La chica morena que abrazó a Natalie vino corriendo arrastrando tras ella a un hombre americano. Se agachó al lado de Kyle, tenía un maletín de cuero y vio como intentaba parar la hemorragia de Natalie.
—La ambulancia está cerca —gritó alguien.
—Resiste —le pidió el hombre a Natalie, mientras presionaba contra la herida.
— ¿Es usted doctor, cierto? —le preguntó Kyle, tragó saliva, intentando ignorar el nudo de su garganta.
—Sí, joven, soy doctor, se lo que hago –rompió la camisa de Natalie, vio el agujero en la parte izquierda—. Esperemos que la bala no esté muy cerca del corazón y no haya perforado un pulmón.
El doctor habló con tristeza. Si tenían suerte, no habrá perforado nada que no pueda ser arreglado, en ese momento escucharon las sirenas de las ambulancias, se detuvo frente a la pensión y bajaron dos paramédicos.
El paramédico tomó el pulso de Natalie, se giró hacia su compañera, esta trajo la camilla con ayuda del conductor y subieron a Natalie.
—Tiene un pulso débil —le dijo el paramédico a su acompañante.
— ¿Puedo ir? —preguntó el doctor.
— ¿Es usted? —El paramédico lo miró.
—Cirujano —respondió el doctor.
—Suba, entonces —subió antes de cerrar la puerta de la ambulancia.
Kyle subió al auto y siguieron la ambulancia de cerca. Rose colocó una mano temblorosa en el hombro de su hijo, con cariño le apretó suavemente. Sabía que este temía por la vida de la mujer que amaba.
—Natalie es muy fuerte, es una guerrera y podrá con esto, incluso con más —le dijo a Kyle apretándole el hombro con cariño.
—Eso espero, mamá —murmuró en voz baja con un deje de tristeza.
Siguieron la ambulancia hasta el hospital, y vieron como Natalie era llevada a la sala de operaciones, les pidieron que aguardaran en la sala de espera, pero tenía miedo de perder a la mujer que ama con todo su ser. La vida de Natalie estaba en las manos de los cirujanos.
Kyle se dirigió a la capilla, donde estaba decorada con flores y se arrodilló.
—Dios mío, estoy aquí para pedirte por Natalie, la mujer que amo, la cual está en este momento en la sala operaciones luchando por su vida —Kyle pausó y miró a Jesucristo en la cruz—. Nunca pensé experimentar un amor, tan grande y puro —parpadeó para alejar las lágrimas que empañaban su vista—, ahora que conseguí a la mujer de mi vida, no quiero perderla porque no lo soportaría.
El dolor que sufría Kyle era inmenso y arrollador, tanto así que sentía que su corazón había sido traspasado con miles de dagas. Sacó el teléfono de su bolsillo y entró en sus redes sociales y posteó: "Entre la vida y la muerte, debate el amor de mi vida, les ruego que pidan a Dios por ella". Apagó el teléfono y lo guardó en su bolsillo.
Regresó a la sala de espera, su mamá estaba sentada en el sofá, abrazando sus rodillas, lo miró con tristeza y palpó a su lado, para que él sentara. Se sentó y apoyó la cabeza en el hombro de su madre.
—Amo a Natalie, mamá, hace 6 meses, no creí poder amar a alguien, aparte de ti y de la abuela —confesó y le sonrió a su madre—, no quiero perderla ahora que la he encontrado.
—Lo sé, mi niño —Kyle dejó que su mamá le peinara el cabello con sus dedos. Cerró los ojos, dando pasos a los recuerdos—. Natalie te ama, ella luchará por ti.
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Una extraña bailarina
RomanceCon solo un vistazo a la verdadera bailarina y Kyle Forlan se quedará prendado, solo debe ver más allá de lo que ven sus ojos, debe verla con su corazón.