Razones profundas

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Cuando Kyle salió no había duda de que se veía feliz, sus ojos brillaban y sus fanáticos se dieron cuenta de ello. Wenny Flynn dio una presentación maravillosa, era aplaudida y vitoreada por todo el público. Natalie bailo con pasión y entrega, aquel momento en camerino le dio el empujón o la razón para hacerlo mucho mejor. Intentar dar más de lo que ella misma podía.    

Wenny invito a Natalie y Kyle por un café. Era mucha más atención de la que Natalie necesitaba, y odiaba ser notada, pero Kyle valía eso y mas. Su corazón ya no quejaba de estar solo, sino de tener demasiado atención. Estaban tomándose el café con mucha calma. Las manos de Kyle se encontraban jugueteando con un mechón de ella.    

—Se ven lindos —comentó Wenny sonriendo.  

—Gracias —Kyle le guiño un ojo y ninguna espero que después el rostro de él se coloreara de rojo.  

Natalie se echó a reír y Wenny se unió a ella, ambas miraban con fijeza al chico. Los paparazzis fotografiaron como locos lo que estaba ocurriendo.  

   

Estaban en Canadá para el concierto de Vancouver. Desde la habitación de Natalie sonaba Mozart. Natalie estaba usando unos shorts de lycra, una blusa blanca de tirantes y  unas zapatillas de ballet, las que ella usaba para bailar algunas veces. Natalie adoraba el ballet, ella lo practicaba cuando era una niña y seguía haciéndolo, se dedicaba a coreografías y ballet clásico. Con la música sonando, ella bailaba y sentía que la melodía se metía bajo su piel.  

Se puso de puntillas agitando con suavidad los brazos. Bajo lentamente y estiró la pierna derecha, se levantó y saltó, miró el techo y comenzó a girar.  La música acabo y ella se dejó caer el suelo de madera con suavidad.   

La respiración la tenía acelerada. Escuchó aplausos, giró para ver a Kyle con unos chicos. Ella sintió su rostro enrojecer de vergüenza. Hace mucho que nadie más que Nathan la bebía bailar ballet con las zapatillas y con aquella pasión que muchas veces ocultaba.   

—Maravillosa —elogió Kyle aplaudiendo. Ella miró detrás de él y se dio cuenta de que las cuatros personas eran Roger McCate, Valentine Fuller, Charlie Dawson y Robert Arlington. Este último ya lo conocía. Los otros tres chicos, la miraban con fascinación—. ¿No es la mejor?

—Lo es —estuvo de acuerdo Roger con una sonrisa preciosa que sacaba a relucir un bonito hoyuelo en su barbilla.  

—¡Dios mío! Eres muy hermosa, incluso más que en fotos. Y mucho más grandiosa de lo que dice Kyle —bromeó Charlie, y se ruborizó.  

—Cada día me sorprendes mas Natalie —dijo Robert ¿Divertido?  

—Gracias, supongo —respondió Natalie dudosa.   

—Amor, ¿Quieres ir con nosotros? —preguntó Kyle, ella sonrió curiosa de a donde quería ir—, vamos a ir a conocer la ciudad y nuestro guía será Charlie —señaló al chico pelirrojo. Los había visto por fotos, antes. Roger tiene el cabello negro, ojos color miel, es alto y musculoso, como un jugador de fútbol americano. Charlie es pelirrojo, tiene ojos verdes, no es tan alto y es delgado. Valentine tiene el cabello castaño, ojos marrones, es alto y algo rellenito. Y Robert, con sus rizos dorados oscuros, ojos azul oscuro, alto y musculoso, pero no tanto como Roger.  

—¿Como debería ir? ¿Abrigada o normal? —preguntó Natalie.  

—Abrigada, cariño —respondió y sacó a sus amigos de la habitación.   

—En unos minutos estoy lista —gritó Natalie y cerró la puerta.  

 

Cuando escucharon la ducha. Roger abrió los brazos en rendición.  —Ella es grandiosa, única y hermosa. Hombre te has ganado la lotería, ella es la chica que todos quieren —dijo Roger.  

Una extraña bailarinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora