EPÍLOGO/ POSIBLE INTRO 2ºT

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Un zumbido intenso me sacó de mis sueños. Abrí únicamente un ojo y visualicé, a pesar de la poca visibilidad que tenía porque era muy temprano, mi teléfono móvil vibrando sobre la mesita que emergía de entre las sombras al lado del cabecero de mi cama. Me estaban llamando.

Me incorporé con los ojos aún cerrados y descolgué la llamada mientras bostezaba.

- ¿_________? ¿Eres tú? - dijo una voz femenina al otro lado del aparato.

- Has llamado a mi número de teléfono, así que supongo que sí - volví a bostezar.

- ¿Podrías venir a la central hoy?

- Akira, hoy era mi día libre.- continué hablando mientras frotaba ambos ojos con el dorso de la mano que me quedaba libre.

Taka se removía a mi lado. No quería despertarle, así que bajé el volumen de mi voz. Al final, anoche dormimos ambos en mi cama porque un grupo de adolescentes desbocados hicieron botellón en la calle a la que da la habitación de mi hermano pequeño. Hubiese preferido quedarme con Ayato y más después de lo de anoche. Pero Taka es Taka y no iba a dejarle solo.

- Lo sé, lo siento. Pero es que tienes que venir. No es una opción. Nos llama Arima Kishou.

- ¿Arima? ¿Y para qué nos quiere Arima? - entonces reaccioné y me levanté con cuidado para no despertar a Taka. Traté de ser sigilosa cual felino y parece que lo logré.

- Cierra la puerta al salir . - dijo un Taka somnoliento. Pues no, parece que no lo conseguí.

- Lo siento... - me disculpé mientras cerraba la puerta tras de mí.

Caminé aún algo torpe por el sueño y me senté en el sofá de la sala de estar para continuar hablando con Akira.

- ¿Han encontrado al búho? - murmuré por lo bajo, mientras me rascaba un poco la cabeza y luego intentaba poner orden a mi cabello despeinado.

- No, es sobre otro proyecto, al parecer.

- ¿Otro proyecto?

Entonces, escuché una puerta abrirse y, seguidamente, un bostezo sonoro. Ayato, con los ojos aún cerrados se asomó por el final de la sala en la que yo me encontraba. Con su mano derecha, se colocó mejor la camisa negra que había usado para dormir, pues estaba enredada y su ombligo estaba totalmente destapado. Todavía sin elevar sus párpados, siguió el sonido de mi voz y se dejó caer sobre el sillón en el que yo estaba, colocando su cabeza en mi regazo.

Por fin, abrió un poco los ojos para no cegarse por la claridad de la habitación y yo le dediqué un "Buenos días" mudo para no interrumpir todo lo que Akira me estaba contando al otro lado del aparato. Él leyó mis labios y volvió a bostezar. Con su oído sensible no le era difícil enterarse de lo que parloteaba Akira.

Y por eso los dos dibujamos en nuestros rostros la misma expresión al mismo tiempo con lo último que dijo la hija de Mado.

Programa de quinques y "El ciempiés".

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Dejo el final abierto para, si por un casual la siguiese, continuar a partir de aquí.

¡MICHISISISISISÍSIMAS GRACIAS Y HASTA LA PRÓXIMA! <333




Palabras de invierno AyatoxReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora