Nathan llegó corriendo al hospital apenas se enteró de lo sucedido, con el rostro cubierto por lágrimas y una mirada de dolor miró a su hermana, se acercó y tomó la mano de su gemela entre las suyas. Él sabía que algo andaba mal pero pensaba que su gemela solo había tenido una pelea de pareja, no que estaba en coma por un disparo.
— ¿Por qué no me llamaste? —le reclamó a Kyle.
—No pensé en nada más que ella —respondió apenado Kyle, dándole una mirada de disculpa a su cuñado.
—Yo estaba muy tranquilo en Hawái, mientras mi hermana se debatía entre la vida y la muerte, aún lo hace —miró a su hermana y sintió una enorme punzada en su corazón.
—Quería que disfrutaras de tus navidades —Kyle recordó que aún no terminaban las navidades, estaban a 24 de diciembre.
Esta era la peor navidad de todas con su amada en coma, su cuñado enojado, su madre deprimida y sus fans tristes por él.
—Lie, despierta —suplicó Nathan y se volvió hacía Kyle—. ¿No te han dicho nada?
—No, no hay señal de que pueda despertar, pero no pierdo la fe —le respondió acariciando con el pulgar la mejilla de Natalie.
—No podré soportar perder a mi hermanita, mi gemela —Los ojos se le llenaron de lágrimas, las cuales comenzaron a rodar por sus mejillas—. Lie, te amo. Vamos hermanita, despierta y mírame con tus hermosos ojos azules, recuérdame que tenemos los mismos ojos y que solo soy mayor que tú por tres minutos.
La suplica de Nathan, le llegó al alma a Kyle, aunque él sabía cuánto adoraba y amaba Nathan a Natalie, que eran muy unidos, se contaban todo y siempre parecían saber lo que pensaba el otro con solo verse a los ojos, le sorprendió y conmovió mucho. Kyle ama a sus hermanos, pero sabía que su amor por ellos era pequeño en comparación con la forma en que Nathan no podría vivir sin Natalie y viceversa. Era como si el rompecabezas estuviera incompleto sin uno y ya no funcionaba si faltaba una pieza.
En las redes sociales cada día se hablaba sobre Natalie, sobre Kyle, todo el mundo rezaba por la vida de Natalie. Candy había llamado llorando, diciendo que ella rezaba por Natalie, que esperaba que despertara muy pronto. Los padres de Natalie y sus abuelos, venían a verle a cada momento. Evelyn lloró cuando vio a su hermana mayor, abrazó a su hermana como pudo y le rogó entre lágrimas que no se le ocurriera dejarle porque ella le amaba. Los padres de Natalie que parecían personas frías e insensibles, lloraron abrazados mirando a su hija conectada a todo esos cables.
Lo reconfortaron contándole anécdotas de Natalie con complejo a ser una heroína y a proteger a los que ama, siempre.
Kyle acababa de terminar su concierto en Helsinki, Finlandia hace un rato, se dio una ducha y se sentó a mirar una foto de Natalie, aunque han pasado 4 meses desde que Wayne disparó a Natalie y ella sigue en coma, él aún no pierde la esperanza de que ella despierte.
Mañana iría a Los Ángeles a verla, siempre que podía iba a verla. Anhelaba que ella despertara de su coma para poder besarla, abrazarla fuerte y decirle cuanto le amaba al oído, que ella sonriera en respuesta, era un sueño lejano que parecía que había sucedido hace años. Quería ver esos hermosos ojos azules, Kyle había pasado su cumpleaños borracho, intentando olvidar que la chica que ama seguía en coma. Ese día se quedó dormido con la foto de Natalie en su pecho.
A la mañana siguiente, Kyle se fue a Los Ángeles. Su madre, Nathan y la abuela de Natalie, se quedaron con ella para cuidarla. Él llevaba consigo su guitarra favorita, tenía algo en mente, el viaje al hospital desde el aeropuerto fue corto, en el momento que el chofer se estacionó, se bajó y entro corriendo a la recepción. La recepcionista le sonrió cuando lo vio, igual que las otras enfermeras, las saludó con un ademan de la mano y se dirigió directo al tercer piso donde está la habitación de Natalie. Nathan estaba leyendo un libro en el sofá de la habitación, cuando Kyle entró.
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Una extraña bailarina
RomanceCon solo un vistazo a la verdadera bailarina y Kyle Forlan se quedará prendado, solo debe ver más allá de lo que ven sus ojos, debe verla con su corazón.