Capítulo12

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Narrado por Ayato

Aún no había amanecido, pero yo ya estaba despierto, solo que aún no me había levantado. Tenía los brazos cruzados detrás de mi cabeza y me puse a pensar en todo lo que había pasado en una sola noche. Ayer me dejé llevar por mis estúpidos sentimientos. No estaba cabreado porque esta noche de sexo había sido increíble; pero esto no era propio de mí. ¿Qué me estaba pasando? Mejor dicho, ¿qué me estaba haciendo esta humana? Me siento débil cuando ________ está cerca. Y eso no me gusta.

La razón por la que decidí venir después de tres semanas era que, cuando ella y ese maldito ghoul que olía exactamente igual que el suéter que me había dado la tabarra la última noche que pasé en esta habitación, huyeron al piso de arriba del Anteiku, Nico captó su olor. El de ambos, pero el de un humano que encima es chica, más.

Yamori también, pero se entretuvo destrozándole la cara a ese Kaneki por todo el mostrador de la cafetería, por lo que supuse que no le había dado importancia. Pero no confiaba en Nico. Puede que acabase rastreándola y viniendo a por ella. Preferí venir a asegurarme de que no estaba muerta. Solo que se dio el lujo de hacerme esperar. Tsk. Y luego empezó con esa gilipollez de que podía ser feliz y perdí el juicio. Y acabamos así, desnudos en su cama. Ella, aún dormida, de vez en cuando, se cambiaba de lado y me daba la espalda, dejándome ver la gran mancha blanca que cogía prácticamente toda su espalda.

Era una cicatriz bastante fea.

Como si buscase calor, la chica se pegó más a mí, apoyando su cabeza en mi costado. Noté como algo en mi pecho daba un vuelco. Sentí la necesidad de pasar mi brazo por detrás de su cuello y eso hice para que estuviese más cómoda. Mierda. ¿Ves? Este tipo de cosas se me hacen demasiado raras. Pero aún así, me gustaba. Por eso pasé mis dedos entre su pelo. Quien imaginaría que acabaría así.

Ahora mismo, estaba de cara a mí y podía verle los senos perfectamente y estaban muy cerca. Para colmo, noté cómo se apretaban en mi cuerpo cuando ella pasó su brazo por encima de mi vientre.

Me incorporé. Era mejor que me vaya. Verla desnuda no me sentaba bien. Ni a mí ni a mi amiguito que empezaba a asomar la cabeza otra vez.

No me puedo creer que me haya puesto duro solo con eso.

Sentado desde el borde de la cama, alcancé mi jersey y me lo puse. Continué vistiéndome observándola de vez en cuando.

Una humana, Ayato. Te has encaprichado de una jodida humana.

Cuando revisé que no se me olvidaba nada, salí de allí.

Narrado por __________

Sabía que cuando me despertaría, Ayato se habría marchado. Estaba segura de eso desde el momento previo a caerme dormida. Aún así, tenía la esperanza de que se quedase. Pero eso no iba con él. Ya todo lo de anoche había sido demasiado atípico. Aún así.

Me tragué las ganas de llorar. Eras más fuerte que esto. Ahora tenía otras cosas que hacer antes de que el sol terminase de salir. Me di una ducha rápida, cubrí mi cuerpo con una camisa gris claro, una parka color camel, unos vaqueros ajustados y oscuros y unos zapatos que fuesen cómodos. Adorné mi cuello con un pañuelo, para que no se viesen las manchitas moradas que el ghoul había dejado en mi cuerpo y que delataban los sucesos de la noche pasada y salí del estudio con el quinque de mi madre en la mano.

Para mi mala suerte, coincidí nuevamente con la señora del segundo en el ascensor. Esa maldita vieja me miraba acusadoramente.

- Buenos días, pequeña. - dijo adentrándose en el aparato y pulsó el botón que yo había accionado para dejarme a la entrada del edificio.

Palabras de invierno AyatoxReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora