La misteriosa rosa azul

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A Natalie le vendaron los ojos con una venda roja antes de salir de la suite. Kyle la tomo de la mano y guio en todo el camino hasta el lugar, la sorpresa sería dentro del hotel, eso la aliviaba un poco. Ella estaba bastante nerviosa sobre cuál sería la dichosa sorpresa. En cuanto llegaron al lugar, le quitaron la venda y enseguida se dio cuenta del pequeño escenario armado en el salón principal del hotel. Había muchas personas.

El corazón de Natalie se aceleró. Y se puso nerviosa, miro su atuendo nuevamente, rectificando su vestuario y estaba vestida con unos leggins negros de algodón, sandalias turquesa, y un jersey largo rosa. Su pelo suelto, un maquillaje suave que constaba de polvo, rubor, rímel y brillo glass. No oculto sus pecas con capas de base, y se veía natural. En ese momento era Natalie, no Victoria.

Miro a Kyle. —¿Qué está pasando? —preguntó desconcertada.

—Natalie —gritaron todos los que estaban al verla.

Ella miro a las chicas y les regalo una pequeña sonrisa, mientras jugaba con su pulsera.

—Bueno, que mejor forma de mostrar quien eres que firmando autógrafos —respondió Kyle con una sonrisa bailando en sus labios.

—Pero… —comenzó ella.

—Pero nada —Kyle la beso en la mejilla.

Natalie firmo autógrafos, eran más de 100 personas, mayormente jóvenes y niños de ambos sexos. Se tomó fotos, estaba casi relajada, ambas cosas no eran difícil de hacer, pero cuando escucho la voz de su novio viniendo del pequeño escenario, se giró y lo encontró sentado en un taburete de madera con una guitarra acústica en su regazo.

La prensa que estaba presente, se enfocó rápidamente en él.

—Dedicare una canción a la dueña de mi corazón, Natalie Enery —anunció y miro hacía donde ella estaba—. Titulada “The mistress of my heart”.

Comenzó a tocar, ella se dio cuenta de que era nueva y su corazón comenzó a latir con fuerza contra sus costillas. Comenzó a cantar con aquella sonrisa que prendía fuego a su cuerpo, los kylarns reían y lloraban felices de ver como la miraba.

Una perfecta sorpresa, pensó Natalie con lágrimas de felicidad corriendo por sus mejillas. Ella hizo su camino a través de la sala hasta que estuvo frente al escenario. Literalmente a menos de un metro de él. Cuando termino la sala irrumpió en silbidos y aplausos. Él le tendió la mano y la ayudo a subir.

—Esta chica no solo baila con el corazón, sino que mi Lie canta como los mismísimos ángeles —le contó Kyle al público.

—Kyle —musito Natalie nerviosa.

Al ver como todos la miraban, se sonrojo.

—Cantales, nena. Muéstrales que puedes llegar a ellos a través de tu voz —le susurró al oído—, hazlo por nosotros.

—Está bien —aceptó a regañadientes, aunque algo conmovida. Ella se sentó en el taburete. Dane se acercó y se puso al lado con la guitarra. Kyle bajo del escenario y se puso entre la multitud pero entre los primeros—. Hola, haré un cover acústico de la canción Accidentally in Love de Counting Crows modificado a mi estilo.

Dane comenzó a tocar, ella se acercó al micrófono y comenzó a cantar. Cerró los ojos y se dejó llevar por una de sus canciones favoritas. Abrió los ojos un momento solo para ver los de Kyle, siguió cantando mirándolo a los ojos. Él sonreía de oreja a oreja.

Saco el micrófono, se levantó y se movió por el escenario bailando. Se agacho y le canto a una niña que lloraba, cuando vio a Natalie cerca, sonrió. Sonrió al público mientras cantaba. Dio un giro suave y miro el techo, después miro al público que tenía enormes sonrisas curveando sus labios.  

Una extraña bailarinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora