Perdidos en la nieve

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Salimos del hotel y nos dirigimos a las pistas. Cuando ya estábamos listos, con las botas puestas, esquís... subimos al telesilla y subimos hasta arriba.

Al bajar del telesillas, nos dirigimos todos a la pista verde, la más fácil de todas para practicar. Una vez terminada la practica, decidimos bajar la pista roja. Primero bajó James, luego Arthur, seguidamente Amanda (que no sabía) y por última Sidney. Cuando estaba bajando, una de mis botas se soltó del esquí y caí dando vueltas, vueltas y más vueltas... Jeremy me vió y bajó lo más rápido hacia mi.
- Beth!!!! Beth!!!!!!- Decía él preocupado.- Escúchame, con una mano agárrate a la nieve!!!
Lo hice. Una vez terminé de dar vueltas, Jeremy se paró delante mío y me cogió en brazos para llevarme fuera de las pistas.
- ¿Te has hecho daño?- Preguntó con preocupación.
- Me duele el tobillo.
- Voy a llamar a Arthur, y le aviso que sigan esquiando, ya me quedaré yo contigo.
- No tienes porq...- Me calló.

Pasaron las horas y no pudimos contactar con nadie. Empezaba a hacer frío, mucho frío. Jeremy me acercó a él y me tapó con su jaqueta.
- Vaya escusa que tienes para quedarte conmigo, jajaja.- Dijo entre caracajadas.
- Ja ja... Me has visto caer, y lo sabes.
- Si si, lo se. Ahora descansa, tenemos para rato.

Pasaron las horas y empezó a oscurecer. Jeremy y yo seguiamos abrazados muertos de frío.

- Jeremy, ¿tienes frío?. - Pregunto tartamudeando.
- Un poco, ¿tienes un mechero?
- No, no fumo. ¿Te vas a poner a fumar ahora?
- Noo, es para hacer fuego. Para que entremos en calor.
- Espera! Aqui tengo uno, por surte la nuestra, mi padre fumaba y se dejó el mechero en este abrigo.
- Muy bien, voy a buscar troncos y ramas.
- Ok.

Una vez hecho el fuego, nos acercamos más para entrar en calor. Jeremy me miró fijamente, cuando me giré, podia ver en sus ojos claros, tristeza y cansancio.
- Si tienes sueño, cierra los ojos, tenemos tiempo hasta que vengan a rescatarnos. -Dije mirándolo a los ojos.
- No puedo dejarte sin protección. Además es oscuro.
- Okey, lo que tu quieras.

Más tarde, unas luces iluminaron nuestras caras. Unas luces cálidas.

- Equipo de rescate! Hagan algun ruido o algo para saber donde estais!
- Aquí!- Chillamos los dos a la vez.
- Muy bien, ahora os pondremos unas mantas para que entreis en calor y seguidamente os bajaremos en unas camillas.- Afirmamos con la cabeza.

Una vez que estábamos tapados y atados en las camillas, el equipo de rescate encendió sus motos de nieve y nos bajaron.
Mientras bajábamos, Jeremy y yo nos miramos, ahora si tenia su mirada de siempre. Alegre y aliviada de cualquier obstaculo.
Por fin volvía a ser el mismo de siempre.
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La mañana siguiente al rescate, Jeremy y yo nos quedamos en el hotel para descansar mientras todos los demás se iban de visita a un museo.

A las 11:00 sonó mi alarma del telefono. Me levanté, me duché, me vestí y bajé al comedor para desayunar. Al entrar, pude ver aun chico alto con el pelo moreno y ojos claros, lentamente me acerqué a él y le puse las manos en los hombros. Jeremy se volteó y pude ver una sonrisa en su rostro.
- ¿Como va tu tobillo?
- Mejor, hoy ya lo puedo mover.
- Me alegro mucho.
- Voy a coger el desayuno. Ahora vuelvo.
- Muy bien, aqui te espero.

Me propuse comer bien, pero, ¿como resistirse a pastelitos, chocolate...? ¡No se puede!

Cogí un croassant normal y un café con leche, una vez terminé de elegir el desayuno me fui a la mesa.
- Ya estoy aqui.- Dije sentándome en la silla.
- Ya te veo, ya. Asi que... cuentame algo más de ti.
- ¿Como que?- Pregunté.
- No lo se, por ejemplo... ¿Que tipi de chicos te gustan?
- ¿Es una indirecta?- Dije divertida.
- Para nada.
- Pues, rubios, con ojos oscuros, bajos... todo lo contrario a ti.- Dije con una sonrisa de oreja a oreja.
- Ja ja, que graciosa.
- Mucho. Bueno, explicame algo de tu vida.
- No hay nada interesante, soy un chico normal.
- Muy bien, ¿de quien has sacado tus ojos?
- De mi padre.
- ¿Y la altura?
- Madre.

- Muy bien, mi turno.- Dijo él.- ¿El caracter?- Preguntó con una sonrisa en la cara.
- De mi madre.
- ¿Los ojos?
- De mi tío.
....

Pasaron las horas muy deprisa. Cuando terminamos de hablar eran las ¡14:30!
Nos lo pasamos muy bien. Aun la clase no habia llegado de la visita al museo.

- ¿Te apetece ir a comer algo?- Pregunté mirando el reloj.
- ¿Es una cita?- Preguntó divertido.
-Como quieras verlo, pero tengo hambre.- Le dije guiñandole el ojo y iendome del hotel.

Espero que os guste:)

Déjame en pazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora