ya ha empezado su vida como estudiante: el síndrome de despertarte 10 minutos antes (cabe añadir que a los que somos bastante dormilones esas cosas no nos pasan xD).
Nerviosa aún, se levanta y tras hacer la cama (a lo cual tuvo que enseñarle Taylor porque nunca se había tenido que hacer la cama sola) y lavarse la cara y los dientes, abre su armario.
Bien, se dice a sí misma. Inspira, expira, inspira, expira.
Dilema nº 1 de la vida de una adolescente que se acaba de escapar de casa y nunca ha ido al instituto: ¿QUÉ SE PONE EN SU PRIMER DÍA?
¿Falda y blusa? No, ni de broma.
¿Pantalón y camisa blanca? Podría estar bien, pero...
Al final se decide: vaqueros, Converse blancas y camiseta.
Se hace una trenza desde la raíz del pelo, se echa un poco de base más oscura en los pómulos, se pone las lentillas y lista.
Dilema nº 2 de la vida de una adolescente que se acaba de escapar de casa y nunca ha ido al instituto: ¿QUÉ ECHA EN LA CARTERA EL PRIMER DÍA DE INSTITUTO?
Vamos Ali, piensa: ¿qué hacías el primer día del curso con Estela?
No, no le sirve. Ella lo traía todo.
Tres tirones de pelo, cinco suspiros y siete veces de apretar fuertemente los ojos después, se decide por una libreta, el estuche, el móvil, las llaves y el almuerzo.
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Una Princesa en Apuros ©
JugendliteraturAlison Mackenzie es una chica de 16 años que vive en Nueva York, de clase alta y cuyos padres la presionan y la tratan como si estuviesen en el siglo XVII, hasta el punto de comprometerla con un chico que es como su hermano y al cual no quiere de es...