- Hemos empezado con mal pie, me llamo...
- Elisabeth Peter Dallas. - Dijo él.
- ¿Cómo sabes mi nombre?
- Te oí hablar con la secretaria, la morena.
- ¿Y como te llamas, si se puede saber?
- Ya lo averiguarás... - Dijo con intriga.Me fui a ver los horarios de clase, a primera hora tenia Matemáticas, "que bien" (con sarcasmo). Le hice una foto al horario y me lo pasé a ordenador.
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Al entrar a clase, no había nadie.
Me senté y esperé a que sonará el timbre. Este, al sonar, creó una estampida de adolescentes con sus hormonas disparadas hacia sus respectivas aulas.
Cuando toda la clase estaba llena de adolescentes sudorosos, entró el profesor. El Sr. Hadson era bajo, calvo, gordo y cascarabias. Este, era un dibujo animado sacado de un cuento de ogros y monstruos.Se oía la respiración del Sr. Hadson.
Este, empezó a explicar la primera unidad del tema.- Señorita Dallas, digame el resultado de esta operación.
- Es.... - Antes de que pudiera decir la resupesta, se abrió la puerta y pude ver que era mi compañero de habitación.
- Señor Laurence, ¿por qué razón llega usted tarde?
- No se lo puedo decir Sr. Hadson.
- ¡¡¡Salga de mi clase inmediatamente!!!Al terminar la clase, salí corriendo hacia mi compañero de habiatción, que por mi desgracia, no sabía su nombre.
- Ehh!! Tu!! Oye!!! ¿Que fue eso? - Le dije dudosa.
- ¿El que? - Preguntó divertido.
- Ya lo sabes.
- No fue nada.
- ¿¡Me puedes decir tu nombre?!
- De ese modo no se piden las cosas- Dijo divertido.
- (Uno, dos, tres, cuatro...) ¿Me podrías decir tu nombre por favor?
- Mmm... Deja que me lo piense... NO. - Y al decir eso se marchó dejándome sola en el pasillo. No podia creérmelo.Al darme cuenta que estaba completamente sola, dí media vuelta y me fuí a mi habitación.
¿Por qué motivo no quería decirme su nombre?-------------------------------------------
Llamaron a la puerta de mi habitación.
- ¿Sí? - Pregunté.
- ¿Se puede? - Preguntó una voz femenina.
- Claro.
Una chica peliroja de cuerpo delgado, blanca y con pecas, entró, cerró la puerta y se acercó a mi.- Hola! - Dijo la peliroja.
- Hola! - Dije.
- Soy Vanessa Sendall, capitana de las animadoras de este instituto, al equipo y a mi nos gustaría que hicieras las pruebas para entrar en el equipo de animadoras.
- Ahh, yo no soy mucho de hacer saltos y animar al equipo que nos toca.
- Bueno, no pasa nada. Gracias.Al salir de mi habitación, cerré con llave y me fui a dar un paseo por el centro.
Podía sentir el viento chocando en mi cara, el ruido de las hojas rozandose,...
Ví un árbol gigantesco, me acerqué y lo escalé. Todo se veía mejor desde allí arriba, tan limpio, tranquilo, silencioso...
Pasaron 2h desde que me fui a dar el paseo, y aún seguía en ese árbol. Oí que alguien se acercaba y escalaba el mismo árbol donde estaba.- Oh!! Quién eres tu?? - Preguntó una chica rubia con gafas.
- Soy Elisabeth, la chica nueva. ¿Y tu?
- Oh, yo soy Amanda Hill. Creo que te he visto hoy en clase de matemáticas. Encantada.
- Igualmente. - Reímos al unisono y bajamos del árbol.Caminamos hasta llegar al centro. Subimos a la planta de las habitaciones y entramos en la habitación de Amanda.
Al entrar, oí chillar de alegría a su compañera, Sidney.
- ¿Que te sucede? - Preguntó Amanda.
- Esta noche tengo una cita con Jeremy Laurence!!!.
- Sabes que no puedes salir por las noches del centro, está prohibido!
- Lo se, por eso me ayudarás.
- Oh, no. Ni lo sueñes. Tus problemas no son cosa mía.Sidney se fue de la habitación cabreada.
- ¿Que fué eso? - Pregunté.
- Jeremy Laurence es el típico mujeriego del instituto que atrae a todas las chicas.
- Espera! Ese apellido me suena. ¿No será el chico que ha llegado tarde esta mañana en la clase de matemáticas no?
- Si. - Dijo Amanda con una sonrisa de oreja a oreja.
- Noo puede ser!!! Es mi compañero de habitación!! - A Amanda se le abrieron los ojos como platos al oír lo que le dije.
- Si si, lo que oyes!
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Déjame en paz
Teen FictionElisabeth era una chica que no creía en el amor. En cambio, Jeremy era el típico mujeriego que atraía a todas las chicas. ¿Que pasará cuando estos dos caminos se crucen? "-¡Vas a caer rendida a mis pies!- Dice él. - Ni lo sueñes. ¡DÉJAME EN PAZ!-"