Capítulo 9

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     Aviso : Este capítulo es bastante largo, porque no podré escribir en un tiempo.

                                                                                   *

    Habían pasado cerca de tres semanas desde la última vez que vi a Ayato. No había vuelto a dejarse caer por el estudio a pesar incluso de que él mismo había cerrado en el trato que lo haría cuando quisiese. Tres semanas en las que no he parado de pensar en cómo reaccionó mi cuerpo cuando él estaba cerca. Antes, trataba de ignorarlo, de evitarlo a toda costa, pero esos pensamientos y los recuerdos aparecían siempre. 

     Además, creí que durante los entrenamientos con Shinohara-san y Juuzou, obtendría como extra algo de información. Pero no había sido así del todo. Solo escuché "conejo negro" el primer día de práctica y porque me relató el que fue un buen amigo de mis padres lo que hicieron la noche que Ayato fue herido.

Mis padres.

    Más imágenes que apretaban mi corazón y lo estrujaban como les daba la gana. Lo que Shinohara-san me desveló el primer día de entrenamiento fue un golpe seco y doloroso que no me iba a dejar nunca. Se iba a quedar como una espina clavada en pecho por el resto de mi vida.

*Flashback : tres semanas antes*

  Con la reacción de Ayato en la cabeza atormentándome, llegué a la que fue la antigua academia de la CCG que ahora eran  lugares de prácticas, porque, con el aumento de la demanda de plazas, tuvieron que buscar un lugar más amplio. Shinohara esperaba fuera. Nos saludamos. Él observó desde su altura el maletín blanco con dibujos de flores rojas en las esquinas que había traído.

- ¿Puedo verlo?- dijo. Yo se lo entregué. - Hacía mucho que no veía el quinque de tu madre.

- Yo tampoco. Hacía tiempo que no lo sacaba del apartamento. - Shinohara intentó activarlo, pero no pudo. Lo observó con algo de tristeza y melancolía. Luego, se sentó en el suelo 

- ¿No vamos a entrenar? - pregunté perpleja. Entonces, ¿para qué me había pedido que trajese el quinque de mamá?

 - Primero tengo que contarte algo sobre tu madre. - hizo señales para que me sentase en el suelo a su lado.- si sigues con motivación como para entrenar, lo haremos. - ¿Eh? ¿Si seguía con motivación ha dicho?

- ¿Sobre mamá? - dije, algo asustada por el final de su frase.

- Sí. - entrelazó los dedos de ambas manos. - Como sabes, tu padre pereció junto con la mujer de Mado en el primer encuentro que tuvimos con el búho de un ojo. - yo asentí. Mamá nos lo había contado a Akihiko y a mí cuando éramos pequeños. No quería mentirnos en nada. - Y tu madre lo pasó muy mal en los años posteriores, a pesar de que ascendió hasta investigador de clase especial - volví a asentir. - Pero nunca te contamos cómo murió tu madre, exactamente. No tenías edad, ni tú ni tu hermano, para que os lo relatase.

    Tragué sonoramente. ¿Iba a contarme cómo fue asesinada mi madre? ¿Justo hoy? Mi cabeza iba a explotar dentro de poco por oleadas de sentimientos devastadores, pero era algo que tenía que saber.

- Te había dicho que tu madre fue asesinada por un ghoul que antaño había sido poderoso. Ese ghoul fue semejante a mi Arata, mi quinque de cuerpo entero. Ambos eran Kakujas. Un kakuja es un ghoul cuyo kagune  recubre su cuerpo como una armadura y cuentan con un grandísimo poder. Ese poder era debido a que los ghouls que los portaban no se alimentaban de humanos únicamente. Practicaban el canibalismo. 

-¿Ghouls comiéndose a otros ghouls? ¿Es eso posible?

- Sí. - Shinohara no pronunció palabra en un breve espacio de tiempo. Eso me daba a entender que estaba eligiendo las palabras con las que iba a relatar el "clímax" de esta dolorosa historia. - Pues el ghoul que mató a tu madre no lo hizo "directamente" él.

Palabras de invierno AyatoxReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora