Capítulo 21. Parte II

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Cuando me desperté pude comprobar que estaba en una habitación de hospital. Notaba el olor a limpieza y ese toque característico de los hospitales. Además, notaba un bulto en el brazo, por lo que supuse que tendría una vía puesta. No me gustaban estos sitios, me traían malos recuerdos. Si estabas en un hospital no era para nada bueno.

Giré mi pupila para comprobar una sombra que veía por el rabillo del ojo. La enfermera comprobaba que todo estuviese en orden y no fue hasta que me miró que se dio cuenta de que estaba despierta.

- Oh, _____- chan, ¿cómo te sientes?

- Bien, supongo. - traté de incorporarme y ella me ayudó. Noté un fuerte pinchazo en mi pierna que hizo que arrugara la cara de dolor.

- Te hemos puesto puntos para cerrar la herida y también una transfusión sanguínea, porque habías perdido bastante sangre. - me informó ella.

- Gracias. Oiga, ¿sabe qué ocurrió después? En la fiesta me refiero.

- Eso mejor se lo explica su amigo que le espera fuera. ¿Le digo que pase? - preguntó ella.

- Sí. - contesté yo.

En lo que la enfermera abandonaba la habitación y avisaba a quien quiera que estuviese esperando, yo me eché un rápido vistazo y palpé mi cuerpo. Tenía la mano izquierda vendada pero a parte de eso y la pierna, todo parecía estar en orden. Suspiré. 

Ayato interfirió por mí. Si no hubiera sido por él, no estaría aquí. Entonces sí fue al estudio y leyó mi nota. Para que no me esperase, antes de ir a entrenar dejé pegado en el cristal de la ventana que tenía una fiesta con la gente de la facultad y que llegaría muy tarde. Salí de mis pensamientos cuando escuché cómo se abría la puerta.

- ¿Cómo te encuentras?

- Pues bien - le dije con una amplia sonrisa a Kazuki para que no se sintiese mal por nada.- ¿Cómo acabó el asunto ayer? - pregunté cambiando mi expresión por una más seria.

- Pues que sepamos con certeza, murieron 20 compañeros de nuestra clase, 10 de la otra y 5 senpais. Fue una masacre. Los funerales son esta tarde. - comentó muy afectado Kazuki sin mirarme.

- Lleva flores de mi parte, por favor. Por desgracia no voy a poder asistir. -dirigí mi mirada a mi pierna. Luego volví a mirar a Kazuki. - Pero , ¿tú estás bien, no? ¿Dónde te hicistes eso? - señalé su labio HORRIBLEMENTE inflamado, el corte que tenía en el mismo, y las gasas que tenía en su nariz vendada pero no dijo nada. Lo que yo no sabía era que había sido Ayato el responsable de eso, ya que vio "el incidente" de la fiesta entre mi amigo y yo y le dejó probar, aunque con menos fuerza de lo que le hubiese gustado, su puño en el rostro de mi amigo.

- Sí, gracias a lo que hicistes. Y Joe está algo grave, pero está vivo. Ah, por cierto, todas tus cosas las tiene Shinohara.- Oh, así que así se llamaba el chico que quería una ronda de chupitos más. Y asentí en respuesta a lo último que me comentó. Cuando Kazuki terminó de hablar, miró su reloj. - Hay... Hay algo más que deberías saber.

- ¿El qué? - pregunté. Él no dijo nada, simplemente se levantó a coger el mando de la televisión. La encendió en silencio y empezó a cambiar de canal. - ¿Qué más tengo que saber? - repetí. Me estaba empezando a temer algo malo ante el silencio de mi compañero.

Elevé mis ojos al televisor y los detuve cuando Kazuki cesó en su busca justo en un canal de noticias 24 horas. Me extrañé. ¿Quería que viese el reportaje de la tragedia de la fiesta? Pero si me lo acababa de contar. Le miré. Él me observaba con pesar por el rabillo del ojo, pero no dijo nada, solo se cruzó de brazos y esperó en silencio.

Palabras de invierno AyatoxReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora